Un amor inesperado SEGUNDA TEMPORADA (Sofia y Hugo)

Un mal presagio

La fiesta había terminado, Sofía y Hugo se habían retirado a sus habitaciones.
Los reyes no podían estar más felices de encontrarse juntos.

~Eres la más bella y siempre lo serás mi querida Sofía.

~Y tu eres mi príncipe soñado, que digo mi rey.... Nunca pensé que estuviéramos así algún día.

~¿Porque Sofía?, yo te he amado siempre.

~Porque eres tan perfecto para mi aunque al principio no tanto.

Hugo sonrió y beso la frente de Sofía para después acercarla a su pecho.

~Yo soy el que esta agradecido por tenerte en mi vida. Si algún día me faltaras yo me moriría.

~Hugo yo..... Iré a Kiev unos días, debo hacer una visita a los pueblos más pobres. George me pidió que lo acompañará.

~Me parece una buena idea Sofía. Amo tu gran corazón dispuesto a ayudar siempre.

~Jade vendrá conmigo, ella aún es muy pequeña y no quiero dejarla sola. ¿Podrías encargarte de los gemelos? En especial de Scarlett. No quiero que cause algún problema.

~No te preocupes, se como manejarla. Sonrió Hugo envolviendo sus brazos alrededor de ella.

El rey sentía una gran necesidad de estar junto a ella. Algo lo mantenía inquieto con respecto al viaje. Pero aunque quisiera frenarla sabía que la bondad de Sofía era más grande que cualquier cosa.

A la mañana siguiente la reina subió a su carruaje. Hugo la tomo de la mano sin ganas de soltarla. Sofía noto este acto y le brindo una sonrisa de melancolia.

~Solo será una semana.... Espérame.

Hugo asintió con un gran pesar en su pecho. Aunque no entendía la razón de estos sentimientos muy dentro de él presentía que sus vidas iban a cambiar totalmente.

Sofía arribo a Kiev unas horas más tarde siendo recibida por George. Ambos se dieron un abrazo para después entrar al castillo.

~¡Sofia tanto tiempo sin vernos!, sigues tan hermosa como siempre.

~Te lo agradezco George, también me da gusto verte.

~Y esta pequeña niña debe ser Jade, no la veo desde que nació.

~Un gustó rey George, me complace verlo denuevo. Hablo la pequeña haciendo una reverencia al joven.

George soltó una sonrisa emocionada y llevo a la pequeña con sus pequeños hijos.

Después de haber visitado a Sofía, había adoptado a una pequeña niña del orfanato de Encantia para un año después recibir la noticia de la llegada de un niño a su familia.

Sofía y George recorrieron los pueblos más pobres llevando comida y mantas a los más necesitados.

La gente agradecía a los reyes por su bondad y les deseaban felicidad eterna.
Como los pueblos se encontraban a las afueras de Kiev casi nadie conocía a la reina Lilly por lo que la confundían con Sofía.

Sofía y George se miraban de reojo para después soltar risas discretas.
La reina imaginaba la reacción de Hugo si se encontrará con ella en ese momento.

Hugo por su parte daba vueltas en el despacho real. Aunque el día era ocupado, no podía dejar de ver la foto de Sofía.
Su adorada Sofía.. una semana sin ella era un martirio para él. Si las obligaciones de Albuquerque no lo mantuvieran tan ocupado, la habría acompañado a su viaje.

Axel entro por la puerta encontrando a su hermano con las manos puestas sobre su cara.

~Hermanito.. que vergüenza ¿a tu edad llorando?.

~Me siento muy intranquilo, ¿Y si le pasa algo a Sofia?.

~Se que es la primera vez que se separan desde que se casaron pero no debes exagerar, ella volverá contigo en una semana, a no ser que le guste más Kiev y decida quedarse para siempre.

Hugo levantó la vista tratando de decifrar sus palabras.
El pelirrojo soltó una sonrisa juguetona y su hermano suspiro.

~Solo quiero molestarte hermanito. Sofía jamás te abandonaría. ¡Eso tenlo por seguro!.

Unos días después mientras Sofía y George regresaban al palacio, la reina de Albuquerque comenzó a tener dificultad para respirar, a tal grado de no aguantar más y caer desmayada en los brazos de George.

El joven la cargo hasta llegar al castillo donde un médico la vio enseguida.
Al salir de la habitación el médico mostraba un semblante de tristeza y angustia.

~¿Qué pasa doctor?

~Es mejor que la reina vuelva de inmediato a Albuquerque. Su estado de salud es muy grave y si no se va enseguida no podrá volver a su reino.

George sintió como un frío recorría su cuerpo e inmediatamente corrió a informarle a Hugo.

Rey Hugo.

Es para mí una tristeza escribirle para darle una mala noticia.
Sofía..... Contrajo Neumonía, el doctor dice que es un padecimiento grave si no se atiende de la manera correcta. Aunque a mí me gustaría que se quedará en Kiev el doctor insiste en que viaje ahora antes de que su estado empeore.
Siento mucho lo que pasó. Debió contraer la enfermedad durante nuestras visitas al pueblo.

Atte: George.

Al recibir la carta Hugo se llenó de impotencia lanzando todo lo que tenía a su alcance.
Gracias a esto provocó que todos en el palacio se alarmaran.

~¡Sofia!.
Gritaba sin descanso.
La neumonía era una enfermedad grave en esa época por lo que las probabilidades de recuperación eran casi nulas.

Aunque él sabía que su esposa era muy fuerte, no podía evitar sentir miedo.
¿Quien sabe que malestares tenía? Además le dolía no poder haber estado a su lado. Su pequeña y delicada Sofía estaba sufriendo y nisiquiera podía abrazarla.

Unas horas después cuando la reina llegó al castillo Hugo la tomo en sus brazos hasta acostarla en la cama.

Nadie había querido decirle a Sofía la gravedad de su enfermedad por lo que la reina no sabía lo que le ocurría.

~Hugo creo que estoy embarazada, sonrió la joven tomando la cara de su esposo.

~No es eso Sofía... Tienes un pequeño resfriado.... Mantente en cama y no hagas esfuerzos, el doctor vendrá a verte todos los días.

~Pero Hugo, no puedo mantenerme en cama, ¡El pueblo me necesita!.

~Yo me encargaré de todo. Para mí tu salud es lo más importante. Sonrió dejando un beso en la frente de su amada.

Al salir de la habitación el doctor indico que no podía dormir en la misma habitación que la reina, era necesario que ella se encontrará sola para que pudiera recuperarse con facilidad.

Hugo asintió y mudo sus cosas a una habitación cercana. Sofía no entendía que estaba ocurriendo pero Hugo trataba de animarla diciendo que era por el bien de su salud.