Después de ayudar a los Moon regresamos a casa. Mamá estaba perdida en sus pensamientos y definitivamente nada emocionada de su regreso, cuando papá llegó nos pusimos a cenar.
—¿Sabes que los Moon están de regreso? –dijo mamá y papá se puso recto y tenso.
—¿Si? –dijo con aparente desdén.
—Si, y parece que se quedaran mucho tiempo –reafirmó mamá, —Y Edward, el hijo, estudiará en la misma preparatoria que Luke y Camila.
—Eso esta bien –dijo sin emoción alguna y fue el fin de la conversación. Luke y yo nos miramos extrañados por el incomodo momento pero nadie dijo nada más sobre el tema.
—Oh, mamá, necesito tu ayuda para una tarea –dije recordando y me miró confundida —tengo que hacer un escrito, 3000 palabras hablando sobre mi infancia –dije y miró a papá ¿asustada?
—¿Qué sobre tu infancia? –preguntó él.
—No lo sé, mis gustos, aficiones, accidentes.
—No tuviste accidentes –dijo mamá a prisa y papá tomó su mano.
—¿Para cuando tienes que entregarla? –preguntó papá.
—En unas semanas, él nos lo dirá, pero es mejor tenerla hecha ¿no? –papá asintió y siguió comiendo.
—Cuando podamos nos sentaremos a hablar sobre eso ¿de acuerdo? –asentí y terminé de cenar, Luke y yo tuvimos que recoger, lo miré y recordé lo que había pasado en la cafetería, terminé de acomodar los trastes y lo miré.
—Perdón por lo de hoy –dije y me miró confundido, —por avergonzarte con tus amigos –expliqué y su ceño se frunció aún más, —vi lo que paso cuando llegaste, lo que te dijo él chico –aseguré y sonrió.
—¿Qué crees que me dijo?
—No lo sé, pero tu te molestaste, eres mi hermano, tal vez dijeron algo ofensivo –dije y sonrió.
—¿Quieres saber lo que me dijo? –negué y suspiró, —él dijo, "esta buena ¿verdad?" obviamente no me agradó, soy tu hermano, no es uno de mis deseos escuchar a los chicos hablar así sobre ti –dijo y reí, —no me avergüenzas Cami, si pudiera elegir a mi hermana de nuevo, serías tú, sin duda –aseguró y lo abracé con fuerza.
—Te quiero –murmuré.
—Lo sé, también te quiero –dijo y sonreí, después de nuestra demostración de cariño nos fuimos a la cama, quedé dormida en el momento en que mi cabeza tocó la almohada.
La niña estaba corriendo en el jardín feliz.
—hola –murmuré acercándome.
—hola –respondió aún de espaldas a mi.
—¿Cómo te llamas? –pregunté y ella comenzó a girarse, unos pasos fuertes se escucharon.
—Alguien viene –murmuró y corrí detrás de un poste cercano.
—Hola cariño –dijo una voz masculina ronca, de un hombre mayor, la niña no respondió, traté de moverme para ver la escena pero me fue imposible, —¿Cómo te llamas? –preguntó él y la niña guardo silencio, —contesta... cariño –murmuró de nuevo él con voz dura.
—Mamá me dijo que jamás hable con extraños –respondió ella.
—Pero no soy extraño, mírame –dijo y ladeé mi cabeza para intentar verlo pero nada, —que linda muñeca, ¿te gustan las muñecas? –preguntó él.
