14.

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—¿aquí vives?- pregunté abriendo mis ojos ante la enorme casa frente a mi, lo escuché suspirar y lo miré, —perdón, es solo que… es más grande de lo que esperaba- murmuré, y era verdad, a pesar de estar consciente de todo el dinero que poseía no esperaba esa casa

—Demasiado cierto?- preguntó encogiéndose de hombros, —y más si tenemos en cuenta que solo somos mamá y yo- agregó y llevé mi mano a su hombro, —¿quieres entrar ahora?- asentí y sonrió, comenzamos a caminar hacía la entrada, antes de que la llave entrara en la cerradura la puerta se abrió

—¡Hola!- dijo una mujer de cabello rubio y ojos hermosos como los de Alex

—Señora Willes, buenas tardes- murmuré y sonrió

—Solo dime Rosie cariño, ¿tú eres camila?- asentí y sonrió de nuevo, —eres más hermosa de lo que Alex me había dicho- murmuró y miré a Alex quien estaba rojo, reí bajito y regresé mi mirada a La mujer, —Pasen, pasen- murmuró haciéndose a un lado, Alex me hizo una seña para que entrara primero y él paso detrás de mi, estuvimos una hora hablando sobre trivialidades en donde Rosie me agradeció lo que había hecho por su hijo

—En realidad no he hecho nada que no haya podido hacer solo- admití y sonrió mirando a su hijo, él tomo su mano y la besó, sonreí tratando de evitar dejar salir algún sonido estúpido y suspiré

—Vamos al comedor- murmuró su madre poniéndose de pie y la seguí feliz pues mi estomago exigía ser alimentado, la comida pasó entre bromas y pequeñas burlas hacía el sonrojo en las mejillas de Alex cuando su madre me contaba algo de lo que él le había contado sobre mi

—La próxima vez recordaré decirte, “Madre, esto no lo tiene que saber ella” -dijo Alex con tono divertido

—¿Qué hay de malo en eso hijo?, no es mentira, ella es hermosa- dijo su mamá y ahora fue mi turno de sonrojarme, —¡iré por el postre!- dijo su mamá y sonreí, la hermosa mujer se puso de pie y desapareció de nuestras vistas

—¡tu madre es encantadora!- murmuré a Alex y sonrió

—Ella te adora- dijo y sonreí

—Me alegra escuchar eso porque después de probar su comida no creo poder dejar de venir- bromeé y reímos

—Llevare los platos sucios a la lavavajillas- señaló y se puso de pie, hice lo mismo pero negó, tomó mi plato y se giró desapareciendo por donde su mamá se había ido antes, suspiré y me dejé caer maldiciendo al recordar traer mi celular en mi bolsa del pantalón trasera, lo saqué y no respondía a mi tacto, carajo, entonces recordé que lo había apagado, al encenderlo mis ojos se abrieron con sorpresa, 17 llamas perdidas de el mismo numero, Edward, estaba por mandarle un texto cuando llamo de nuevo

—¿Ed?- pregunté, —¿estas bien?

—¿interrumpí algo?- preguntó entre dientes

—¿Qué?- dije sin estar segura de haber entendido

—No sé, ¿una sesión intensa de besos?- murmuró

—¿estas borracho?-

—¿estas teniendo sexo con Alexis?

—¿Cuanto has tomado?- pregunté

—voy a nadar- murmuró, —desnudo- agregó con voz baja, —¿él esta desnudo Mila?- preguntó y fruncí mi ceño, —me estoy quitando la camisa…- canturreó y negué, —ahora siguen los pantalones- aseguró y escuché un golpe, —¡CARAJO!-gruñó, —¿Por qué te fuiste Mila?- gritó y mis ojos se abrieron

—¿Ed estas bien?- pregunté con preocupación, miré mi celular al no escuchar ruido y la pila se había terminado, mierda, mierda, mierda, caminé hacía la cocina donde Alex y su mamá se encontraban

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