Se quedaron ahí reflexionando.
Un montón de frases que habían salido de su boca volvieron a ella, como el karma, para hacerle arrepentir ¿Capaz él la había escuchado? ¿Había herido sus sentimientos de alguna forma?
- Pf- se palmeó la frente la elfo -Debí suponerlo, estaba demasiado pálido- se levantó abrupta de la silla, dejando atónita a la humana -Tendré que ir a buscarlo, le puede hacer mal esta desnutrición tan repentina-.
- Deja que yo vaya- la interrumpió Gardienne, poniéndose en su camino.
- ¿Por qué quieres ir?- cuestionó posando las manos en su cintura.
- Por nada en concreto- respondió y se fue cerrando la puerta tras de si.
A trotes fue hasta la cantina, donde esperaba encontrarle, pero no había ni rastro. Allí solo se encontraba Karenn charlando con Alajéa. Sin tacto se acercó interrumpiendo.
- ¿Sabés dónde está Nevra?- preguntó observando bien a la vampireza.
- Estaba cansado, y dijo que se recostaría en su cuarto- apenas recibió la respuesta se dispuso a ir, pero Karenn la tomó del top y la obligó a detenerse -No te recomiendo que lo visites ahora-.
- ¿Por qué?-.
- Ehh, no, no está de muy buen humor que digamos- cada cosa que decían le hacía parecer a lo que sospechaba con Eweleïn. Tendría que confirmarlo.
- Nevra... no está muy bien de salud ¿verdad?- preguntó un poco nerviosa. Karenn se removió un poco en el lugar, se miraron con complicidad, sus ojos verdes le decían claramente "Sé que sabes, pero no estoy muy segura, y de cualquier forma si te digo mi hermano me va a asesinar" a lo que Gardienne respondió "Si me estás corroborando mis suposiciones y no me lo quieres decir da igual, solo dime en tacto que sí y me arreglo yo con el resto". Alajéa miraba a ambas confusa, Karenn dijo mirando "Soy la única persona que lo sabe, no quiero que me persiga con un rosario por el cuartel" ella clavó sus ojos morados de forma suplicante, pero a su vez amenazadora "Soy yo, o viene a buscarte Eweleïn" extorsión pura, pensó la vampireza.
- Bueno, sí. No deja de robarme suplementos- admitió finalmente. Gardienne chasqueó los dedos, lo sabía. Se fue corriendo hasta la habitación de Nevra, ahí frente recuperó el aliento, se había apresurado demasiado. Luego recalculó, iba a ser la primera vez que estaría en su cuarto, despabiló al instante, no era momento para pensar en aquello. Tocó la puerta.
- ¿Quién es?- dijo del otro lado ronco.
- Gardienne- respondió. Luego escuchó unos ruidos de tela rozar, pasos apresurados que iban de un lado a otro de la habitación. Ella esperaba ahí tratando de imaginar que le tomaba tanto tiempo, pasaban personas por el pasillo, y ella saludaba incómoda, para luego devolver la mirada a alguna grieta o mancha de humedad en el techo.
- Pasa- finalmente dio permiso, ella entró un poco titubeante observando al piso. Cuando fue elevando la mirada, ante ella se formaba la figura de la espalda desnuda del vampiro, que iba apareciendo lentamente a medida de que su musculosa a cuerpo se iba subiendo, pues él justo se estaba desvistiendo, volteó tranquilo y puso su mejor (y mal actuada) cara de sorpresa.
- Lo hiciste apropósito- lo acusó la humana, sin parar de observarlo.
- ¿Eh? Yo justo me estaba por cambiar y entraste-.
- Dijiste que pase-.
- Pero no estaba listo-.
- ¡Estuviste media hora hasta que me dejaste pasar!- su musculosa ya no cubría sus omóplatos- ¡Y ya deja de desvestirte!- ordenó mientras lo apuntaba, él divertido volvió a ponérsela.
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Me haces feliz. (Nevra)
RomanceNevra gusta de pasar de cuello a cuello, cama a cama. Su vida es así, su belleza se lo permite. Pero desde que llegó Gardienne, la humana, recurría a esos pasatiempos con menos frecuencia, ella era aún más atractiva, cuya sangre sabía que era del...