Los días siguieron corriendo, ahora Gardienne intentaba acostumbrarse a sus nuevas actividades de la guardia.
Allí se encontraba ella, en una pelea de cuerpo a cuerpo con su nuevo jefe, llevaban ya diez minutos que le estaban haciendo doler todo, le resignaba no poder luchar contra la fuerza de Valkyon. Hasta ahora siempre habían sido trabajos de resistencia y fuerza, peleas con chicas de su porte o tal vez un poco más grandes, pero dentro de todo lo normal. Los entrenamientos los sobrellevaba bien, aunque algunas veces unos atisbos de huída heredados de la guardia sombra se le salían como tics ante una situación de presión. A pesar de todos sus nuevos moretones, y vendas como pulseras, disfrutaba de aquello, se sentía en su salsa.
Observó a su líder, apenas cansado, parecía que iba a volver a taclearla, no creía poder resistir. Entonces la atacó, con dificultad pudo esquivarlo rodando por el piso, a tropezones se levantó para retomar la guardia, pero al apenas rehacer su campo visual él ya estaba encima. La elevó fácilmente, y la cargó como saco de papas.
- Pon más resistencia Gardienne, así como estás, te secuestrarían fácilmente- le dijo mientras comenzaba a caminar, ella empezó a patear y dar manotazos a su espalda, que poco efecto tenían, él desaprobó aquello negando con la cabeza -sé más astuta, si llego a la puerta habrás perdido oficialmente-.
Ella tiró de su cabellera blanca, para solo recibir unos gruñidos en respuesta. Luego pensó mientras seguía haciendo molestias, revisó todos por donde su piel estuviera expuesta, pero en aquella posición era complicado. Finalmente, hizo lo posible para enderezarse, así acercarse al rostro de él, donde ejerció fuerza en los puntos de presión debajo de las orejas detrás de la mandíbula. Otro breve alarido, pero no cedía, observó hacia atrás, podía ver la puerta del C.G.. Intentó con apretar fuertemente debajo de sus labios, pero también un leve gruñido y nada más. Suspiró, no quería utilizar aquello porque hasta a ella misma le daba impresión hacerlo. Acercó sus manos a su rostro, exponiendo los pulgares. Él vio venir la estrategia, por lo que comenzó a complicarle más la situación. Después de bastantes forcejeos violentos, pudo apretar feroz en sus ojos, en breves segundos la soltó. Le dio vértigo caer, pero llegó al piso sana, (no sin sentir como la sangre le bajaba de golpe a los pies), como buena ex-sombra le robó un cuchillo de madera que llevaba colgado en el pantalón, desde la espalda golpeó con todas sus fuerzas su cintura, haciéndole ceder un poco, y pateó su corva para hacerle caer. A penas tocó el suelo se le encimó, bloqueando la movilidad del brazo izquierdo con su rodilla, y con el filo inexistente del cuchillo presionó en su nuca.
Respiraba profundamente mientras el sudor le corría por la cara.
- Bien hecho- le felicitó satisfecho, finalmente ella se relajó acostándose en el piso. Él se levantó estirándose, mientras se sobaba la espalda -¿Necesitas ayuda? ¿Te duele algo?-.
- No, estoy bien. Solo necesito respirar- contestó mientras le quitaba importancia con un gesto de mano.
- Entonces, volveré con el resto- dijo, para luego irse.
Unos minutos después decidió levantarse, con dificultad, pues su cabeza pesaba. Hacia unos días que tenía leves mareos al despertar, el entrenamiento la tenía agotada.
Nevra estaba dando vueltas dentro de las instalaciones, caminando por el pasillo de las guardias, sintió un olor particular y delicioso. Sabiendo de que trataba, se acercó trotando hasta la sala de las puertas, allí su humana entraba transpirada, con gran sonrojo en su rostro, despeinada, y algunos rasguños. Una de las cosas buenas de su cambio fue poder ver ese goce de espectáculo seguido.
- Hola preciosa ¿Ya te han dicho que te ves muy sensual con esas pintas?- se le acercó guiñándole el ojo (o parpadeando, nunca sabremos), ella desconcertada lo miró, corriéndose el cabello de la cara.
- Ah...- suspiró todavía agitada- hola Nevra, sí, sí me lo han dicho, fuiste tú hace tres días-.
- ¿Valky te hizo sudar?-.
- Sí, bastante. Hoy me ha tocado pelear con él, estuve bastante tiempo intentando no ceder, inclusive...- mientras iba relatando, su cabeza empezó a ladearse, extrañado el vampiro se la sostuvo-...oh, ¿Qué rayos?- dijo ella tomando su cabeza enderezándola.
- ¿Te has lastimado algún musculo del cuello? Sabes que todavía debe estar resentido- le preguntó preocupado.
- Puede ser, hoy fue un entrenamiento un poco fiera- concordó sobando su cuello.
- Ve a ver a Ewe mejor-.
- Primero iré a bañarme- dijo avanzando, abrazándola de la cintura la detuvo.
- Si te llegas a caer, y después no puedes levantarte por tu cabezota, seré el primero en ir a rescatarte- le dijo elevando las cejas, ella tomó su mano para liberarse de su agarre, y camino tranquila hasta enfermería.
Allí, Eweleïn inspeccionó su cuello, no parecían haber futuros moretones todavía. Sin embargo aprovechó para aplicarle otro poco de loción para esas leves marcas bajo las vendas de su cuello, que todavía persistían.
De pronto abren la puerta.
- Oh, Miiko, ¿Qué necesitas?- preguntó la enfermera.
- No he tenido los síntomas- le contestó.
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Me haces feliz. (Nevra)
RomanceNevra gusta de pasar de cuello a cuello, cama a cama. Su vida es así, su belleza se lo permite. Pero desde que llegó Gardienne, la humana, recurría a esos pasatiempos con menos frecuencia, ella era aún más atractiva, cuya sangre sabía que era del...