Capítulo 18

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 Se despertó de repente, con toda la adrenalina en la cabeza, observó a ambos intrusos en su casa, fue a por Gardienne porque lucía más débil. 

Ante la sorpresa, en ella solo actuaron los reflejos, a penas lo vio encimarse le encestó un golpe que lo dejó inconsciente.

- ¿Has pensado en unirte a Obsidiana?- preguntó Valkyon mientras revisaba al tipejo.

- Cada día-. 

Valkyon tomó al cuerpo, y Gardienne las bolsas, para volver al C.G.


 Al llegar, en la entrada les esperaban Eweleïn junto a los tres que la acompañaron en el sueño, todavía somnolientos. 

- Supongo que les fue de maravilla- comentó Ezarel, tenía las mejillas sonrosadas. Ella miró instintivamente a Nevra quién se encogió de hombros con inocencia. 

- Te has perdido el mazazo que le ha dado Gardienne- presumió apuntándola con su cabeza, ella se sonrojó ante el halago. 

- Sin duda le ha dejado K.O.- dijo Eweleïn mientras inspeccionaba al hombre - Pueden llevarle a la prisión-.

  En ese momento Nevra recibió la bolsa con los objetos confiscados, y ella se fue tras Valkyon. 

Y pues nada, él fue hasta la sala de alquimia a dejar los cosas, para luego revisarlas junto con Miiko y el elfo, mientras sacaba los artilugios, se quedó procesando.

¿Qué había sido eso?

Gardienne le dejó el paquete como cual tía le devuelve el hijo a su madre, para irse corriendo tras el líder obsidiana. Decidió no prestarle mucha atención al tema, imaginaciones suyas debieron ser. 


Se encontraban inspeccionando los objetos junto a los susodichos. Hasta que finalmente ambos entran.

- Ya está en su lugar- aclaró Valkyon -los guardias nos avisarán cuando despierte-.

- Vamos a volver a tener otra charla preciosa- dijo sonriente Ezarel.

- No, ahora me toca a mí- se quejó de inmediato Nevra, se miraron mal unos cuantos segundos, para luego ignorarse. 

- ¿Lograron sacarle más información?- preguntó Gardienne, el elfo se sentó en el suelo suspirando.

- No mucho, se llama Camilo, tiene veintisiete años...- contó con sus largos dedos sin mucha importancia- y según él, es un humano-.

Hicieron silencio en la sala.

- Olía como uno, pero... pensé que eran imaginaciones mías- aportó el vampiro sobándose la barbilla, la miró a Miiko, ella lucía desconcertada, procesando toda la información en su cabeza.

- De cualquier forma, solo nos resta esperar a que despierte. Las conjeturas no aportarán en nada- dijo ella golpeando el piso con su bastón, se retiró del lugar consternada. 

  Luego de un rato en silencio, Ezarel empezó a echarlos de su lugar sagrado. Cryllis después de una reverencia salió rumbo al bosque, quedando en el medio de la sala de las puertas Nevra, Valkyon y Gardienne. Ella observó con complicidad al peliblanco, para luego indicarle con la palma que mejor esperase.

 Pasó el día hasta de nuevo el anochecer, la humana se encontraba inquieta cenando junto a Ykhar y Karenn, observando al vampiro, midiendo cada uno de sus movimientos. Ambas compañeras se miraban entre sí, con aires de "Si las miradas pudieran matar...".

 A penas él se levantó, lo persiguió.

 Se adentraron en el pasillo de las guardias, no había un alma.

- ¿En qué te puedo ayudar?- dijo Nevra dándose vuelta de prepo, lo cual la tomó desprevenida. Balbuceó un poco torpe, no sabía como abordar el tema. Él suspiró sabiendo que le preguntaría -Estuviste hablando con Valkyon ¿no?- ella asintió, lo suponía, aquella acción hoy temprano era sospechosa.

- Él dijo que si tú no tenías problema, podríamos ir los tres a hablarlo con Miiko-.

- ¿Estás segura? Al fin te has amistado con los de la guardia- ella dudó un poco, no podía negarlo, pero ella debía hacer algo con lo que se sintiera cómoda. Tomó aire, y respondió:

- Sí- muy decidida, le clavó la mirada. Él le sonrió fingidamente, y se le acercó para revolotear su cabello.

- Entonces no hay problema, como si le pudiera decir que no a mi humana preferida <3- pasó su brazo por encima de su cuello, para luego darle un beso en la sien. Ella usó su poder de voluntad para no ponerse nerviosa.

- ¿De verdad?- quiso estar segura.

- Sí- la reconfortó, la observó un largo rato de forma incitadora. Finalmente ella se safó de su abrazo aunque le agradara aquel calor envolvente, y se fue a dormir.

 Nevra quedó en el medio del pasillo mirando a la nada pensativo. Ya no iba a poder usar los entrenamientos como excusa, ya no iba a poder verla cuando quisiera, ya no habría justificación para estar a cargo de ella, y tenerla siempre bajo su ojo. ¿Ahora qué?

- Oh, estás aquí- se dio vuelta para encontrarse con Ezarel -te buscaba-.

- ¿Qué necesitas?-.

- Él tipejo despertó-.

  




Me haces feliz. (Nevra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora