Aunque ese beso no le desagradase, seguía prefiriendo a los hombres más delgados, pálidos, y tal vez tuertos.
No tuvo mucho que opinar, o que oponer, no le dio tiempo ni a desearle los buenos días, en un microsegundo ya estaba sobre ella besándola. Petrificada en el lugar, se quedaron unos segundos. Luego él se separó, la observó un poco incómodo, tomó su muñeca y la llevó consigo hasta la enfermería.
Abrió la puerta un poco brusco, y la cerró tras de sí. Eweleïn, quién se encontraba medio tendida sobre el escritorio, levantó lagañosa su cabeza para poder ver quién osaba a irrumpir su sueño. Sus ojos se pusieron como platos y se limpió la saliva seca que tenía en la comisura de sus labios.
- ¿Qué significa esto?- preguntó aturdida, Valkyon se precipitó hacia las ventanas, a asegurarse de que estaban con tranca, la elfo le siguió con la mirada cuestionando cada vez más.
- No lo sé, pero mis ojos no me engañan, y los tuyos tampoco- respondió finalmente. Ella sobándose la barbilla, miró con el ceño fruncido a Gardienne, quién todavía estaba en un pequeño shock. Despabiló al sentir su pesada mirada.
- ¿Qué? ¿Qué pasa? no entiendo ¿Qué hay de malo en mí?- preguntó asustada.
- No hay nada malo, casi se podría decir que es algo bueno- le contestó la enfermera.
- ¿Qué? ¿Qué es?- Ewe tomó su brazo, y la acercó a un espejo cercano.
Allí, a medida que su mirada avanzaba, y contemplaba su propia figura, en su cabeza, revoloteando entre sus cabellos, se encontraban un par de alas, acompañadas de unos pequeños cuernitos. En los costados de sus brazos y piernas, un extraño escamaje de colores se relucía.
Cuando volteó a ver a su amiga, ella le robó un beso.
- Es el ritual- se excusó encogiéndose de hombros un poco apenada.
- Yo no entiendos- aclaró más confusa.
- Eres la portadora del Cristal- (después de tanta tensión) le dijo finalmente Leïn. Gardienne intentó procesar aquella información.
- ¿Por qué yo?- ambos se encogieron de hombros.
- ¿Por qué me han besado?-.
- No cualquiera puede tocar a la portadora, mucho menos si contiene deseos impuros que puedan dañar la castidad del Cristal. Pero por razones de seguridad, según la tradición, se admiten dos personas capaces de tocar al portador. Primero que nadie, yo que soy la médico- posó su mano en su pecho y con la otra mano señaló con la palma a Valkyon- y segundo el guardián-.
La humana asintió empezando a comprender tras a breve introducción.
Por siguiente fueron hasta la sala del Cristal, donde ambas amigas de la infancia, Miiko y HuangHua, se encontraban discutiendo con expresiones de desahucia en sus rostros. La oreja izquierda de la líder se tenso hacia donde venían los pasos que oía.
- En este momento estamos ocupadas- dijo con un bozarrón mientras se daba vuelta. Pero en cuanto los miró detenidamente, la boca se le cayó al piso. Por otro lado, la morena se sonrió a si misma, haciendo círculos en su frente.
- No sé como no lo supuse antes- se dijo la fénix. Cuando la mujer zorro se recompuso, suspiró aliviada.
Había un largo trabajo que hacer.
Él todavía seguía recuperándose del bajo en nutrientes que tuvo, esos últimos días siempre se despertaba por la tarde. Cuando se asomó por la puerta, había todo un escándalo afuera, los murmullos eran tales que se oían como gritos de tribuna. Volvió a entrar, para posar frente a su espejo, acomodar su cabello, limpiar un poco sus lagañas y practicar un poco su sonrisa seductora.
Se aventuró al pasillo, para casi al instante encontrar a su hermana, ella lo observó detenidamente, con los ojos brillosos, de emoción por el chisme nuevo.
- ¿De qué me perdí?- empezó a querer chismear Nevra, ella le indicó que se acercara, se agachó con gusto, y ella le susurró al oído.
- Gardienne es la portadora del Cristal- se separó de inmediato para poder la cara de impacto de su hermano, pero él no le dio el gusto, pues de dos zancadas ya la había dejado atrás a más de dos metros de distancia.
Entró rápidamente a la sala del Cristal para exigir explicaciones a Miiko.
En cuando la luz del Cristal dejó de encandilar su único ojo, se fue formando ante él una figura esbelta que bien conocía, oculta por un largo y majestuoso vestido al buen estilo griego. Un velo blanco y transparente intentaba ocultar su bello rostro. Pero más aún, unas imponentes alas aleteaban en su cabeza, resguardando unos pequeños cuernitos.
Se acercó trotando, se sentía invadido por un cosquilleo en el pecho, pero su vez, en el guardaba temor.
Gardienne al sentir los pasos a sus espaldas, vio acercarse al vampiro. Dejó de aletear, por lo que el peso de aquellas alas empezaron a aplicarle más poder a la fuerza de gravedad. Se fue ladeando hacia un lado. Nevra tuvo intenciones de sostenerla, pero, Valkyon se lo impidió al adelantarse. Finalmente la falsa ceguera del líder sombra se dispersó, dejando ver al resto de personas dentro de la sala.
- Llegas justo a tiempo- le dice la líder -estábamos por hablar sobre el caso- con un poco de celos bien disimulados, se acomodó al lado de su humana, sin invadir su espacio personal- Bueno, el problema o no, aquí es que por alguna razón Gardienne ha sido elegida para portar el alma del Cristal, lo cual es bastante inusual-.
- Yo creo que esto reafirma la relación de ella con el Cristal, como la primera vez que ella llegó, y el Óraculo se hizo presente, y la señaló- empezó Ezarel, quién parecía que hace rato tenía la situación en su cabeza dando vueltas- además, esto estaría relacionando a su capacidad para andar libremente en el campo astral de los sueños sin necesidad de hechizos-.
- También he notado que parece ahogarse con el mismo aire, como si el mismo Maaná le pesara- aporto Valkyon algo que ni ella misma se había dado cuenta.
- Yo también me percaté de ello- concordó Nevra con su compañero. La humana nunca pensó que ellos estuvieran atentos a esos detalles.
- Eso nos estaría dando una buena pista sobre sus orígenes- dijo Leiftan sobándose de la mejilla. Por alguna razón ella sintió un gran odio hacía él por un microsegundo, como un dejavú que vino y fue volando. Pero enseguida le siguió dedicando una mirada dulce.
- ¿Mis orígenes?- se dijo para si misma reflexionando, recordando el día en que se enteró que no era completamente humana...
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Me haces feliz. (Nevra)
RomanceNevra gusta de pasar de cuello a cuello, cama a cama. Su vida es así, su belleza se lo permite. Pero desde que llegó Gardienne, la humana, recurría a esos pasatiempos con menos frecuencia, ella era aún más atractiva, cuya sangre sabía que era del...