Sí, había pasado un hermoso rato con las chicas.
Para animarla, se habían juntado para hacer una especie de picnic en el acantilado que da la vista al mar. La brisa con olor a marisco era muy tibia y suave. Allí se encontraban Ykhar, Karenn y Alajéa, lastimosamente no se encontraba Eweleïn ya que tenía que hacerse cargo de su puesto.
Pero a fin de cuentas, conversaron a gusto, intentaron animarla y lo consiguieron.
Para sus malas ya había anochecido, su rostro ensombreció al encontrarse de nuevo frente a su cuarto, oscuro, con la cama amenazante en el medio.
Se adentró y dejó la taza de café cargado que se había preparado sobre la mesita, recogió un libro que tenía a medias y comenzó a leer.
Observó la luna a través de su ventana, no había pasado mucho tiempo. El sueño le ganaba.
Se hizo bolita en el sofá.
Cuando estaba por caer dormida, tocan la puerta.
- ¿Quién es?- dijo somnolienta, levantándose a duras penas.
- Nevra- le abrió la puerta, y le quedó observando - ¿Entonces me invitas? Te prometo la mejor pijamada, querida- pidió permiso haciendo una pose femenina. Gardienne se rió.
- Ven, pasa- le dejó entrar. Se adentró, pensando ¿Bueno, ahora qué?
- ¿Consigues no dormir?- preguntó mientras se sentaba en el sillón. Ella se arrojó a su lado, y negó.
- Eso intento- se sobó los ojos cansada. Él acarició su cabello.
- ¿Has intentado hacer micro-siestas?- propuso.
- Si lo hago no volveré a despertar, no quiero dormir bajo ningún motivo- dijo casi refunfuñeando.
- No parece que vayas a durar mucho- dijo corriendo un mechón de su rostro.
- Ni pirici qui viyis i dirir michi- le burló, la falta de sueño le comenzaba a irritar. Nevra bufó con paciencia, y a la vez comprensión. La envolvió en sus brazos, enseguida el calor de su cuerpo la atrapó.
- Haremos lo siguiente, te estarás aquí tranquila, mientras te canto una canción de cuna ¿Va?- le indicó, ella negó, pero no tenía fuerza para safar de su agarre. Pronto toda su columna erizó cuando sintió su mano adentrándose en el cabello de la nuca, para por siguiente hacer unos movimientos ascendentes y descendentes, más unos circulares que le producía un cosquilleo de goce. Ya la tenía ahí, en el portal de los sueños y Nevra comenzó a cantarle-susurrando en el oído, con su voz grave y seductora:
- Arroró mi humana...- apenas terminó la frase, los ronquidos (más bien silbidos) de ella se hicieron oír. Le acarició ahí un rato, hasta que la tomó para recostarla en la cama.
Cuando su cuerpo durmiente se posó allí, un leve crujido se oyó.
- Oh no, ¿Le habré roto algo?- pensó preocupado, no se creía tan bruto. Volvió a tantear la zona, ese crujido que rozaba con las telas seguía. Corrió de lugar a Gardienne (quién dormía como un tronco, bueno, más bien como una liana, porque en ese estado de relajación de su cuerpo era muy fácil de mover). Recordó la frase de Cryllis, ella debía dejar su amuleto abajo de su almohada.
La levantó, y ahí se encontraba el atrapasueños, cuya gema estaba rota.
No se veía como si Gardienne lo hubiese quebrado, porque estaba casi pulverizado. Se golpeó la frente al dejar pasar un detalle como ese a la hora de averiguar el origen de la vuelta de la pesadilla-ataque. Tomó como puedo el amuleto y sus piezas destrozadas para dirigirse hasta la sala de alquimia, dónde intervino sin pudor.
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Me haces feliz. (Nevra)
RomanceNevra gusta de pasar de cuello a cuello, cama a cama. Su vida es así, su belleza se lo permite. Pero desde que llegó Gardienne, la humana, recurría a esos pasatiempos con menos frecuencia, ella era aún más atractiva, cuya sangre sabía que era del...