Capítulo 5 "Borro Cassette" Maluma

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−¡Ya! −dijo Sofía aliviada, mientras se quitaba los cascos de la cabeza−. Demi, ¿qué falta?

−Yo calculo que una hora y media más y luego las preguntas.

−Ok. Voy a tomar un café a ver si me despejo. ¿Quieres que te traiga algo?

−No, gracias Sof.

Sofi abrió la puerta de la cabina insonorizada y de repente, las voces de 250 abogados, sillas moviéndose, móviles... la sacaron de la paz de la que ella venía.

Aquella mañana se había puesto unos pantalones de vestir ceñidos al cuerpo color beige y un top blanco de gasa. Cuando trabajaba con según qué gremios, prefería ir elegante, pero no había podido evitar combinarlo con una chaqueta de piel marrón y unos tacones del mismo color, eso la haría sentirse más segura.

Pasaba con cuidado entre aquella marea de gente, para ser lo más discreta posible y no molestar, pero sabía que si no se daba prisa, la barra de la cafetería se bloquearía durante más de media hora. Consiguió pasar, llevándose más de una mirada indiscreta de varios de los abogados, que le cedían el paso. El pelo recogido en un moño informal le sentaba muy bien y, ¿por qué no? ella lo sabía y en aquel momento lo utilizó para llegar más rápido a su objetivo.

Una vez en la barra le puso cara de perro pachón al camarero, que estaba poniendo dos cafés con leche al señor que tenía a su derecha. Él se rio.

−Dígame, señorita.

−Un café cortado, un zumo de naranja, una coca cola y una botella de agua grande, por favor. −Y suspiró con una sensación de objetivo conseguido.

−¿Te estás deshidratando?

Sofía se giró sorprendida, para ver quién estaba llevando el control de lo que había pedido. Era una chica un poco más alta que ella, castaña, con ojos oscuros que le reía con una familiaridad que no supo identificar.

−¿Perdone?

−Creo que entre tanta gente, alguien seguro que cumple años y le podemos cantar si te hace ilusión −le dijo con cara de complicidad y en un tono bajito.

¡Era Lucy, una de las chicas que conocieron el día del cumpleaños de Camila!

Cuando fue consciente ya de la situación, tras el desconcierto, se puso a reír. ¡Qué divertida había sido esa noche!

−No te había conocido, lo siento. -Poniendo una de sus manos en el brazo de Lucy, y ella sonrió ante aquel signo de proximidad−. Ahora tengo la cabeza un poco saturada y hasta que no me tome el café, no habría reconocido ni a mi padre.

−No te preocupes, yo estoy igual. −Pero pensó que ella, la habría reconocido vestida de tirolesa. Y en aquel momento el camarero se acercó para traer lo que había pedido Sofía−. ¿Me puede poner a mí un café con leche y cobrármelo todo?

−No, por favor, encima que no te he conocido.

−Déjame que te invite y así te verás en la obligación de tomarte el café conmigo. Además, así podré hablar con alguien de otro tema que no sean inversiones inmobiliarias en el extranjero.

−De acuerdo -dijo con tono resignado pero sin dejar de sonreír−. Aunque no tengo mucho tiempo.

Miraron hacia atrás y vieron que todavía quedaban un par de mesas libres, pero no durarían mucho.

−Ve tú hacia una mesa y ahora voy yo.

−Muy bien -dijo Sofi. Cogió su café y la coca cola y cuando estaba estudiando la posibilidad de llevar el agua y el zumo sobre la cabeza, Lucy ya los había cogido para ayudarla. Llegaron a la mesa y volvió a por su café con leche.

Pasión e Ilusión ¡CAMREN!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora