Capitulo 17.. "Let It Go" -James Bay

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Lauren reía mientras caminaba por el parking. Recordaba la noche anterior y el estómago se le contraía. Pensaba en la piel de Camila, en su pasión, su entrega, sus caricias... Estaba frente al ascensor y cerraba los ojos intentando escuchar las respiraciones de ella mientras la poseía. En su manos cuando se aferraban a su espalda y a su pelo. Las puertas del ascensor se abrieron y entró pensando en cómo podría hacer otra cosa que no fuera verla a ella. Ni expedientes, ni reuniones, ni llamadas telefónicas; ahora ella lo era todo.

Cuando entró en el bufete le preguntó a la secretaria si Lucy había llegado, ella le contestó que estaba en su despacho y se dirigió hacia él. Abrió la puerta sin llamar e imitándole como hacía unos días, se sentó en la silla que había frente a su mesa. Su amiga estaba escribiendo en el ordenador mientras escuchaba a James Bay y ni levantó la vista:

−Buenos días, ayer ni te vi. ¿Qué tal todo?

−Las hermanas Cabello acabarán con este despacho. Nos vamos a tener que dedicar a lo que ellas quieran.

Lucy sin quitar las manos del teclado la miró petrificada. Lauren apoyó sus codos sobre las rodillas y puso su cabeza entre sus manos mirando al suelo.

−¡Oh! ¡Dios mío! Camila.

Lucy se levantó y se sentó frente a ella.

−Pero bueno, Lauren. Así que te gusta Camila.

−No Lucy, a mí me gusta el deporte, me gusta la pizza y el vino. Camila no me gusta, me vuelve loca. No puedo pensar en otra cosa.

−Para, para, ¿qué me estás diciendo?

−Que hoy soy la mujer más feliz del mundo gracias a ella.

Y empezó a contarle todo lo que había pasado el fin de semana y sin entrar en detalles, la noche anterior.

Miraba a Lauren caminar por el despacho distraída. Reía, se quedaba callada mirando por la ventana, hablaba con ansia. Su amiga Lauren de toda la vida, ¡¡se había enamorado!!

−Además, ahora que lo pienso. ¡Son hermanas! Tú y yo con unas hermanas −gritó

Lauren mientras se volvía a sentar muerta de la risa.

−Tú con una hermana... −dijo cambiando radicalmente su cara−. Lo mío no está nada claro. Por cierto, ¿sabes algo de Sofía?

−No. La vi el día que Camila se puso enferma. ¿Ha pasado algo?

−El día que llegué a Madrid la llamé, y muy bien. Estuvimos wassapeando y el lunes incluso hablamos por teléfono. Pero después dejó de contestar a mis mensajes, a mis llamadas y esta mañana me ha bloqueado el contacto.

−Pero ¿qué le has hecho?

−Nada −dijo levantándose−. No sé qué puede haber pasado y me está volviendo loca.

−¿Y cuándo hablaste con ella la encontraste diferente?

−No, fue de repente. Y ahora no sé qué hacer. No sé ni dónde vive, ni dónde trabaja... Pensé llamar a Camila pero quería esperar.

−No creo que ella sepa nada −dijo Lauren−. Ayer me comentó que estaba en su casa con los niños mientras estaba conmigo y no noté nada raro.

Lauren se quedó pensativa. Si a ella le pasara con Camila no pararía hasta encontrarla.

Ver a su amiga así le dolía y le preocupaba. Lucy estaba apoyada en el respaldo de la silla cuando de repente Lauren se levantó de un salto.

−¡Hotel JW Marriott!

Pasión e Ilusión ¡CAMREN!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora