Camila estaba sentada en ropa interior frente al armario. Miraba su ropa, pero en realidad no veía nada.
Habían pasado diez días desde el incidente en el colegio de los niños y su gripe. Al día siguiente se había levantado un poco mejor pero todavía tenía fiebre, sentía su cuerpo dolorido y estaba cansada. Se duchó, se cambió de pijama y se volvió a meter en la cama.
Lauren había estado en su casa y aún no sabía ni cómo había pasado. A pesar de ser el momento más surrealista y bochornoso de su vida, ella se había portado muy bien. La verdad, es que no sabía cómo habría salido de aquel laberinto en el que se metió, si no hubiera aparecido ahí.
Se sentó poniendo dos almohadas en su espalda, cogió el teléfono, buscó el número de Lauren y marcó.
−¡Buenos días! −contestó Lauren que no dejó que pasaran ni dos tonos antes de contestar−. ¿Cómo te encuentras?
Se había levantado de su silla del despacho y había ido hacia la puerta para cerrarla.
No quería que nadie oyera su conversación con Camila.
−Mejor, gracias.
−Imagino que estás en casa.
−Sí, todavía no estoy recuperada totalmente y Sofía se ha encargado de los niños−dijo ella, mientras miraba a través de una de las ventanas de su habitación, que había abierto de par en par para que entrara la luz.
−Me alegro.
−Lauren. −Hizo una pequeña pausa para encontrar el tono correcto−. Muchas gracias por todo.
−Ya te dije que me lo pagarías. −Ella notó que lo decía sonriendo−. De todas formas... –Ahora fue Lauren quien cambió el tono−, fue un placer.
Las dos se quedaron en silencio. No sabían qué decir, ni de qué hablar, pero querían estar conectadas aunque en ese instante fuera solo en la distancia. En ese momento sonó el teléfono que estaba sobre la mesa del despacho.
−Perdona un momento −dijo tomando el auricular−. ¿Sí?... dile que luego la llamo.
−Volvió a hablar por el móvil donde le esperaba la latina−. Ya está.
−Perdona, te estoy molestando, y si tenías una llamada...
−No te preocupes –le dijo mientras giraba su silla y también se ponía a mirar por su ventana−. Era mi hermana Taylor. Ayer fue a recoger a sus hijos a una casa que no conocía, porque su hermana se tenía que quedar con una mujer, que estaba en la cama. –Miró su reloj−. A estas horas ya ha dejado a los niños en el colegio y ha salido del gimnasio. Solo quería información. Tranquila, el interrogatorio puede esperar.
−Ja, ja, ja, ja –reía Camila, que sabía cómo funcionaban las relaciones entre hermanas. La entendía−. Valla día el de ayer. Aún no me explico cómo pasó.
−Mientras se tapaba la cara con una mano−. En cuanto me recupere, cambiaré a los niños de colegio. No lo puedo creer.
Ahora la que reía era Lauren. Tras las risas, volvió el silencio.
−Si no llegas a estar, creo que hubiera acabado en el cuartelillo en pijama. ¡Qué horror! De verdad, muchas gracias.
−Te he dicho que no te preocupes. −Y ahora su voz se tornó un poco más grave−. Que me lo vas a pagar.
−Empieza a preocuparme esto −dijo sonriendo−. Si no acepto, ¿me chantajearás? La verdad es que material para hacerlo, tienes. ¿Hiciste fotos?
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Pasión e Ilusión ¡CAMREN!
FanfictionCamila Cabello ha conseguido llevar por fin una vida llena de orden y control. Después de la muerte de su marido y junto a sus dos hijos, en su vida no hay cabida para las sorpresas hasta que, la noche de su cumpleaños, un encuentro casual la llevar...