CAPITULO 8 - COMPLICACIONES

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Marinette no sabía qué era lo que la tenía más de cabeza, si ver a Adrien besuqueándose con una chica o que la fémina en cuestión fuera una réplica idéntica a ella.

Las miradas de los presentes se encontraron en un mismo punto, dejando al joven de ojos verdes desconcertado al ver a su compañera por duplicado.

- ¿Tú quién eres?

La azabache preguntó a la supuesta intrusa cruzándose de brazos, apremiándola con una sonrisa juguetona sin pronunciar palabra. La ojiazul quiso reprenderla, pero la chica se urgió en salir corriendo de aquella emboscada, seguida por los dos muchachos.

Marinette sentía como su entrepierna se resentía al forzarse en la persecución de la joven que compartía su misma apariencia, omitiendo el malestar sin aminorar el paso, sopesando la escena que había presenciado instantes previos de aquella desconocida con el joven Agreste.

Al pensar en ello se dió cuenta que él la seguía tras la chica, cosa que dificultaba poder despistarlo y lograr transformarse para averiguar si se trataba de un akuma o lo qué demonios fuera.

Al doblar la esquina la misteriosa azabache entró en los aseos, cosa que los otros dos jóvenes tomaron como a una buena señal al encerrarse en un lugar sin más salida que la que se encontraba ante sus ojos.

Marinette abrió la puerta de un golpe, mirando de un lado a otro mientras que Adrien sujetaba la puerta a sus espaldas, permitiendo que su compañera se adentrara en el lugar inspeccionándolo sin atisbar a la imitadora.

- ¿Dónde ha ido?

Sus ojos estudiaron detenidamente el espacio en el que se ubicaban, no logrando comprender el porqué de su repentina desaparición al no haber otras vías de escape más que la puerta por la que habían entrado.

Adrien se quedó absorto en sus pensamientos, no pudiéndose quitar de la cabeza lo acontecido en la biblioteca con una mera farsante y avergonzándose de ello al ser vistos por la verdadera Marinette.

Es cierto que había algo extraño en la joven, que si más no era la genuina su apariencia era clavada a la de la original. Aquello le hizo pensar en Ladybug y el día en que ella se le insinuó sin tapujos.

La sensación que había tenido era muy parecida, por no decir la misma que aquel entonces. El rubio se frotó la sien intentando atar cabos al relacionar ambos sucesos, siendo interrumpido por su compañera.

- Aquí no hay nadie...
- ¿Ha escapado? - ella asintió pesadamente- ¿pero cómo? No hay otra salida...
- No lo sé.

La joven de piel blanquecina salió hacia el pasillo, volviendo a la sala donde su mochila y demás cosas seguían intactas sobre la mesa. Adrien la acompañó sin cruzar palabra, viendo como ella recogía lo que era de su propiedad.

- ¿Y el trabajo?

Ella se volteó con una expresión seria en su rostro, dedicándole una mirada cargada de tristeza y desprecio.

- Creo que me apañaré sola.
- ¿Ya sabes de qué hacerlo?¿No necesitas que te ayude?
- Ayudaste suficiente...

Su respuesta sonó como a una amenaza,  no pasando por alto el doble sentido al que se refería al espetar aquellas palabras repletas de veneno y haciendo que el chico reculara con la cabeza gacha.

- Marinette... lo que ha pasado antes...
- No quiero saberlo. - sentenció inexpresiva- no es asunto mío.
- Sí que lo es. Al fin y al cabo tú y ella sois...

Antes de terminar en lo que le iba a decir se detuvo en seco, rememorando aquel arrebato de pasión en la biblioteca y el fogoso momento que compartió con Ladybug en la Torre Eiffel. Así era, todo tenía sentido y tomaba forma.

[+18] Mi otra yo - Ladynoir/MarichatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora