CAPITULO 1 - INQUIETUD

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Habían pasado dos días desde que Chloe había resultado akumatizada, y todo parecía haber vuelto aparentemente a la normalidad.

Aún y así, Marinette tenía la sensación que algo no acababa de encajar, como si una alarma en su cabeza gritara "Cuidado". Pero no entendía el porqué de ese pensamiento.

- Tierra llamando a Marinette...

Alya le hizo unas señas con la mano, despertando a su amiga del trance en el que había caído en medio de clase de geografía. La azabache parpadeó de repente, volteándose para mirar por el rabillo del ojo a la morena, que apoyaba el rostro sobre su palma para tener una mejor visión de su perfil.

- ¿Te ocurre algo? Últimamente estás muy distraída... - susurró esbozando una sonrisa vacilona- ¿se trata de... ya sabes...?

Los ojos de Marinette se clavaron al frente, leyendo los pensamientos de su amiga al dejar su pregunta en el suspenso, y observando con un leve rubor en las mejillas al compañero de cabellera dorada que se sentaba delante suyo.

- ¡No! No es por eso...

- ¿Entonces qué es?

La ojiazul suspiró con fastidio, en verdad ni ella misma sabía que es lo que la tenía tan pensativa ni porqué le daba importancia siquiera.

Su mirada escrutaba la expresión del rostro de la joven Césaire, que mostraba un tanto de nerviosismo por saber que es lo qué estaba pasando por la cabeza de su mejor amiga. Marinette volvió a mirar al frente, fijándose en la silueta del chico que ocupaba gran parte de sus pensamientos.

Cuando la clase terminó, la azabache seguía intentando descifrar el porqué de su inquietud, aún sin darse cuenta que sus ojos seguían mirando enfrente sin apenas parpadear.

Adrien se dió la vuelta, recogiendo sus cosas como el resto de alumnos y preparándose para marchar, amenos hasta que se percató del trance de su compañera de ojos azul cielo.

- ¿Marinette?

Ella no respondió, aún sin dar seña alguna de haber oído como el rubio la llamaba.

El chico decidió acercarse más, quedando así cara a cara con la azabache, quien sacudió la cabeza al notar su cercanía. Sonrojándose de sobremanera.

- A-adrien... ¿qu-qué ha pasado?

- Eso digo yo... estabas totalmente fuera de si... hasta pensé que te había dado algo...

- ¿Eh? yo... si... eh... lo siento. Es-estaba pensando en mis cosas... si...

- Pues... sea lo que sea, estate tranquila. Seguro que se solucionará.

Marinette asintió ante las palabras del joven, que no dudó en dedicarle una sonrisa ladina que ella tanto adoraba.

Después Alya volvió a abordarla, tras asegurarse que el joven Agreste ya había abandonado el aula y no podía oír su conversación. La azabache bufó ya más calmada y mantuvo una conversación trivial con su mejor amiga de camino a casa.

Una vez llegó a su hogar, se apresuró en subir las escaleras hasta su cuarto, no sin antes saludar fugazmente a sus padres quienes aún se encontraban trabajando en la panadería.

Cuando entró en la habitación, dejó caer sus cosas sobre la cama, sentándose en la silla del escritorio mientras encendía la pantalla de su ordenador y contemplaba risueña el fondo de pantalla de Adrien.

- Es tan perfecto...

- Marinette.

Conocía esa voz, era la de su kwami Tikki, que apareció revoloteando para descansar sobre el monitor que su portadora miraba con tanta admiración. El semblante de la pequeña criatura daba a entender que estaba preocupada.

[+18] Mi otra yo - Ladynoir/MarichatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora