PARTE 19 - QUIERO SER YO

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La perdería, seguro que se lamentaría por no haber luchado como es debido por recuperarla, pero no podía hacerle aquello. Fuera como fuera, llamara como se llamara, ella seguía siendo su princesa.

Ni en el mismísimo fondo de su ser, albergaba tal oscuridad en que se contemplara herirla, como a una opción, pese a que fuera la única forma de traerla de vuelta, no quería faltarle al respeto de tal manera.

Con la mirada incrustada en sus zafiros, Adrien trató de mantener el semblante distendido y severo, capturando las lágrimas que se deslizaban por los pómulos de la fémina. Ella se estremeció, temiendo por cualquier represalia que él pudiera llevar a cabo.

Estaba asustada, tenía miedo del joven, de la faceta que le había mostrado y que desconocía. ¿Dónde estaba el chico por el que tanto amor había sentido? ¿Dónde había ido a parar su sonrisa risueña y bondadosa?

No comprendía lo que estaba haciendo, tal vez trataba de consolarla para después atacarla a traición, haciendo que siguiera una pista falsa al acariciar su rostro con la delicadeza de una flor.

- Marinette.

La susodicha cerró los ojos, helada al oír su nombre a labios del muchacho, mientras se encogía sobre sí misma. Adrien torció el gesto, apartando los mechones que cubrían su rostro.

- Mírame. - pidió en un tono conciliador, atisbando el brillo de sus luceros- ¿Por qué lloras?

La azabache titubeó, no atreviéndose a pronunciar palabra, bajando la vista al suelo. El modelo sonrió levemente, intentando suavizar el ambiente.

- Siento haberte asustado, princesa.

Ella quiso contrastar la veracidad de sus disculpas, mirándolo por el rabillo del ojo con recelo y el corazón latiendo desbocado. Su sonrisa le transmitió la calma que tanto adoraba, así como sus esmeraldas, profesaban el amor y compasión que echaba en falta.

Adrien besó sus mejillas, rozando con las yemas la piel de su rostro, implorando su perdón.

- No volveré a hacerlo. - apoyó su frente con la suya, mirándola directamente a los ojos- pero no llores, no soporto verte así.
- ¿P-por qué? - inquirió con un nudo en la garganta, reprimiendo el llanto- ¿Por qué lo haces?
- ¿No es obvio? - ella negó, mordiéndose de la lengua- pues porque eres mi princesa, y no quiero perderte. Quería salvarte. - entrecerró los ojos, apenado- pero no puedo hacerlo, no si eso conlleva hacerte daño. Prefiero estar a tu lado y tratar de salvarte siendo yo mismo, que lastimarte fingiendo ser algo que no soy.

Marinette rió con ironía, gesto que el rubio no supo interpretar con convicción, esperando inamovible.

- ¿Entonces te rindes? - preguntó con falsa alegría- ¿dejarás que siga así? ¿dejarás que siga siendo La Dualiste?
- Yo no he dicho eso. - enfatizó con determinación- Marinette, sea como sea, sigues siendo tú. No quiero luchar contra ti.
- ¿Aunque sea la chica mala de la película? ¿Pese a ello, seguirás sin luchar?
- Sí. - rozó con los dedos sus labios, depositando un beso fugaz en ellos- porque sigues siendo la chica que amo. Y si no puedo hacerte recapacitar...

Adrien se deslizó hasta el suelo, postrándose ante ella con la cabeza gacha, a lo que la ojizarca lo observó con incertidumbre, arqueando ambas cejas.

- ¿Adrien, qué haces? - él la miró solemnemente, apoyando sus antebrazos en la rodilla-
- Soy tuyo. - confesó sin vacilación- si decides seguir siendo La Dualiste, yo estaré contigo.
- ¿C-cómo? - cuestionó incrédula, agachándose al mismo nivel- ¿qué quieres decir con eso? ¿cómo que estarás conmigo?
- Marinette, yo te amo. Y sucumbiría a las mismas tinieblas, por tal de estar a tu lado.

[+18] Mi otra yo - Ladynoir/MarichatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora