PARTE 18 - UN EXTRAÑO

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Tal vez no era la mejor manera, quizás el intento se quedaría en lo que era, no llegando a ser más que una fallida jugarreta de recuperar a su amada. Pero debía intentarlo, pese que a después, cabía la posibilidad de que la perdiera para siempre.

Dicen que las personas ocultan su forma de ser en un caparazón infranqueable, temerosas de ser rechazadas por mostrarse como en verdad ansían, reprimiendo sus deseos y impulsos.

Ser Chat Noir había conseguido que el modelo Agreste se liberara en cierto modo, dejando que saliera a la luz su faceta de galán extrovertido, al acecho de su adorada Catarina y, por ende, de su forma civil.

Aún y así, había pensamientos que mantenía aislados en un rincón oscuro de su mente, que pese a sentirse tentado a ello, sabía que era un territorio peligroso al que adentrarse.

No tengo otra opción.

Debía hacerlo. Hacer aquello que prometió no hacer nunca, lo que iba en contra de toda ética y moral, lo que podría ser excitante para otros, más imperdonable para él.

Adrien no quiso seguir pensando, de hacerlo no conseguiría hacer nada, simplemente sería espectador de su fracaso, de no haber podido rescatar de las tinieblas a su preciosa flor.

La azabache seguía impaciente encima suyo, una mirada perversa la hacía sentirse poderosa, tomando el control sobre el joven de cabellos dorados.

- ¿Qué pasa, gatito? ¿Es que te lo estás pensando?

Una vacilación fue suficiente para apagar el interruptor que lo mantenía cuerdo, dibujando una sonrisa macabra en su angelical rostro, tornando su semblante en el de un seductor sin miramientos.

- Lo siento, my lady. Estaba concentrado en lo que iba a hacerte.
- Mm... ¿Y qué me harás? - se relamió expectante, curiosa por esa nueva faceta suya-
- Algo que te va a gustar mucho.

Adrien se sentó en el suelo, tomando los glúteos de la muchacha con sus caderas pegadas entre sí, evitando que el espacio se diera entre ambos.

Ella se sorprendió por la urgencia y brusquedad de sus modos, pero no le importó, es más, disfrutó de aquel repentino arrebato apasionado, acomodándose en su entrepierna al rozar su erección.

Notaba como el calor recorría su cuerpo con virulencia, incitándola a continuar con el vaivén que había iniciado sin permiso y que él le permitía, jadeando contrar los labios del ojiverde en una actitud pícara.

- Te voy a quitar este maldito vestido. - juró en una voz cargada de deseo-
- Ya quiero ver cóm...

Sus labios fueron apresados con violencia, acallando lo que estuviera por decirle a la vez que él la incorporaba sin despegarla de la cintura, haciendo que chocara de espaldas a la pared.

- Oh, calma tigre.~

Adrien no atendía a razones, sus facciones no emanaban ni duda ni empatía, mucho menos misericordia o afecto. Era frío.

Marinette podía notar el creciente deseo que le provocaba verlo de aquella manera, salvaje y rudo, distinto a como estaba acostumbrada.

Él sonrió con lascivia, controlado por la lujuria, impulsado por el pecado de hacer que la fémina de ojos azul cielo sucumbiera a su creciente apetito de pasión.

- Ahora no podrás escapar.

La pelinegra titubeó, sorprendida al notar las manos de su compañero en la tela que cubría su sugerente delantera, ejerciendo fuerza hasta desgarrarla y dejarla con no más que la ropa interior.

- Vaya, vaya. No sabía que fuer...
- Ssh. - puso un dedo sobre sus labios, adoptando un severo tono de voz- será mejor que te estés calladita, bugaboo. ¿No querrás salir malparada, verdad?
- ¿Me está amenazando, Agreste? - cuestionó en un tono jocoso-
- Te lo estoy advirtiendo.

[+18] Mi otra yo - Ladynoir/MarichatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora