PARTE 22 - PARA SIEMPRE

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La azabache se removió, con su pecho subiendo y bajando a un ritmo apresurado, y los labios expulsando el aire profundamente. Los kwamis la miraron con estupefacción, sin saber cómo proceder.

- ¿Dónde está Adrien? – cuestionó la criatura carmesí-
- Estaba hablando con su padre.– añadió el felino-
- Ve a buscarlo. – ordenó colocándose al lado de su portadora, transfiriendo parte de su energía a la muchacha- ¡Rápido, Plagg!

El pequeño levitó hacia afuera de la habitación, bajando al gran salón donde Adrien y su padre estaban reunidos. El modelo lucía una expresión demacrada, con lágrimas empañando sus ojos al encarar a su mayor.

- ¿Quieres contarme qué es lo que ha pasado? – lo animó en un tono conciliador-
- No sé como explicarlo. – confesó con la voz desgarrada- Aún no puedo creer que sea cierto.

Gabriel se sentó en el sofá que quedaba delante suyo, apoyando los codos en las rodillas e inclinándose hacia adelante para apreciar con más claridad el semblante del joven.

- Simplemente dilo.

El de mirada esmeralda tragó pesado, apretando los puños a la vez que hacía de tripas corazón y alzaba sus gemas en dirección al diseñador.

- Es Marinette... - hizo una pausa, mordiéndose la lengua- ... ella está...

Su padre aguardó pacientemente, sin moverse ni un ápice mientras esperaba porque el chico pudiera explicarse, más podía notar el tormento que acarreaba dentro suyo al tratar que las palabras salieran de su boca.

Por otro lado, el joven se debatía en como enfocar el tema. ¿Cómo iba a decirle a su padre que Marinette había muerto? ¿Qué pasaría cuando se lo dijera?

La duda lo avasallaba sin piedad ni misericordia, temeroso de contarle la verdad de los hechos, aterrado de admitir que el amor de su vida lo había abandonado para siempre.

Sus ojos iban y venían del rostro de su progenitor a sus manos, notando como le sudaban las palmas y el nudo de su garganta se hacía más persistente. Se sentía morir, a punto de estallar en un llanto desconsolado y que de seguro no iba a ser capaz de frenar.

- ¿Adrien?

El susodicho se armó de valor, ya disponiéndose a admitir lo que su corazón guardaba, cuando atisbó en el marco de la puerta a Plagg haciéndole señas con los bracitos. Al principio titubeó de su extraño comportamiento, más al percatarse de su insistencia, optó por hacerle caso.

- ¿Me disculpas un momento, padre?

Gabriel asintió en silencio, observando como el menor se escabullía a un paso ligero hacia las escaleras.

El rubio se apresuró en dar alcance a su camarada, insistiéndole con no muchos ánimos mientras avanzaban por el corredor de la primera planta.

- ¿Y ahora qué ocurre? – espetó con nerviosismo- Espero que no me hayas interrumpido porque te quedaste sin queso, porque si es así...
- Lo sé, lo sé. – lo interrumpió aborrecido- Tú camina y calla.

El ojiverde murmuró por lo bajo, tallándose los ojos al seguir de cerca al gatuno hasta la puerta de su habitación.

- ¿Es que te vas a quedar ahí parado? – inquirió impaciente- Entra de una vez.

Sin tenerlas todas consigo, él accedió, tomando el manillar con el pulso tembloroso e irrumpiendo en la estancia. Tenía pánico de volver a ver a su princesa yaciendo inerte sobre su lecho, más cuando sus esmeraldas divisaron a la muchacha, la esperanza volvió a hacerse tenue en su corazón.

Sin pensarlo dos veces, cerró la puerta a sus espaldas, corriendo al encuentro de Marinette y Tikki, quien seguía transmitiéndole de su energía. El chico atrapó una de las manos de su compañera, besando el dorso.

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⏰ Última actualización: Dec 08, 2020 ⏰

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