CAPITULO 10 - EL SECUESTRO

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Chat seguía con los dedos alrededor de la alianza, comenzando a deslizar la joya mientras que la azabache se apresuraba en detenerlo al tomarlo de la mano. El muchacho la miró con incertidumbre, aún sin apartar los dedos del anillo.

- ¿Qué te crees que haces?
- Descubrirte mi identidad. - afirmó con evidencia y mirándola con incredulidad-
- De eso nada. Que tu sepas quién soy no significa que yo también deba.
- Pero yo quiero que lo sepas. Marinette, yo soy...

La ojizarca no quería escucharlo, silenciándolo al capturar sus labios en un beso desesperado a la vez que sus brazos rodeaban el cuello del joven héroe. Chat parpadeó perplejo mientras sus manos buscaban el rostro de la chica, separándose de sus labios para verse reflejado en sus zafiros.

Por mucho que se esmeraba en descifrar su azulada mirada, el rubio no lograba comprender el sentimiento cifrado en aquel repentino arrebato que la empujó a besarlo.

-  Marin...
- ¡Sh! - descansó un dedo sobre sus labios- ni se te ocurra decirlo.
- ¿Por qué no? Yo quiero que lo sepas.
- Pero yo no. Aún no me siento... preparada.

Sus cejas decayeron, viéndose insegura a ojos del joven de ojos verde esmeralda. Chat acarició el cabello de la fémina, deshaciendo las coletas para dejar que la melena cayera majestuosamente sobre sus hombros y hundiendo las yemas en el cuero cabelludo.

Ella se lo quedó mirando con un deje de curiosidad, aún sin entender que pretendía al notar como su compañero le masajeaba la coronilla.

- ¿Chat... qué estás... haciendo?

Marinette dejó caer el cuello hacia atrás, sintiendo un leve hormigueo al regodearse por las caricias del ojiverde.

- Estoy intentando que te relajes.
- N-no lo necesito... - su voz se ahogó en un breve gemido, cerrando los ojos al notar las manos del rubio recorrer su  cabeza-
- Aún así... quiero complacerte... - sonrió de forma pícara, mordiéndose del labio inferior- ... ya que no me dejas decirte quién soy...

Los labios de la franco-china eran el foco de atención del héroe gatuno que no tubo reparos a la hora de introducir su lengua en la cavidad bucal de la muchacha, enzarzándose por el liderazgo del beso.

Marinette titubeó al principio, pero en no más de unos segundos se decidió en devolverle aquellos besos que tan ansiosos necesitaban de ella.

Sus manos escudriñaron los brazos del joven enmascarado, ascendiendo hasta su cuello y deteniéndose en él para hacer presión hacia ella y obligarlo a no dejar de besarla. Él se dejaba hacer, también siendo partícipe al meter las zarpas por debajo de la fina blusa de la chica.

Sentir el rugoso tacto de los guantes del rubio entrar en contacto con la piel de su espalda hizo que ella se estremeciera, jadeando contra los labios del chico mientras controlaba su respiración.

Chat fijó sus dos esmeraldas en los orbes de la muchacha, luego observando el rubor que habían adquirido sus mejillas y lo apetecibles que se veían sus sonrosados labios.

- Eres preciosa, my lady.
- Seguro que lo dices porqué sabes que soy Ladybug... - admitió con pesar en sus palabras- ... como Marinette no valgo nada.
- ¿Pero qué demonios estás diciendo?

El joven de cabellos dorados frunció el ceño, tumbándola de espaldas a la cama y tomando posición encima suyo mientras la apresaba por las muñecas. Ella quedó enmudecida, abriendo los ojos de par en par.

- Es verdad que siempre he admirado a Ladybug, de eso no hay duda, pero Marinette ha sido quien ha llegado a mi corazón. - la ojiazul siguió en silencio, prestando atención a lo que él decía- tú eres todo lo que quiero, Princesa.
- ¿Y si no fuera Ladybug?¿Entonces qué?
- Entonces seguirías siendo mi dulce Marinette.

[+18] Mi otra yo - Ladynoir/MarichatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora