13. Mi novio Su novia

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   - Pescaré un resfriado terrible - Dijo Dylan abriendo la puerta de su departamento. La extendió exageradamente y supuse que me dejaba pasar primero. Yo lo miré asustada.

- Mis padres vuelven de trabajar a las seis - Dijo leyendo mi mente, y entró finalmente. Se sacó el abrigo mojado, lo sacudió y se dio la vuelta pra mirarme -. Te congelarás si te quedas afuera - Sus palabras me hicieron reaccionar de la realidad.

Puse un pie sobre la madera, la cual mojé, y me animé a pasar. Cerré la puerta y me saqué la campera.

- Ahora te preparo el baño - Encendió las luces de la sala de estar, dejándome ver la pequeña y acogedora casa de un piso de los Devine. Sonreí al ver que la chimenea estaba con leña y algunas chispas amenazaban con prenderse.

- Está bien - Acepté ya cuando Dyaln me ofrecía asiento en la sala de estar.

- Siéntete como en casa - Me dijo mientras apoyaba mi trasero sobre los cojines. Observé como caminaba de espaldas a un pasillo, sonriéndome con satisfacción y alegría -. Ya regreso.

Luego de haber estado riendo, jugando en el agua y hablando sobre cualquier tipo de cháchara, nos dimos cuenta que la mañana se había pasado en un abrir y cerrar de ojos, y ya eran las dos de la tarde. El hambre fue lo primero que evitamos al volver a Scarsdale una hora después, yendo a McDonal's. Y desde allí, Dylan me ofreció descansar en su departamento cerca del parque al cual nos habíamos conocido. Yo me había negado rotundamente, pero el de todas formas me llevó. Estaba con las esperanzas de que Nicholas no haya llegado a casa todavía.

Dylan volvió del pasillo con dos toallas azules en manos y me las entregó a las manos, con un amplia sonrisa que atravesaba su rostro.

- El baño es la primera puerta a la izquierda - Dijo señalando el hueco del pasillo, pero no me quitó los ojos de encima -. Te dejé ropa en mi cama. Mi habitación está al frente.

Me puse de pie lentamente mientras lo miraba fijamente, notando algunos lunares que sobresalían de su suéter mojado. Con cautela me acerqué y le di un pequeño beso en los labios.

- Vuelvo en media hora - Dije, sonriendo.

Me desvestí y colgué la ropa en un gancho de la pared. Mi sostén y mis bragas estaban totalmente mojadas, no sabía como se iban a secar, pero de todas formas dejé mis prendas allí hasta que salí de mi ducha caliente, una de las que más aprecié en toda mi vida, y de todas formas mi ropa interior estaba húmeda, obviamente. Pero, no iba a estar sin sostén y bragas por la casa de Dylan como si nada, así que, me las coloqué como venían y salí del baño para cruzarme rápidamente a su habitación.

El espacio no tenía decoración, no tenía un skateboard o algo similar a lo que un chico normal de diecisiete años haría. Ni siquiera posters de chicas modelando sobre algún auto o moto, o con algunas llaves inglesas mientras les pasaban la lengua: nada por el estilo. Solamente su cama, un tocador - de los normales, claro, sin nada arriba, sólo el espejo y algunos perfumes - , su armario y su mesa de luz con dos libros arriba de ésta última.

La remera de Dylan me quedaba extremadamente grande, y sus pantalones de algodon holgados me quedaban grandes de cintura. Por suerte no se me caían y quedaba en bragas, solamente se me resbalaba de la cintura. Y en cuanto notaba que se iba del lugar, lo levantaba.

Dejé las toallas mojadas en la cama y me até el cabello mojado sin peinar. Estornudé luego de haberme dado cuenta que no tenía nada para los pies y mire por toda la habitación otra vez. Arriba de su escritorio había una repisa larga que llegaba hasta el rincón de la pared, la cual estaba llena de libros. Me acerque a ésta y toque los libros deslizando mi mano por los títulos.

Corona De Lágrimas (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora