Ignoré por completo al botón que siempre esperaba en la entrada para abrirla, y entré por mi cuenta. Pasé por recepción y la mujer que nos había atendido me saludó, obligándome a que yo sonría a medias. Cuando salí del ascensor ya en el piso donde estaba nuestra habitación, corrí hasta llegar a la puerta y entré con rapidez, cerrándola de un portazo.
- ¿Charlotte? - Dijo Kansel mientras se erguía sobre el sillón con la televisión encendida, girando sobre sí misma para mirarme.
Cruce la sala de estar y comencé a caminar de un lado a otro, pasando mi mano por la cabeza una y otra vez, hasta que uni las dos y las coloque por detrás de mi nuca, mirando hacia el techo. Sentí como una lágrima recorrió mi mejilla.
- Hey, ¿que sucedió? - Preguntó Kansel, poniéndose de pie.
Cuando la imagen de la escena se repitió en mi cabeza, me dejé caer en el suelo alfombrado, de rodillas y con mis manos cubriendo mi rostro.
- Hoy vi a Dylan - Sollocé.
- ¿Qué? - Kansel caminó hacia mi y se inclinó en frente - ¿Cómo? - Me obligó a sacar mis manos del rostro para mirarme a los ojos.
Suspiré antes de hablar, pestañeando un poco, así se me iba el llanto que trataba de evitar.
- Estaba en la biblioteca, y el apareció allí, pero antes de que lo vea note como se besaba con la chica que trabajaba allí y cuando me estaba por ir lo vi de pie detrás de mí abrazando a una rubia que era completamente una... una fácil, que me robó el novio y así fue como me fui corriendo de allí llorando para venir aquí.
Estaba demasiado enojada, entonces dije tan rápido la oración que hasta modulé mal las palabras y no me detuve en ningún momento.
Kansel comprendió y me limpió una lágrima que caía por mi fría mejilla.
- El ya no es tu novio.
Levanté la cabeza rápidamente y noté como el dolor surgía en sus ojos.
- Pero...
- Esto me duele - Agregó -, me duele decirte que todo con Dylan terminó. Y ya hace tiempo.
- No, es que el sólo ...
- ¡No seas terca, Charlotte! - Dijo Kansel parándose enojada y a la defensiva - El se fue, te dejo sin decirte qué sucedía, qué estaba mal. Si Dylan realmente te ama, o amaba, y dice que eres su novia, te habría dicho por qué se marcho. Pero no lo hizo.
Comencé a temblar por lo que llegaría a decir a continuación.
- Él no te ama.
***
Lloré toda la noche y no pude dormir siquiera. Tenía sueño, pero al cerrar los ojos, Dylan venía a mi cabeza y no podía volver a pegarlos.
Me dormí una hora antes de que el sol salga y me desperté en ese momento. Dando vueltas entre las sábanas desordenadas, se me ocurrió hacerle el desayuno a Kansel, que se encontraba dormida muy cálida en su cama hacia mi izquierda.
Eran las ocho y ella se despertaba a las diez y media, siempre, así que me cambié el pijama y me abrigué para ir a un almacén que vi cerca del edificio el día anterior. Compré frutas, huevos, tocino y los ingredientes para los puncakes. Le pagué al hombre y éste me dijo:
- Feliz San Valentín, señorita - Dijo, y acomodó su gorra sobre su pelada. Asentí con una sonrisa forzada y acepté la bolsa para salir corriendo de allí.
De pronto vi todos los camiones de correo con muchas flores dentro, hombres con un ramo de flores y una sonrisa en la boca, y mujeres oliendo la rosa más roja que nunca en su vida habían visto.
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Corona De Lágrimas (Editando)
Novela JuvenilCharlotte Markhall era una adolescente marginada y sin amigos. Su vida había caído de cara al suelo cuando su mejor amiga falleció. A ella no le importaba si la gente del instituto no la notaba, si la golpeaban en los pasillos sin querer, hasta que...