22. ¿Volvemos a lo mismo?

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- Ya es la tercera vez esta semana, Charlotte - dijo Kansel antes de terminar su plato -. Esta semana, la anterior y la otra hizo lo mismo cuatro veces.

- No sabes por qué se atrasa, no tienes evidencias - conteste bruscamente -. Seguro esta hablando con algún profesor.

Revolvía el puré de calabaza desde que me senté en la mesa.

- Si, todos los dias habla con el profesor - añadió sarcástica poniéndose de pie -. Comienza a buscar otra pareja para el baile de primavera.

Dicho esto se fue alejándose de la mesa en la que estaba sentada y la vi salir por la puerta hacia los pasillos.

No creía en lo que Kansel me decía. La ignore por completo y me digne a buscar a Dylan. Salí de la cafetería como lo hizo Kansel despidiéndome de todos los chicos de la mesa y me encontré caminando sola por los pasillos.

Llegue a un punto en el que me parecía completamente extraño eso de que Dylan se atrasé para la comida, nunca lo hace.

Me arregle el cabello haciéndome la coleta más fuerte y oí pasos. Pies que se movían a un ritmo rápido y zapatillas que rechinaban de vez en cuando.

Esas pisadas eran familiares.

- ¿Dylan? - pregunte mientras iba disminuyendo la velocidad mientras caminaba hacia el sonido proveniente.

Asome la cabeza hacia el otro pasillo y alguien casi golpea conmigo. Dylan había llegado corriendo por el pasillo y casi estrellamos.

Me sostuvo por los hombros con la respiración agitada y me sonrió.

- ¿Te asuste? - dijo riendo levemente.

Yo estaba petrificada, fue un encuentro abusivo.

- Sí, para ser honesta - dije volviendo a la realidad. - ¿Qué paso? ¿Por qué no almorzaste?

Trago saliva y me soltó para acomodar su mochila sobre el hombro.

- No tenía hambre y aproveche para hablar con el profesor de Historia. Con todo el tiempo ahorrado.

- ¿Y yo? - pregunte - ¿Yo qué soy? Me dejas plantada casi todos los días, y Kansel no tiene los mejores humores.

- Lo siento - murmuro.

La campana sonó y rodee a Dylan para seguir caminando hacia mi próxima clase.

***

- ¡Sal de allí! - grito Tracy, una de las jugadoras de voley.

Me pase la mano por la cintura por cuarta vez y deslice la cortina.

- Guau - dijo Kansel poniéndose de pie. Se acerco a mi y dio un paseo al rededor de mi para ver de más cerca el vestido que tenía puesto.

Su color era azul marino largo hasta el suelo y holgado. La cascada caía a partir de arriba de la cintura, ajustándola. En la parte del escote era cuadrado y gracias al terciopelo de todo el vestido, al tocarlo cambiaba levemente de color más oscuro.

- Me gusta - dije mientras lo tocaba.

Apreté donde comenzaba la falda que caía larga hasta al suelo y la levanté para caminar hasta el espejo que había detrás de dos chicas amigas de Kansel.

Éramos como ocho chicas dentro del comercial y ninguna de ellas eran parte del grupo de plásticas. Estaba haciendo nuevas amigas.

Al verme en el espejo mis ojos no creían lo que veían.

Me puse de costado para ver el tamaño de mi cintura. Le pase la mano y bufe.

- Estoy demasiado ancha - dije notando lo gruesa que me sentía. O que me veía. O que era.

Corona De Lágrimas (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora