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-¿Quieres salir?- su voz profunda hizo que por fin abriera sus ojos después de aquel beso tan corto y puro.
-¿A que te refieres?- Hoseok estaba algo confundido.

-¿Bueno, la pregunta no es muy difícil, no?- dijo Yoongi risueño mientras se dibujaba una pequeña y dulce sonrisa en su rostro. De aquellas, que Hoseok comenzaba a conocer y a distinguir. Era una sonrisa de aquellas en las que enseñaba levemente sus rosadas encías, una de aquellas en las que mordía levemente su labio inferior, y se iluminaban sus ojos de una manera tan particular que era completamente imposible de explicar. 

Quizás Hoseok no tenía voluntad ninguna, o quizás Yoongi tenía demasiado poder sobre él, pero de una cosa Hoseok estaba seguro: en ese momento, cuando le miraba con esos hermosos ojos y le dedicaba una de aquellas sonrisas, Hoseok haría cualquier cosa que Yoongi le pidiera sin siquiera pedir explicaciones. 

La pregunta que Yoongi le había hecho era si Hoseok quería salir, pero la pregunta que el moreno se hacía era si Yoongi quería salir o no. Allí estaría la respuesta que el chico recibiría. 

-S-supongo que si- Hoseok no pudo evitar sonreír levemente también.
-Pues vámonos .-
-¿Qué? ¿Ahora?-
-Sí.-
-¿Enserio? ¿Vamos a salir?- dios, Hoseok no se lo podía creer. De verdad iban a salir, de verdad iba a respirar un poco de aire fresco. Wow, Yoongi debía de ser la persona más amable del mundo. Al menos eso le parecía a Hoseok.

Yoongi cogió las llaves que estaban sobre la encimera y comenzó a caminar. Hoseok le siguió. 

Contrariamente a lo que el moreno pensaba, no se dirijian hacia la puerta que daba a la calle. Yoongi iba directo hacía la puerta por la cual había salido la última vez que estuvo en el zulo. En el momento en el que Yoongi abrió aquella puerta y la posterior, Hoseok sintió que su corazón se estrechaba. No quería volver a lo de las anteriores semanas. Sentía que su corazón se aceleraba, que su respiración se hacía irregular y dificultosa. Sus piernas comenzaban a temblarle.

Al parecer el mayor de ambos se dió cuenta, pues antes de que Hoseok se diera cuenta le agarró de la mano delicadamente y comenzó a acariciarla. Las caricias de Yoongi se sentían muy bien, le calmaban, le aliviaban. No sabía cómo, pero estaba convencido de que con Yoongi a su lado todo iría bien. 

Los dos chicos llegaron al pasillo. Aquel oscuro corredor lleno de puertas. Los ojos de Hoseok solo podían ver una cosa: la última puerta. Aquella puerta de metal sucia y llena de golpes que tantas horas había observado deseando que se abriera por arte de magia. Estaba demasiado cerca de su perdición de nuevo, pero el contacto con el hombre a su lado le daba un poquito más de valentía para quedarse en ese corredor sin salir corriendo. 

En vez de continuar caminando por el pasillo Yoongi se giró hacia la primera puerta a su izquierda y agarró el pomo de esta. Le dio un par de golpes, y unos cuantos empujones totalmente deliberados y calculados y abrió la puerta. 

Ambos chicos bajaron las escaleras que allí se encontraban y siguieron el extraño camino subterráneo frente a ellos. 

Poco a poco, el pasillo se iba iluminando, y cuando los ojos de el moreno se acostumbraron pudo distinguir casi a la perfección el lugar e el que se encontraban. 

La luz venía de una pequeña grieta circular en el techo, seguida de una escalera que conectaba con el suelo. Se encontraban en las alcantarillas.

Sin decir una palabra, Hoseok siguió a Yoongi  y escalo aquellas escaleras. El rubio separó la tapa de la alcantarilla y salieron a la superficie.

Sus manos tocaron el suelo y se impulsaron para salir de allí. En cuanto las yemas de los dedos de Hoseok tocaron el suelo sus ojos se humedecieron. Estaba frío,blando: era césped. No, no lloraba porqué fuera césped, no, lloraba, porque no era cemento. 

Subió a la superficie y dejó caer su cuerpo. Dios, Hoseok debía de estar soñando. Sus piernas y brazos desnudos acariciaban la hierba del suelo, sentían su frío y se empapaban del rocío de la mañana. 

Inspiró profundamente. Aire puro. En sus pulmones entraba aire fresco. Podía oler el olor a sopa casera que estaban cocinando en alguna casa alrededor, podía oler los matices herbales del sitio donde estaba tumbado, ¡podía respirar!

Sus oídos comenzaban a sentir cosas de nuevo: escuchaba las olas del lago a su lado, escuchaba la respiración tranquila de Yoongi, escuchaba el propio latido de su corazón.

Sus sentidos se estaban desplegando y Hoseok estaba reviviendo. 

Hoseok nunca había sido creyente de nada, tampoco un ser muy filosófico o profundo. Nunca había creído en tradiciones o en la meditación, pero en ese momento preciso, supo, que si todas aquellas historias del om y el nirvana existían, definitivamente debían de parecerse mucho a lo que estaba sintiendo en aquel momento. 

Cuando Hoseok expiró profundamente y abrió los ojos se encontró con la mirada fija y atenta de Yoongi sobre él. Y aunque el rostro de Yoongi ya era una obra arte que Hoseok quería ver las veinticuatro horas del día, el bonito y rosado amanecer detrás de ese chico también lo era. 

Las nubes parecían hechas de algodón de azúcar y la piel de Yoongi parecía ser el azúcar con las que las habían hecho. Todo era tan perfecto que debía ser un sueño, una ilusión. ¿Desde cuando algo tan bello es real? se preguntaba el menor. Pero eso no importaba, si era un sueño estaba más que seguro que no quería despertar. 

Hoseok empezó a reír descontroladamente. Hacía tanto que no había sentido tanta felicidad. 

Yoongi, quien lo observaba intrigado no pudo evitar pensar que su sonrisa era una de las cosas que jamás había visto.

Y ahí, justo en ese momento Yoongi llegó al punto de no retorno.

Ese punto en el que todas las líneas físicas y materiales, todas las ideas preconcebidas sobre una persona se borran, y solo queda esa persona delante de tí, delante de tu corazón. Ese punto en que todo a tu alrededor desaparece y tu corazón se estremece. Cuando el pánico inunda todo tu cuerpo y te quedas inmóvil a merced de la persona que tienes delante tuyo.

Y a pesar de que era algo tan complicado, todo había sido desmantelado por un simple pensamiento. Una teoría que Yoongi acababa de formular en su cabeza. Aquella que acababa de volver su mundo patas arriba y le había paralizado:

Quizás el sonido de su risa era más hermoso que el sonido de sus llantos. 





Y pues si wey, es un capítulo corto, pero todo tiene una explicación: los futuros capítulos son más fuertes y comenzaremos a entrar en la materia a la que quería llegar 7v7

Muchas gracias por leer, ya sabéis que os amo mucho mucho. No me puedo creer lo rápido que sube la historia T.T

Lxs amo,

Baii 🌹

Estocolmo »YoonseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora