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El hombre del tiempo daba el pronóstico de la semana mientras que Yoongi aprovechaba para ir a la cocina y servirse algo decente que poder beber.

Con el pelo desordenado, sin camiseta y con la cara levemente inchada de haberse acabado de despertar se dirigió a paso lento hacia la nevera.

Cuando abrió la puerta de esta se encontró con varias bebidas: desde agua y zumo hasta whisky y vodka.
De todas ellas, a pesar de estar medio dormido, eligió cerveza.

Agarró la fría botella con su mano y apoyó la boquilla en el mármol par después, con un golpe seco a forma de palanca, abrirla.
Bebió directamente de la boquilla y se dirigió al sofá delante de la televisión.

Esa situación le recordaba bastante a cómo era todo con su padre, aunque esta vez, en vez de muebles viejos y rotos, suelos mugrosos y paredes goteando, tenía un salón con muebles cuidados, medianamente limpio y una televisión (cosa que no se podía permitir por aquel entonces).

Sin embargo el olor a alcohol y tabaco seguía presente y no tenía la intención de irse.

Cuando se sentó en el sofá marrón decidió prestar atención a la televisión. Había pasado una semana y media desde que había secuestrado a aquel chico y aún no había noticias de su desaparición en televisión.
Pero no solo en televisión, tampoco se había denunciado su desaparición en otros medios de comunicación como periódicos o radios, ni siquiera por internet.

Yoongi había hecho una investigación previa. Sabía que ese chico no salía mucho de su casa y no se reunía con mucha gente, pero de ahí a que nadie notará que había desaparecido...

Yoongi volvió la vista a la pantalla, dándose cuenta de que la sección del tiempo había terminado y se daba paso al Telenoticias. La típica mujer con traje y diez quilos de maquillaje apareció con su sonrisa falsa de "todo está bien" y de "el mundo no se va a la mierda".

Yoongi no veía la televisión, pero esta vez debía hacerlo.

Después de dar un par de noticias acerca de no se que incendio o yo que se qué fiesta patronal, la mujer de la pantalla dió por finalizado el Telenoticias.
Las noticias habían acabado y después de una semana y media no se había mencionado nada de Jung Hoseok.

La sangre comenzaba a hervirle.
¿Dónde estaba su reconocimiento? ¿Dónde estaban los familiares con lamentos desgarradores? ¿Dónde estaban los vecinos organizando búsquedas por la ciudad? No había nada de eso. Sólo silencio e indiferencia.

Había pasado ya un mes desde que se sintió importante.
Hacia un mes descubrieron otro cadáver oculto en el lago de Suseong.
Yoongi recordaba el dolor de los que alguna vez habían amado a esa perra llamada SoYoung. Recordaba perfectamente cómo le había quitado cada pedacito de su asquerosa piel poco a poco. Recordaba sus gritos al ser desollada.
Si bien esa chica no fue nunca demasiado interesante, al menos cuando se la torturaba realmente sufría.
Le gustaba ver llorar a sus víctimas, sin embargo Yoongi, al recordar las lágrimas de aquella chica no pudo evitar compararlas con las de Hoseok, y al hacerlo supo que eran diferentes. Las lágrimas de Hoseok no le hacían sentir placer.
Si bien ese era un tema al que le había estado dando vueltas desde el último contacto que tuvieron (hace apenas dos días), ahora no quería volver a pensar en eso.
Estaba demasiado enfadado.

Haberlo secuestrado no había servido de nada: Ni reconocimiento, ni sufrimiento: nada. Ni siquiera Hoseok sufría de la manera que a él le gustaría. Nada estaba saliendo como él lo había planeado.

Repleto de ira cogió la botella que anteriormente se estaba bebiendo y la tiró contra la televisión fuertemente, haciendo que esta se rayara ligeramente.

Estocolmo »YoonseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora