✶ OSCURIDAD ✶
Su rostro se fue acercando lentamente al mío, mientras sobre la cama, descendió hasta regresarla a su sitio original. Al final, llegó al suelo en una fricción seca.
Parecía sumergido en sus propios pensamientos.
—Por fin —susurró. Su voz tronó entre tonalidades roncas y graves. Estuve segura de sentir el cosquilleo emanado de su aliento contra mi frente.
Eso lo volvió real, mucho más de lo que pensé que podía ser un fantasma.
Asomó su mano detrás del colchón. Sus dedos rozaron mi cabello blondo y rizado, lo que pareció haber ocasionado mayor reacción en él que en mí.
Lo tomó del suelo. Entorné los ojos cuando, con agilidad, el medallón empezó a jugar sobre sus dedos; saltando del índice al corazón, dio un giro encima del anular y del meñique regresó por el mismo camino.
Cerró el puño y se arrojó de la cama. Vi cómo su cuerpo se balanceó en el aire con sutileza y elegancia. Sin ningún problema aterrizó en el suelo, un par de centímetros lejos de mí. Giró sobre sus talones y escuché el eco de sus pasos llevándolo fuera de la habitación.
Aún después de abandonar mi pieza, sus zapatos de charol continuaron resonando como tacones contra las tablas, todavía alejándolo. Un fantasma que camina como lo haría un humano, aunque con mucha más elegancia.
Mantuve los ojos bien abiertos, mirando hacia el techo mientras yo me desinflaba como una bolsa.
¿Qué había sido todo eso?
Tras cinco minutos pensando en la nada, al fin me levanté del suelo. Con la garganta ardiendo bajé las escaleras, deseando que no hubiese sido más que un mal sueño.
Mis pies vacilaron justo en la última grada. Solté una blasfemia al percatarme que las hojas habían aumentado en número, y no solo eso, incluso había un gran charco debido al agua que también logró ingresar. Y como si mi suerte no pudiera mejorar, por la puerta abierta ingresaron Connor y Gabe. Juntos observaron todo el desastre con ojos llenos de admiración.
—Vaya hermanita, ¿te estás revelando? —mofó Gabe mientras se sacudía la chaqueta.
—Esto es ¡estupendo! —En un impulso alocado, Connor pegó un manotazo seco sobre la espalda de Gabe y poco después ya estaban peleando.
—Chicos no peleen. Qué demonios... ¿¡Zara!?
Mis ojos saltaron de su sitio cuando mi madre cruzó el umbral. Debí suponer que llegarían juntos y que por aparcar el auto, ella tardaría más tiempo en ingresar. Hubiera tenido la oportunidad de refugiarme en mi habitación y fingir demencia, pero no, habían encontrado a la hija santa como quien dijera: con las manos en la masa.
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El circo de Ashton #1 ✓
ParanormalEl circo de la muerte, así lo nombran en leyendas. Mencionan que aproximadamente medio siglo atrás llegó a Port Fallen, lugar donde ocurrió el desconocido incidente que terminó por incinerar la carpa de indumentaria con el dueño en su interior. Zara...