Capítulo diez

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✶ PESADILLA ✶

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PESADILLA ✶


El viento helado me despeinó los rizos. Sus brazos me tomaron con delicadeza, pero se aferraban a mi cintura con vigor. No había indicio de que quisiera soltarme y yo tampoco, en lo absoluto.

Pese a que mantuve los ojos cerrados durante todo ese tiempo, era capaz de sentir el vértigo marcado en mi estómago por culpa de las alturas. Fue a causa del nerviosismo que mis uñas se enterraron en sus elegantes prendas.

Me concentré en escuchar la briza del viento y la interrupción del leve castañetear de mis dientes por culpa del frío.

Mis pies rozaron el suelo con sutileza y volví a sentir su aliento neutral muy cerca de mi mejilla.

—Listo, ya puedes abrirlos.

Abrí los ojos y, desde lo lejos, estupefacta me quedé observando las siluetas sin vida de las atracciones y puestos completamente vacíos. De igual forma, el circo, no era más que un esqueleto fragmentado. Con claridad se podía divisar gran parte del escenario y butacas vacíos, casi no había material sintético que lo protegiera.

Todo estaba como chamuscado.

Solo me bastó un abrir y cerrar de ojos para que todo de pronto pintara tan aterrador. En tan solo una par de minutos, había pasado a formar parte de un ambiente apocalíptico y sombrío.

—¿En dónde estamos? —pregunté aturdida.

Me abracé a mí misma, armándome de suficiente valor como para no salir corriendo del lugar.

—En el mismo lugar. Tal parece que las sombras empiezan a mostrar la cara. Se apoderaron de la feria quién sabe desde hace cuánto tiempo ya. Pero parece que fue hace mucho.

—¿Qué quieres decir?

Entorné la mirada y lo vi asentar el bastón en una butaca que, de tan solo el simple roce, instantáneamente se convirtió en polvo.

Me quedé mirando las partículas negruzcas perderse entre la oscuridad.

No podía encontrarle el sentido a nada de lo que veía en frente de mí. Así que para comprobarlo miré en todas direcciones y efectivamente, era un terreno muerto. Toda la feria en sí era como una pesadilla y el resto del mundo a su alrededor pintaba normal en su totalidad.

—Puede que todo esto se quede así. — Lo vi acomodarse el sombrero y voltear en dirección a mí.

—¿A qué te refieres? ¡Mi familia estaba ahí dentro!

—El señuelo de las sombras. La trampa no era para ellos, si no para ti. Aunque, como ya lo mencioné, tu familia se quedará en el interior de esta burbuja. Para ellos el tiempo no va a avanzar. No hasta que consigan salir de la feria.

El circo de Ashton #1 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora