Un alto techo blanco se alzaba sobre ella, se talló los ojos con pesadez y luego parpadeó varias veces al darse cuenta de que la imagen no desaparecía. Había demasiada luz que le ofuscaba la vista, por lo que nada más pudo observar rápidamente cosas cercanas a ella como una mesita a lado suyo con un vaso vacío, una vela derretida y varias vendas. Sintió una ligera brisa en su frente, miró hacia dónde creyó que provenía y encontró un gran ventanal abierto, sus ojos finalmente lograron acoplarse a la luz del día y notó que la habitación era enorme y estaba vacía, habían varias camas junto a las paredes y el olor de la manzanilla se impregnaba fuertemente en su nariz. Lena desconocía en dónde estaba y en cómo había llegado ahí, lo último que recordaba era haber estado peleando por su vida y un azul intenso al final de todo.
Se reincorporó en la camilla confundida. No podía evitar preguntarse si había muerto, ya que nunca había estado ni oído de un lugar tan limpio y ordenado. Su sien le punzó un poco y sintió dolor, esa fue la prueba que necesitaba para saber que no estaba muerta. El dolor no existía en el Más Allá.
Entonces Lena recordó que se había lastimado los pies así que se destapó las piernas para revisar si seguía con el raspón y la torcedura, se sorprendió al ver que no tenía nada más que un grillete en su tobillo que la encadenaba al piso.
Eso la asustó y la confundió aún más.
Se levantó rápidamente y a pesar de que su vista se nubló un poco, tomó la cadena con ambas manos y la jaló con fuerza en un intento desesperado por liberarse. Mil escenarios pasaron por su cabeza en menos de un segundo, consideró los más probables mientras tiraba de la cadena varias veces: tal vez había sido secuestrada por los hombres del bosque o peor, guardias de Morttland. Esa última opción le heló la sangre, necesitaba deshacerse lo más pronto posible de ese grillete. Ahora.
Lena jaló con toda su fuerza de la cadena un par de veces más sin éxito, tomó la palmatoria sobre la mesita y le sacó la vela para golpear el grillete con eso pero tampoco funcionó. Miró sus manos pensando en el fuego latente debajo de su piel, no estaba segura de poder convocar a su magia y controlarla... ya la había usado una vez y por un milagro de Linnea no incendió el bosque entero. Suspiró con fuerza y colocó ambas manos al rededor de la cadena. Se concentró en su fuego y esperó ser lo suficiente afortunada como para que no terminara calcinada por sí misma.
—No lo lograrás —dijo alguien entrando a la habitación ganándose la atención de Lena. La chica soltó la cadena rápidamente y ésta azotó contra el frío piso de piedra blanca, agradeció que sus manos no hayan prendido ni una sola chispa. Si alguien viera su fuego sería su fin—. Necesitarías la fuerza de un caballo para lograr zafarlo —prosiguió caminando hacia ella.
El muchacho se detuvo junto a la base de la cama sin retirar su vista de ella y Lena reconoció en sus ojos aquel azul que vio en el bosque antes de desvanecerse, se sintió todavía más desconcertada. Tenía demasiadas dudas.
—¿Dónde estoy? —preguntó Lena observándolo con recelo —. ¿Tú me pusiste esto? —sacudió el grillete con el pie—. ¿Quién eres? —con cada pregunta frunció más el ceño.
Él se acercó a Lena hasta estar a escasos pasos de ella, entonces fue cuando ella divisó las joyas en sus manos y los finos leones dorados bordados en su chaqueta negra, lo último le indicó que estaba en Morttland y con alguien relacionado a la familia real. Mierda.
Lena tragó saliva.
—Te diré mi nombre si me dices el tuyo —dijo él amigablemente mientras sus ojos azules no dejaban de mirarla de tal manera que parecía estar estudiándola... desmenuzándola... parte por parte.
Como una epifanía, su mente recordó que él le había disparado las flechas en el Bosque de Orlow cuando estaba escapando de aquellos hombres. ¿Acaso la había visto usar su magia? No, de haberlo hecho, ella ya estaría muerta. La mirada tan intensa y su cercanía estaban asfixiándola, buscó dar un paso hacia atrás en un intento pobre por conseguir espacio, pero no pudo, ya estaba en el límite de la cadena.
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Heredera de Cenizas
FantasyUna mujer es letal incluso antes de sostener una espada entre sus manos, y una huérfana con dones extraordinarios será capaz de hacer arder por completo el continente con tal de cumplir su promesa, sin embargo los planes de Lena Newell se desvían y...