Capítulo: 20

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Con esa, era la segunda vez que Leonor llenaba una taza con café. Y mientras la deliciosa bebida era vertida en la blanca porcelana, unos enigmáticos ojos estaban fijos en el caliente humo que desprendía.

Al finalizar, un hijo miró a su madre para sonreírle y agradecerle la atención. Sin haber sido molestia el hacerlo, ella volvió a su asiento para verlo endulzar la oscura y un tanto amarga infusión. Pero por la manera de circularse juguetonamente una cuchara...

– ¿Está todo bien? – preguntó la observadora. Terence asintió, dejó el utensilio metálico, tomó la taza y a la boca se la llevó, escuchando: – Me alegro; también de ver que has hecho las paces con Candy.

El novio de esa joven, con la servilleta, limpió las comisuras de sus labios para decir:

– Y aprovechando que la mencionas y que nos hemos quedado a solas, quiero platicarte algo.

– ¿De qué se trata? –, Leonor tomó la pose de estar verdaderamente interesada.

– De mí por supuesto y también de mi relación con ella aún sabiendo que te pedí te mantuvieras al margen –. Ignorante que su madre ya había hablado con su novia de sus problemas, Terry decía: – Y te agradezco que hasta este día, hayas respetado nuestro pacto –. Leonor pasó un buche de saliva; más no se percató su ligero nerviosismo al tener su hijo la vista en la porcelana blanca que era dejada sobre el platito. – Sin embargo y antes de ir al punto... quiero retroceder un poco en el tiempo. Quiero hacerlo, más que nada para que sepas lo que está pasando conmigo. Sé que en los últimos días he actuado de manera desconocida. Me he comportado ciertamente grosero y cortante contigo inclusive hoy en la tarde con mis amigos cuando con ellos y con todos había sido la persona más abierta y sincera. Sus consejos de algún modo me han servido y mantenido con los pies en la tierra. Sus vidas son guías que yo tomo para evitar caer en los errores que ellos cometen. Por ejemplo: Bobi y el hoyo de la deplorable indigencia en el que se sumió ayudado por las drogas, el alcohol e iniciado por el engaño de una mujer. La de Mark y su controlada y exprimida manera de vivir. Poncho quien llegó a este país huyendo de la responsabilidad que al final de cuentas lo alcanzó y Doug el cual se mata las horas trabajando para darle lo mejor a su familia. Son cuatro personas diferentes con diferentes problemas que yo me planteé esquivar después de haber sufrido mi accidente. Antes de éste, yo tenía mi mundo. Mi sueño; y me dediqué en cuerpo y alma a conseguirlo dejando a un lado lo que supuestamente llega al llegar la adolescencia: las novias; y no me enfoqué en ellas porque mi pasión, mi amor lo era la danza. Ella requería toda mi atención si quería tocar la cima del éxito. Sólo ella me excitaba cuando lo lograba. Era tan satisfactorio ese sentimiento de triunfo que... absolutamente nada me atraía más que seguir. Ana, la que fuera mi compañera y desgraciadamente murió, era la única que me comprendía. ¡Claro! porque estábamos en el mismo track. El objetivo era el mismo: bailar, gozarlo y dejar fascinados a los demás. Muchos de ellos especularon que había algo más entre nosotros además de compañerismo. Sí, yo la llegué a considerar una hermana. Con ella peleaba dieciséis horas diarias que nos la pasábamos juntos. Lo hacíamos para obtener la excelencia de cada uno. Momentos ella me gritaba, otros lo hacía yo; pero nunca dejamos de rendirnos por muy molestos que estuviéramos. Un segundo era lo que durábamos enojados porque al siguiente... teníamos que volver a intentar lo que estuviésemos practicando. Tampoco de comunicación y confianza padecimos. Ella la tenía completamente en mí; y mira que eran alturas las que debía elevarla y sostenerla varias veces con una mano que... ni con las aparatosas caídas que nos dimos, Ana dejó de hacerlo. Al contrario, se levantaba, sacudía el polvo que se pegaba a su vestuario pero ya me estaba diciendo: "no pasó nada y hagámoslo otra vez". Y ahí íbamos de nuevo a intentarlo. Donde sí fallamos fue al tratar de relacionarnos carnalmente.

Destino: tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora