Capítulo: 24

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Para dejar a solas a patrón y a jefa, Daiana se dirigió al cuarto de damas. Allá y sentada en la segunda taza de baño miraba insistentemente a su celular. Le parecía raro que aquel guapo hombre no le llamara. ¿Sería porque no le hubo interesado? Conforme los minutos pasaban era obvio que no. Sin embargo éstos que se acumulaban estaban poniendo de malas a la morena que no se daría por vencida; y así fuera una sola noche pero de que lo tendría, lo tendría. Entonces comenzó a maquinar. El repentino decaimiento en la salud de su hermana no hubo funcionado. Ahora llamarle y mencionarle al sobrino, tampoco; además se corría el riesgo de que al intentar comunicación él no le respondiera y mayormente si ya estuviera enterado de la broma gastada. Así que ¿qué más podría hacer? ¿ir a buscarle? De hacerlo ¿adónde? No tenía ni la más mínima idea. No obstante y de repente...

– ¡Estúpida! – se dio el parón, – ¡¿qué acaso no eres ingeniero en sistemas?! Entonces, ¿qué esperas para ir a rastrear su número?!

Dado en el blanco, como torpedo Daiana salió del privado para dirigirse al área de cómputo. Ahí se topó con el encargado del lugar que no le impidió el uso de una pc, demostrando la morena bastante habilidad en ciertos programas consultados pero sobretodo cuando de hablar por teléfono se hubo tratado al hallar disponible sí un nombre pero no el domicilio que se quería encontrar.

La empleada de la compañía telefónica que se consultaba por la otra línea no estaba autorizada a proporcionar información confidencial; sin embargo la morena fue mucho más astuta; y como miembro importante de la corporación Radisson que se identificó además de registrarse un número de teléfono, dijo que la persona que se buscaba se había escapado del hotel sin pagar luego de haberse hospedado por varios días.

Acorde a una base de datos que aparecía en otra pantalla de monitor aquel cliente fugitivo no parecía de esos, ya que ellos lo tenían dentro de los responsables y puntuales en sus pagos. No obstante, se trataba de dos servicios completamente diferentes así que... al anexo de amenaza que se recibió si no cooperaban con ellos e imponerles un cargo por estar encubriendo a un delincuente... se accedió y se entregó una dirección. En sí... fueron dos.

Agradecida la ayuda y consultado un mapa digital, Daiana salió del área de cómputo dispuesta a ir en su búsqueda.

Decir el motivo de su salida, era cosa sencilla. Dorothy sería dada de alta esa misma tarde; además de ir por Rudolph y llevarle con su madre.

El patrón fue el primero en no poner objeción ya que su ausencia se aprovecharía para pasar más tiempo a solas con la nueva jefa. En cambio ésta... no supo por qué pero intuyó cierta mentira en la petición. Lamentablemente no pudo hacer mucho; y es que Daiana ni siquiera le preguntó. Con la orden de Mike hubo sido suficiente para dejar la oficina, después un hotel, montarse en un taxi e ir a él que...

= . =

Del hospital a casa había de distancia: varias cuadras. Las que en línea recta o zigzagueando decidieron recorrer a pie, al fin y al cabo, excepto su madre, nadie más le esperaba. Además arribar allá era volver a los recuerdos y éstos no le estaban pareciendo buenos. Mucho menos al arribar a un área desde el cual se divisaba un parque. Uno a lado de ella visitado. Sin embargo, como no podía hacer desaparecer los lugares frecuentados, allí se dirigió. Quizá el ruido; la gente, le ayudarían a hacerle olvidar el dolor y la decepción por los cuales estaba pasando. En eso, un par de ojos lo hubieron distinguido y por muchos metros lo siguió en silencio y en sus pasos lentos; más al notarle todas las intenciones de cruzar por un callejón privado, lo llamó.

Terence estaba a punto de abrir una rejilla perteneciente a vecinos conocidos cuando oyó detrás su nombre. Al girarse, de momento hizo un gesto de disgusto. Empero al extrañarle su ubicación le preguntaría:

Destino: tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora