Epílogo.

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   —¿Está aquí? —preguntó Bellamy cuando rompió el abrazo con su hermana y vio al resto de los Clanes acercarse para ingresar al búnker. Buscó entre la multitud a Zaria pero al no hallarla, volvió a mirar a Octavia. Su corazón se detuvo un segundo. La expresión de Octavia lo decía todo, con el ceño ligeramente fruncido y sus ojos claros empañados de tristeza.

   —Lo siento, Bellamy —susurró en cuanto Bellamy bajó la mirada y dio un paso hacia atrás. Necesitaba aire.

   No podía estar pasándole esto. Sabía que era una situación complicada pero había decidido aferrarse a la esperanza y a un milagro, el destino, cualquier cosa que decidiera por primera vez dejarlo ser feliz con alguien. La chispa se había avivado cuando vio a los Terrestres, pero...

   ¿Por qué los Clanes estaban allí pero Zaria no? ¿Qué había salido mal?

   —¿Tú...? —empezó sin siquiera poder terminar la pregunta. De tan solo imaginar que Octavia asesinó a Zaria sentía su estómago revolcarse. Las lágrimas mancharon el rostro de su hermana.

   —Tuve que hacerlo... —respondió, su voz demostraba lo dolida que estaba pero nada se comparaba con lo que Bellamy sentía. Su cabeza comenzó a dar vueltas. Por un momento creyó que sus piernas le fallarían, pero de alguna forma logró mantenerse de pie—. Bellamy... —llamó, acercándose a él pero se alejó antes de que pudiera tocarlo. Debía haber estado en el Cónclave. Debía haber estado en los últimos momentos de Zaria. Ella había sacrificado todo mientras Bellamy había sido llevado al búnker contra su voluntad... ¿Por qué no la buscó cuando ingresó al predio en por Echo? ¿Por qué no se le ocurrió entonces? Todo podría haber sido diferente...—. Te amaba... —Levantó la mirada. Octavia se hallaba a una distancia prudente, hablando en un tono de voz que solo ellos dos pudieran oír—. Antes de... —Carraspeó—. Me pidió que te lo dijera.

   Bellamy pestañeó, tratando de alejar las lágrimas que inundaban su rostro.

   —Yo también la amaba.

   Se puso de pie frente a la ventana para apreciar el paisaje tan bello y horroroso. No era todos los días que uno veía la tierra naranja como el fuego debido a la radiación. Era una imagen increíble que escondía lo más dolorosos recuerdos.

   Allí, había perdido a Zaria. La única persona que lo había acompañado en un momento tan difícil, la única que decidió mirar más allá de sus errores y comprender quién era realmente. Jamás, desde que pisó la tierra, imaginó enamorarse de una Terrestre y, sin embargo, encontró en Zaria lo que no hallaba en él. No se arrepentía de nada de lo que había vivido con ella, solo había una cosa que haría diferente si pudiera volver al tiempo atrás: decirle que la amaba. Había tenido tantas oportunidades y tantas veces se había planteado la idea de confesarle cuánto significaba para él, pero sentía que al admitirlo sería una forma de despedirse. Bellamy no deseaba eso, sino todo lo contrarío. Imaginaba una relación con Zaria, fuera donde fuese. Solo le importaba estar junto a ella.

   Y ahora, no solo había perdido a Zaria sino también a Clarke. Había decidido dejarla atrás, pensando que era lo mejor. ¿Creía todavía que fue la mejor decisión? No lo sabía. Estos últimos días era la única pregunta que su mente repetía.

   Perder a dos personas tan importantes en tan poco tiempo era difícil y debía luchar todos días para ponerse de pie en las mañanas.

   Habían pasado quince días y aún tenía cinco años por delante, solamente esperaba que fuera el tiempo suficiente para sanar todas las heridas que se habían abierto. 

El Viaje → Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora