12.

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   Zaria tiró de las riendas en cuanto Bellamy le señaló que se detuviera, él fue el primero en precipitarse para bajar y fue ahí cuando notó que sobre una enorme roca gris se hallaba un muchacho acostado, con su rifle y trípode preparados, apuntando hacia la entrada de una cueva donde, supuso, se encontraban Roan y Clarke conversando.

   Bellamy se acercó con rapidez y se detuvo junto a Riley, comenzó a hablarle pero no lograba oír qué era lo que le decía, el muchacho ni siquiera lo miró pero Zaria notó cómo sus manos temblaban. No sabía qué era lo que le había sucedido, pero estaba segura que le había afectado.

   Zaria decidió bajar pero sin apuro alguno. A pesar de haber tomado la decisión de ayudar a Bellamy, una parte de ella seguía planteándose la idea de dejar que Riley asesinara a Roan.

   Se acercó lo suficiente para que Riley notara su presencia, pero solo le echó un vistazo antes de seguir observando por el mirador telescópico. Bellamy la miró y notó en su rostro la desesperación en persona.

   —Riley, por favor —suplicó, volviendo su atención al muchacho. Una punzada de dolor recorrió el pecho de Zaria al oír su tono de voz. Giró la cabeza, no podía seguir mirando lo que sucedía, pero sus ojos captaron a Roan y Clarke saliendo de la cueva y su corazón se detuvo.

   Seguía tal y como lo recordaba, solamente que ahora vestía como un verdadero Rey. Le dolió pensar en que podrían haberse convertido en hermanos de verdad si el poder no hubiera intervenido o si su madre hubiera comprendido que Zaria no quería gobernar. Roan habría sido un excelente Rey desde un principio, pero ahora era algo completamente diferente, su hermano ya no vivía en la persona que sus ojos observaban.

   —La guerra me convirtió en un asesino, no dejes que te pase a ti también —oyó decir a Bellamy. Giró la cabeza, esta vez se había agachado junto a Riley, aún más desesperado porque lo oyera.

   Si Riley apretaba el gatillo, entonces todo habría acabado.

   Los ojos de Bellamy se clavaron en Zaria, buscando apoyo. Sintió un gran peso sobre los hombros mientras decidía qué hacer, miró una vez más a Roan, que seguía hablando con Clarke y cuando volvió la vista, su mente tomó una decisión.

   —No eres un asesino, Riley —soltó.

   —Ni siquiera me conoces —respondió, su voz temblaba tanto como sus manos.

   —Pero conozco a Bellamy —replicó—, y no estaría aquí si no fuera porque importas. —Le echó un vistazo a Bellamy, quien tenía los labios fruncidos pero asintió disimuladamente con la cabeza, dándole su apoyo—. No sé qué te pasó, pero podemos ayudarte.

   En cuanto Zaria pronunció la última palabra, Riley rompió en llanto, soltando el rifle por completo. Ella dio unos pasos hacia atrás de forma instintiva, sabiendo que las lágrimas del muchacho llamarían la atención de Roan y Clarke. Bellamy tomó el arma y se acercó a ella.

   —No puedo dejarlo aquí —dijo, mirándola. Ella asintió, no necesitaba que se lo aclarara.

   —Ya lo sé —replicó tomando el rifle—. Iré a la Estación —aseguró. Bellamy sonrió con ternura, tal vez queriéndole agradecer lo que hizo pero Zaria no se sintió orgullosa de haber dudado otra vez sobre asesinar a Roan.

   Sin embargo, no había tiempo para hablar, así que se dio la vuelta y subió la pequeña colina hasta llegar al caballo. Tiró de las riendas y el animal comenzó a trotar. Sabía dónde estaba la Estación, solamente esperaba que la dejaran entrar luego de lo sucedido aquella misma mañana.

El Viaje → Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora