La noche era silenciosa y el frío calaba hasta los huesos. Aneu estaba sola en su habitación temblando de frío, mientras mantenía sus muñecas amarradas en la cabecera de la cama. La puerta se abrió dejando ver a Suga con una sonrisa de satisfacción.
- ¿Tienes frío? - soltó una carcajada al ver cómo temblaba la pobre chica - Te dije que te castigaría si algún idiota hacia contacto físico contigo.
- P..pero....¡Ah!...tengo frío, ¡maldición! - trato de quitarse las cuerdas, pero le fue imposible - ¡A...almenos.... Ponme...m..mi...ro...ropa!
- No, no lo haré porque no quiero hacerlo. - lamió sus labios al ver a la castaña completamente desnuda.
Suga al verla sufrir de esa manera lo llenaba de gozo y placer, le encantaba que le rogara que tuviera piedad con ella, y también que se portará mal, así pondría sus castigos y jugaría un rato con Aneu.
- Sabes, no tienes un cuerpo de diosa como tú crees. - bebió el líquido que venía en su copa - Hay mujeres mejor que tú.
Volteo a verla arqueando la ceja. Tomo asiento en el gran sillón negro que hacía lucir la habitación de una manera elegante.
- Eres un asco en tener relaciones sexuales. - Aneu empezó a derramar lágrimas - No, no, no llores se arruinara lo único bueno que tienes, tu carita.
- ¿P...por qué me dices eso? - desvío la mirada al suelo. Sus lágrimas mojando sus mejillas, cada palabra que escupía Suga la estaba matando.
- Porque es la verdad. - se encogió de hombros - Tenía que ser sincero.
- ¿¡ Y por qué mierda me tienes aquí si no sirvo para eso?! - gritó desesperada. Sus ojos estaban llenos de odio.
- Porque es excitante ver tu sufrimiento. Es divertido hacerte sentir mal, además de que es muy fácil bajarte el autoestima a cero. - dejo escapar una risita traviesa - ¿Así o más claro? o ¿eres muy estúpida para no entender?
El cuarto fue reinado por el silencio. La castaña no paraba de llorar, le dolía que fuera humillada de esa forma, pero lo que más le dañaba era que sentía algo por aquel idiota que derrumbaba sus iluciones y pisoteaba sus sueños.
- Ah.... - bostezó - ya es tarde. Que descanses, Aneu.
- ¿¡Me dejarás así!? - jalo con fuerza sus muñecas haciendo heridas en ellas.
- ¡Aaahg! - se quejó con fastidio - ¡ya te dije que así te quedarás hasta que yo quiera!
YoonGi salió de la habitación cerrando la puerta con enojo, haciendo que la chica diera un brinco. El frío no cesaba y Aneu no dejaba de temblar. Sus labios al igual temblaban, sus lágrimas no dejaban de caer. Seguía intentando safar sus muñecas de aquellas cuerdas, pero era un caso perdido; solo lograba lastimarse más. Sin duda este había sido uno de los peores castigos que le había dado, pero lo que no se imaginaba era que venian peores.
- Odio mi vida, me odio a mi. - su llanto se escuchó con fuerza en todo el cuarto, donde solo se encontraba aquella chica de ojos tristes.
¿Qué más da que tan fuerte sea? Nadie iría a mimarla o decirle que todo estaría bien. Se encontraba sola, completamente sola. Sin nadie a quien pedirle ayuda para sacarla de aquel infierno que vivía día con día.
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My Daddy; Min YoonGi. ¡LEMON! (1)
Fanfiction«No quiero verte con alguien más. Ningún chico puede hablarte o abrazarte. Cualquier contacto físico hará que tengas una sanción. Yo solo puedo hacerte mía las veces que me plazca. Esta prohibido enamorarse y nada de celos. Otras mujeres vendrán así...