Capitulo 18.

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Maratón 3/3.

Abrí mis ojos lentamente, voltee a todos lados y me di cuenta de que estaba en un bosque. A lo lejos podía escuchar el relajante sonido de una cascada, la brisa era fresca y los pajarillos se escuchan cantar.

— ¿Dónde estoy? — arrugue la frente y me levanté. Sacudí mi ropa que estaba llena de tierra. Llevaba un vestido color blanco, me llegaba hasta mis rodillas, unos lindos zapatos del mismo color pero estos tenían piedritas en todo el zapato. Sonreí, sentía una gran paz. Note como un grupo de mariposas se colocaban enfrente de mi, ¿qué rayos? Di dos pasos hacia atrás, el miedo llegaba a mi, pero inmediatamente se fue cuando una figura femenina se formó por aquellos animales.

— ¿Aneu? — fruncí el ceño confundida. Entre cerré los ojos y una hermosa mujer apareció. Tenía el cabello negro que le llegaba hasta sus hombros, con un hermoso brillo envidiable, sus ojos estaban llenos de amor, cómo si estuviera viendo toda una vida en ellos; ese color negro que tenían te hipnotizaba por completo. Mantenía el ceño fruncido al igual que sus labios pequeños y rojizos, era muy pálida con un hermoso vestido blanco y unos zapatos del mismo color, lo diferente de su vestimenta y la mía era que tenía una capa que llegaba hasta la tierra — ¿Aneu?, ¿eres tú? — volvió a preguntar. Poco a poco caminaba hasta donde yo estaba.

— ¿Ah? — tragué duramente saliva. No sabía quién era, y tampoco sabía que hacía en este lugar — ¿Quién eres?

Escuche como soltó una dulce risita negando con su cabeza mientras arrugaba su nariz. Agarro mis dos manos dejando un pequeño beso en ellas, volvió a levantar su cabeza y me sonrió de una manera tan cálida que sentía que mi corazón exploratoria en cualquier momento. Me transmitía tanta paz, que incluso daba miedo.

— Eso no importa. — soltó con lentitud mis manos. Levantó su cabeza mirando el cielo, para después cerrar sus ojos — Tienes que volver, no puedes estar aquí.

— No quiero. — respondí inmediatamente. Ella me volteo a ver, me estaba poniendo nerviosa — No quiero. Por favor, déjame quedarme aquí.

— No puedes. — acaricio mi cabello — Lamento mucho que estés pasando por esto, pero tú tienes que volver.

Un pequeño niño corrió hasta dónde estábamos nosotras. El pequeño tenía la piel blanca, su cabello era liso y de un color castaño oscuro, me miraba con admiración, podía notar el brillo en sus ojos al verme.

— ¿Mami? — dijo con una dulce voz, haciendo palpitar con fuerza mi corazón. Se acercó poco a poco y jalo de mi vestido — Mami, ¿eres tú?

Fruncí el ceño confundida. Mire a la chica que mantenía una hermosa sonrisa, no entendía nada y quería saber qué era lo que estaba pasando, ya.

— Aneu, tuviste un accidente. El bebé que estaba en tu vientre murió. — abrí mis ojos más de lo normal sorprendida. Mire al pequeño niño que seguía viéndome con mucha admiración — Mi querida Aneu, todavía no es tiempo de que estés aquí, debes de volver. Aunque, no vendrán cosas buenas.

Lágrimas caían por mis mejillas. Alce al pequeño y este me abrazo con fuerza. Cerré los ojos abrazándolo de la misma forma. No quería irme, no podía, él era mi hijo. Esto era una locura y un sueño del cual no quería despertar nunca.

— No puedo dejarlo... — susurré bajando a mi pequeño bebé — no ahora que se esto.

— No debes preocuparte por eso. Él está muy bien aquí, nada malo le pasará, pero aún no es tu turno. Tienes que volver, pero no te preocupes, pronto nos volveremos a ver — alzó a mi pequeño entre sus brazos sin dejar de sonreír — Tal vez nunca tuvimos una relación de amistad, pero créeme que no te dejaré sola. Veo que aún sigues confundida, solo te diré que mi nombre es Ji Sun y fue un gusto haber podido hablar contigo.

Una luz salió detrás de ellos. Cubrí mi rostro con mi mano, mientras veía como se iban yendo hacia aquella luz.

— Adiós, mami. — se despedía de mi con su pequeña manita y una sonrisa en sus labios. Intenté correr, pero no lograba nada. Cada vez se alejaban más y más.

— ¡No, esperen!, ¡esperen! — tropecé con una rama y caí al suelo. Solté un quejido de dolor — Por favor, no se vayan... — susurré. Cubrí todo mi rostro con mis manos.

[...]

Desperté de golpe mire a todas partes y me di cuenta de que estaba en una habitación completamente blanca, ¿acaso fue un sueño? Tal vez, pero lo que más me alteró y puso nerviosa fue que pude conocer a aquella chica. Realmente era hermosa y muy amable. ¿En verdad era ella o solo fue mi imaginación? Necesitaba que JiMin me enseñará una fotografía de Ji Sun, sólo así estaría tranquila. Respire hondo, toque mi vientre, comenzando a llorar. No podía creer que había perdido a mi bebé, todo lo sentí tan real, solo esperaba que haya sido un sueño, y que nada de eso hubiera pasado. La puerta de mi habitación se abrió dejando ver a TaeHyung, él en cuanto me vio se acercó a mí y me abrazo fuerte.

— Me alegra que al fin hayas despertado. — decía con la voz quebrada. Me miró a los ojos, los de él estaban llenos de vida, mientras que lágrimas recorrían por sus mejillas.

— ¿Cuánto tiempo estuve sin despertar?

— Dos meses. — dejo escapar un suspiró y tomo mis manos — Los doctores temían por tu vida. Creímos que quedarías en coma, ya que el latido de tu corazón era muy bajo.

Agaché mi cabeza y apreté los labios. Me hubiera encantado que eso pasará. De nuevo se abrió la puerta, inmediatamente voltee a ver de quién se trataba. Lamí mis labios nerviosa viendo cómo a paso lento se acercaba hasta a mí.

— No sabes cuánta falta me hiciste. — acarició dulcemente mi cabello con una tierna sonrisa. Mi corazón se aceleró, nunca lo había visto sonreír de esa manera. Inconscientemente le regrese la sonrisa.



LaKookia.

My Daddy; Min YoonGi. ¡LEMON! (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora