3. Crsis

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Llevaba una semana con el semblante torcido, cortesía de un idiota preguntón que lo tenía al borde de sus casillas con sus absurdas preguntas. Suga no podía negar que adoraba la mirada brillante de Jimin cuando preguntaba, ni que añoraba las charlas de interludios para fumar con su menor, pero tampoco era fácil negar que tenía miedo, que sentía pánico con la simple idea de Jimin conociendo todo de él. En especial, estaba paranoico ante la idea de Jimin con el conocimiento de Yoongi gustando de él. Y, más que importante, miedo de que su preocupación se mostrara lejos de su interior. Porque estaba preocupado hasta la médula con sólo ver a Jimin deambular por los pasillos, tarareando, a media noche.

Namjoon estaba perdiendo poco a poco su paciencia con el álbum. La primera canción que debía estar lista no tenía letra definida; Jimin ya había desechado 3 líricas, sus managers otras 7 y él mismo se deshizo de 4 más cuando escuchó a Jin entonar la primera nota. Tampoco había encontrado un ritmo apropiado y las sugerencias de Suga no lograban darle ideas coherentes para solucionar su bloqueo. Jimin había vuelto a encerrarse tras las puertas del estudio de prácticas, había dejado de lado cualquier progreso que había hecho para conseguir amigos y relajar su mente. La desconsolante preocupación que despertaba sólo de verle llegar a altas horas de la noche, con ojeras y moretones en las piernas por golpes en medio de ensayos, estaba tensando aún más las relaciones dentro del departamento. Jimin estaba desgastándose de nuevo y tirando por la borda todo lo que había conseguido en meses anteriores.

Aunque Suga no lo dijera, estaba preocupado. Estaba rogando porque Jimin no volviera a caer de cansancio, que no sufriera un nuevo colapso, que no le hiciera sufrir preocupaciones y dolor innecesarios—con Jimin nada era innecesario, todo era intenso y entrelazado, nada era una coincidencia. Esa era una de las razones que lo había interesado fuertemente al inicio, que lo había hecho curiosear en la personalidad de su dongsaeng. —Aún podía recordar la presión en su pecho cuando vio al menor caer como pluma en la entrada al backstage. Jimin se había quejado demasiado de dolores en su cuerpo, de insomnio, las ojeras eran profundas, los ojos estaban rojizos. Suga lo vio llegar a casa en la madrugada, luego de haber desaparecido por días, simplemente para cambiar de ropa y huir de nuevo. Ya no tenía los mismos reflejos ni bailaba igual, su respiración era irregular todo el tiempo y le costaba demasiado concentrarse en una sola idea, pero nadie lo notaba porque Jimin supo cómo disfrazar todos los síntomas con estrés y engañarlos con un "sólo debo practicar más para sentir que lo haré bien. Necesito seguridad". Su primer error fue creerle y dejar pasar la corazonada que palpitada dentro de sí. Su segundo error fue no pararle cuando le vio atiborrarse con energizantes y bebidas para el rendimiento. Y su más grande error fue no darle una reprimenda por haberle hecho llorar por horas, mientras Jungkook se encargaba de él, ignorar lo que pasó y no mostrarle que había tocado fondo. Estaba simplemente paranoico de la idea de Jimin cercano a un colapso por cansancio y estrés.

Ese no era un día bueno. Estaba sentado en la zona de fumadores de la cafetería frente a su hogar, con la cajetilla que había comprado hace una hora medio vacía y los dedos encalambrados por la nicotina. Había fumado exactamente 23 cigarrillos y eran las 5 de la tarde. Jimin lo tenía inquieto. El menor había prometido llegar a las 4pm a la cafetería para hablar con él. Y no llegaba. Y sabía perfectamente que Jimin estaba bailando con la música a todo volumen, sin conciencia de la hora. Y eso lo puso nervioso. Agradeció demasiado cuando lo vio llegar, con las rodillas temblorosas y las manos vendadas, cuando el sol inició a bajar. Jimin había perdido color y la sonrisa que le presentaba no se parecía en nada a la que lo mantenía enamorado. Estaba sintiendo cómo su corazón se desplomaba con lentitud.

-Siéntate, niño. Y no tienes derecho a decir una sola palabra.

Jimin se sentó, con la mirada de su hyung sobre sus movimientos torpes y desgraciados. No pudo replicar cuando Suga pidió una larga lista de comida para él, ni cuando su mayor se acercó a él.

-Vas a dejar de ensayar. Esto se termina aquí.

Jimin estaba sorprendido.

-Jimin, te estás mortificando. No duermes, no comes, no te ejercitas correctamente para bailar ¿Cuándo fue la última vez que tomaste un baño?. Estás haciendo exactamente lo mismo que antes y no estás considerando que todos pendemos de un hilo por tu culpa¿Te has visto a un espejo?. No quiero que colapses de nuevo, Jimin. Estás a cortos pasos de hacerlo y vas a sufrir mucho más. Me encargaré de que tu vida sea un maldito infierno si vuelves a colapsar. Por lo tanto, basta. Vas a esforzarte en lo mínimo y vas a comer sanamente, y dormir como oso durante el día libre y salir más. Te ves horrible justo ahora y no puedo soportarte así.

Sí, Suga había puesto fuera todos sus nervios. Por primera vez, pudo felicitarse a sí mismo de no necesitar un empujón para soltar un sentimiento con palabras razonables y no tan hirientes. Jimin, por su parte, sintió sus muros desmoronarse a su alrededor y sus ojos picar.

-Lo lamento tanto, hyung. Yo sólo... Todos están avanzando y yo me he quedado en el mismo punto. Es como si mi esfuerzo no valiera nada, y me está doliendo tanto. Me siento inútil mientras ustedes tienen cosas por hacer y yo no. Quiero ayudar.

Jimin lloró con los codos apoyados en la mesa y la cara entre las manos. Suga intentó consolarlo con suaves y torpes caricias en su espalda, que fueron de poca ayuda para calmarse, fueron más un incentivo para llorar aún más fuerte.

-Ustedes pueden componer, Hobi y Jungkook montan coreografías todo el tiempo, Jin ayuda a Namjoon y Tae ha estado creando conjuntos para todos, pero yo no he ayudado en nada. La mitad de mis ideas son realmente tonterías.

Yoongi no sabía qué debía decir, así que sólo siguió con los movimientos, sus manos actuaban bastante torpes, y lo escuchó con atención, con la mente en blanco y sin ninguna solución en mente.

-Juro que puedo ayudar. Yo sólo... Sólo necesito saber cómo hacerlo bien.

Suga no supo cómo pudohablar sin decir alguna tontería, pero logró calmar a Jimin. Prometió hablarcon ayudarle a buscar una solución, encontrar alguna tarea en la que pudieraser útil. Con suerte, conseguiría que Jin mejorara la dieta del menor, queNamjoon no se ofuscara frente al menor, para mantenerlo en calma y ver que el ambiente estaba relajado (aunque en casa estuvieran a punto de una guerra campal) y, tal vez, lo haría dormir decentementecon unas gotas de Valium en sus bebidas, que eran la solución de su mamá para todo (literalmente, para todo). Se prometió estar ahí para cuidarlo yno dejarlo hacer la misma tontería que estaba haciendo justo en ese instante, así, con suerte, Jimin no se sentiría solo y vería que, si caía, entonces tendría que responder por los sentimientos de alguien más. No era la mejor manera, las amenazas eran un recurso bajo, pero era lo que Suga podía hacer en el momento. No podía hacer algo mejor.    















Relatos de una Musa Perdida♤Yoonmin♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora