7. Ataques

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Suga había hecho un desastre con su habitación. La sangre goteaba de sus nudillos y sus ojos estaban inyectados en sangre. Hoseok no estaban tan sorprendido como la primera vez que vio esa actitud en su mejor amigo, pero sí le petrificó cuando lo vio caer como plomo al piso, golpeando el suelo con sus puños mientras gritaba en furia. Le dejó llorar, le dejó destruir sus manos, porque Suga podría ser explosivo y podría golpearlo hasta la inconsciencia y sólo lograría empeorar todo lo que estaba pasando. Así que lo dejó llorar y destruir todo a su paso y, cuando le vio recostarse en el suelo, llorando en suaves sollozos, simplemente se dedicó a oírlo maldecir el nombre de su dongsaeng y le limpió las heridas, intentando dejarle desfogar su alma en cada grito e insulto dicho. Sabía que, cuando Suga estuviera solo, se martirizaría por insultar a Jimin, pero era necesario que soltara su enojo antes de pensar en un movimiento para mejorar su situación.

Cuando su mayor logró la tranquilidad y sólo se dedicó a llorar, con la camisa que alguna vez fue de Jimin entre sus manos, lo apresó por el costado y acarició con lentitud su espalda hasta que pudo llorar sin ahogarse en sollozos. Logró vendar sus manos sin ninguna interrupción, y darle unas cuantas gotitas de Valium para que pudiera respirar en paz. Tardó casi una hora en dejar de lado el llanto silencioso y que sus ojos tornaran a la realidad paulatinamente.

-¿Estás bien?

-Siento tanto dolor aquí.

Suga se tocaba el pecho y fruncía su ceño como si le apuñalaran el pecho. J-Hope supo, luego de cerciorarse de que pudiese respirar, que se refería a un dolor más simbólico y que lo único que podía hacer por él, era recordarle que estaba ahí para él, como el mejor amigo que era.

-Pasará, lo prometo.

Suga jugó con los vendajes hasta que pudo tener un razonamiento lejano al "quiero matar a Park Jimin y luego revivirlo, besarlo y tenerlo entre mis brazos". Pudo explicarle de algún modo a Hoseok sus sentimientos. Le costó muchísimo exponerle el dolor. Fue más útil cuando leyeron juntos los mensajes de Jimin y Suga pudo expresar con un par de asentimientos la decepción que lo hundía. Para Suga siempre sería más fácil confirmar que explicar, porque sentía que se ahogaba en un mar y que sacar de vaso en vaso era demasiado lento para arreglar las cosas. A veces, lo que lo ahogaba, más que ser un mar de sentimientos, era una boba gota que él no lograba remover por su cuenta y que rogaba por ayuda para poderla quitar.

-Yoongi, no puedes hacerme esto. No es justo.

-¡No me llames así, maldita sea! ¡No más con ese maldito nombre del demonio!

J-hope estaba asustado. A Suga jamás le había molestado que lo llamara por su nombre de Pila, lo prefería a veces. Su corazón se estrechó cuando lo vio pasar de la posición amenazante a unos hombros encogidos y unos dedos temblorosos, una mirada gacha y unos ojos aguados.

-Lo siento. Intentaré estar calmado. Maldita sea con todo, lo siento.

Él había pedido perdón. Dos veces. J-hope supo que las cosas estaban mal en ese momento. Respiró hondo y se preguntó qué podría hacer para calmar lo que pasaba en el momento. Era el tercer ataque de ira de su mayor. La semana estuvo llena de muchos de esos y de llantos nocturno, J-Hope sabía que Suga le había pedido que cambiar de cuarto con Jin porque no quería que lo escuchara llorar. Suga lloraba en las madrugadas, cuando pensaba que J-hope dormía profundamente. Lo agobiaba el pensamiento de Jimin conociendo sus secretos y lo tenía paranoico escuchar la voz de Jimin romperse cada vez que preguntaban por cómo estaba su relación. Las palabras de Jimin retumbaban en su cabeza y le agitaban. Suga estaba sintiendo vacíos, enojos, depresiones, dolores físicos, un arraigo único a la nicotina (no eran días buenos, su número oscilaba a 30 cada día, aumentando a medida que sus deseos por ver a su dongsaeng afloraban a su piel) y, como si no fuera poco, sus manos no podían soltar ningún objeto que su dongsaeng hubiera tocado en algún momento. Era tener un corazón roto sin tener motivos.

Ni siquiera con 40 litros de Valium desaparecerían el peso muerto en su corazón. En su chequeo semanal, el doctor le había sugerido tomar unos calmantes. Para el miércoles en la noche, Yoongi estaba entrando en sobredosis por el Valium y los calmantes, junto a un jarabe de gripe que había encontrado entre los cajones de Jin. Suga se estaba matando a sí mismo poco a poco. Él sólo pensaba que, si Jimin no estaba a su lado pidiéndole valor, no tenía sentido cuidarse si no había propósitos para luego de la recuperación.

La línea de rap se había turnado los tiempos para vigilar que Suga no estuviera drogado, ni en ataques, ni llorando. J-hope estaba todo el tiempo que tenía disponible y dormía en un pequeño colchón a su lado, rogando a todos los dioses y santos que le dieran una solución a todo el problema.


Suga había conseguido levantarse de la cama el jueves en la noche. No cenó, pero sí fue hacia el baño, se lavó los dientes y mantuvo una conversación de 3 oraciones con Jungkook. Se había topado con Jimin y no tuvo un ataque de ningún tipo. Todos creyeron ver una pequeña mejoría, pero no fue suficiente para cantar la victoria final, porque, al otro día en la mañana, Suga había tomado sus cosas, se había dado un baño, y se había desterrado hacia su estudio. Todos en esa casa sabían que su relación y su amistad iban a caer si Suga y Jimin no arreglaban todo el problema pronto. Al fin y al cabo, no podían vivir en paz si había una guerra silenciosa batallando a su alrededor.


Anchor'n Rope.

Relatos de una Musa Perdida♤Yoonmin♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora