A Jimin le costó 4 cigarrillos estar en calma y uno más para salir del corto trance de ver a Yoongi sentado a su lado. Jimin estaba sonrojado por el llanto, su piel estaba levemente gris, más delgado de lo que solía ser y las ojeras le llegaban hasta los pómulos. Parecía frágil bajo el grueso suéter que Taehyung le había regalado hacía años, con el que alguna vez Yoongi pensó que se veía realmente bien. Su mirada estaba apagada y desorbitada. Sus dedos temblaban y su voz estaba quebrada y ronca. Yoongi se sintió tan culpable cuando vio lo que le estaba haciendo a su pequeño y frágil amigo.
-¿Por qué estabas tan interesado en saber?
Jimin no estaba listo para responder. ¿Se supone que dijera la realidad? ¿Que sentía que no conocía a Yoongi, que quería, por primera vez en su vida, sentir que conocía a alguien y que no habían mentiras de por medio? No podría. No soportaría jamás una mirada desaprobatoria de Yoongi. Podía superar la de cualquiera, menos la de él. No era algo de lo que estuviera orgulloso, pero era su realidad en ese momento y le estaba costando hacer algo por arreglar sus problemas. Jimin levantó la vista hacia el ocaso y fijó sus ojos lejanos de Yoongi para responder sin demostrar vergüenza.
-No lo sé. Yo… Sólo quería sentir que alguien no me mentía. Es algo bastante absurdo, cuando lo digo en voz alta. Dios, lo siento tanto.
Yoongi ladeó un poco su cabeza y pensó en las palabras de Jimin. ¿Por qué Jimin estaba tan asustado de las mentiras?
-Está bien. Tómalo con calma. ¿Quieres decirme a qué te refieres? Puedo ayudar. Prometo ser de ayuda.
A Jimin se le volvieron a aguar los ojos y Yoongi sintió miedo de verlo llorar. Se culpabilizó por cortos segundos de hacerlo llorar, pero se repitió que sería una manera de arreglar las cosas, que de verdad lo necesitaban, que era mejor ahora y no un problema mayor, que, tal vez, sabría cómo consolarlo esta vez. Que lograría hacerle sentir amado con unas suaves palabras que lo convencieran de iniciar una vez más.
-Yo jamás te mentiré, Jimin. Seré totalmente honesto contigo, pero no puedes obligarme a serlo. Todos tenemos un ritmo para confiar en otros. Ven aquí, dulzura. Todo irá bien.
Jimin asintió y sintió un leve impulso por buscar un poco de contacto con él. No tuvo que buscarlo, Yoongi lo había envuelto entre sus brazos y habían llorado contra el hombro del otro hasta que sintieron su pecho despejado. El cielo oscureció y la niebla los acunó mientras se susurraban palabras de aliento para dejar de llorar (las de Yoongi sólo eran insultos que lograron calmar un poco los sollozos de Jimin, las de Jimin eran temblorosas palabras de cariño y sincero afecto). Yoongi le rogó contra su pecho que no hiciera esto jamás y Jimin lloró y le prometió una y otra vez que jamás le escondería nada. Yoongi se sintió un idiota porque su idea era consolar a Jimin, no lanzarse a sus brazos y llorar. Cuando pudieron respirar bien, cuando su voz no se quebró al decir una palabra, el cielo estaba totalmente oscuro y la luna se asomaba en su totalidad entre las nubes. Jimin se recostó sobre el pecho de Yoongi, mientras este jugaba con las perforaciones en su oreja.
-Mi papá solía golpear a mamá en las noches. Ella siempre decía que todo estaba bien, que eran cosas de adultos. No era para nada algo de adultos, ella me mentía cada noche para que yo no viera el infierna que todos estábamos pasando.
Yoongi tuvo una respiración irregular ante la confesión, pero no quiso hurgar en Jimin, quería darle su espacio, que tuviera la confianza de hablar con tranquilidad, que dijera lo que quería decir, sin la presión de nadie sobre él.
-Jamás se lo dije a nadie, pero entré a BigHit para que mamá pudiera dejar a papá y no preocuparse por el dinero. Quería realmente cuidar de ella y no verla llorar en silencio jamás.
Jimin respiró hondo, con una calma demasiado extraña para ser natural. Él solía gimotear en llanto cuando contaba la historia, pero el suave toque de Yoongi en su piel lo estaba llevando a un trance, como si fuera Valium para descansar, anestesia en las heridas, calmantes para dormir.
-Pensé que podría hacer lo que amaba aquí, que bailaría como extra en algún grupo y podría darle sustento a mamá. Pero llegaron con la idea del grupo y sonaba bien, era dinero extra y sería suficiente para conseguir una buena casa, una buena universidad. Era obvio que debía decir que sí.
Jimin se acurrucó en busca del calor de Yoongi cuando una ventisca azotó su cuerpo. Yoongi se preocupó porque la noche era cálida y no hacía nada de frío.
-Intentaron echarme tantas veces, tuve que rogar tantas veces. Yo no quería cambiar. Yo me sentía bien como era, algo así. Me sentía tan bien como un adolescente con las hormonas a flor de piel se puede sentir. Algo así como alegre de tener algo con lo que podía trabajar. Pero los veía a ustedes, con sus cuerpos impecables y abundando sexualidad, que no podía más que obligarme a cambiar. Me sentía como en un acto que no tenía fin… A veces, el sentimiento vuelve, pero puedo manejarlo cuando estoy contigo. Bueno, ahora. Antes intentaba hacerlo con el baile o con una buena copa de vino y muchas películas de amor.
Yoongi no sólo tocaba el aro en la oreja de Jimin, lo acunaba en un abrazo, jugaba con su cabello y repasaba su quijada, batallando con los saltarined sentimientos que le daban las incontrolables ganas de golpear a alguien por destruir al hombre más precioso en su vida.
-Cuando escribí Lie, había tocado fondo. No quería comer ni tampoco dormir. Sólo quería ser tan bueno como ustedes en todo, sólo quería ser algo más que un chico lindo que puede ser usado como visual, que no me dijeran que era talentoso cuando no lo decían de verdad, que me dijeran mentiras que me hicieron llegar al fondo de todo esto. Fue bastante productivo descubrir que no necesitaba matarme para ser felicitado por un mérito propio, que sólo tenía que dejar las cosas fluir. Todo mejoró un poco. Trabajaba en eso antes de… esta cosa.
-Eres talentoso, Jimin. Eres un chico demasiado… No encuentro palabras, pero eres demasiado para todos. Eres supremamente en tantas cosas y todo junto. Tienes un brillo supremamente único y encantador, como si te dejara en un trance dulce del que jamás querrías salir. Tienes tanta de tu alegría hiperactiva para dar y nadie lo recibe, aunque sea penicilina para nuestro dolor. Quisiera devolver el tiempo y no dejarte caer. Mereces todo mi apoyo, maldita sea y… Es decir, jamás podrías merecer mi odio.
Jimin lloró en brazos de Yoongi, pero no sintió dolor. Tuvo una sensación de paz, como si sus sentimientos sanaran con aquel llanto.
-Me tienes a mí. Prometo que me tienes. No tienes que cambiar para nadie. A mí, en lo personal, me agrada un poco cómo eres.
Jimin no pudo notarlo, pero Yoongi estaba sonrojado hasta el cuello. Aquella noche, estaba diciendo cosas de más. No era malo decirlas, ellos habían pactado silenciosamente que podían contar lo que quisieran en la azotea, que sería su espacio y nadie jamás robaría sus confesiones de atardecer. El problema, era que Yoongi no se estaba expresando bien. Posiblemente, Jimin estuviera pensando que Yoongi no era de mucha ayuda con sus palabras tontas y Yoongi se estaba cohibiendo de sólo ver cómo no podía decirle con claridad las cosas a Jimin en ese instante.
-¿Yoongi?
-¿Sí, Jimin?
-A mí también me agradas un poco.
No necesitaba cohibirse. La sonrisa de Jimin era lo que necesitaba para sentirse en puerto seguro y nada más.
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Relatos de una Musa Perdida♤Yoonmin♤
FanfictionDonde Jimin busca como perro tras su cola