Jimin estaba tomado del brazo de Hoseok, mientras ambos esperaban que Jungkook se probara un par de timberlands en una de esas tiendas del centro de la ciudad. Hoseok había casi gritado con fuerza que los acompañaría cuando ambos anunciaron que querían ir al centro a comprar ropa, por lo que ahora se encontraban todos sudando y cansados, mientras el sobrecogedor calor del verano los invadía.
-¿Hobi hyung?
-Dime, Jiminie.
-¿Por qué estás enojado con Suga hyung?
Hoseok le dio una mirada a Jungkook, que hablaba con la encargada de la tienda, y suspiró hondo antes de responder.
-Jiminie, a veces las cosas entre amigos no funcionan, y es bastante normal que pase esto. Es decir, a veces nosotros también vamos a estar en desacuerdo, no pensamos igual y tampoco actuamos igual. Tal vez lo arreglemos más adelante.
-Pero tú le diste un golpe, Hobi hyung.
Hoseok asintió, bastante ausente. De verdad quería explicarle a Jimin las cosas, pero jamás traicionaría así a su mejor amigo, ni siquiera mientras estaban enojados.
-Nosotros podemos perdonarnos incluso eso. Perdonar no es sólo para las pequeñas ofensas, es algo para todo, Jimin.
Jimin asintió con fuerza, ahora con la mirada iluminada ante la tienda artesanal que brillaba en su mira.
-Hobi hyung.
-¿Sí?
-Acompáñeme.
Hobi se dejó empujar por Jimin hacia aquella tienda, sin saber muy bien qué era lo que su dongsaeng quería. Después de todo, su atención estaba más en las palabras que había hecho que en las acciones de su menor. Suga le perdonaría ¿verdad?
(…)
Jimin estaba más nervioso que nunca, mientras estaba sentado en uno de los pufs color púrpura, con la vista en el cielo azulado que se extendía frente a ellos.
-¿Yoongi?
-¿Sí, Jimin?
Jimin quería protestar porque Yoongi no le decía un apodo lindo hacía muchísimo tiempo, pero no se iba a permitir desconcentrarse de su misión.
-¿Usted va a perdonar algún día a Hobi hyung?
-Yo ya lo he perdonado, Jiminie. Es mi mejor amigo, no puedo quedarme enojado con él para siempre.
Jimin asintió, ahora adentrando su mano en la cinturilla de su pantalón de lino. Estaba tan nervioso como para combinar honoríficos, lenguaje formal, un tú con un usted y el lenguaje informal con el que tenía permitido hablar en aquella azotea.
-Tengo algo para ti, Yoongi.
La atención del castaño se vio inmediatamente direccionada hacia él, provocándole un arduo sonrojo.
-Fue una idea tonta y… y no me importa que no lo uses si no te gusta. Uhm… es sólo algo pequeño. No es muy importante y…
Jimin balbuceaba más de lo que lograba decir, sus manos temblaban, haciendo la pequeña cajita vibrar entre sus dedos y su mirada estaba más tintada de inseguridad que nunca, por lo que Yoongi simplemente le arrebató la cajita, la abrió con impaciencia y se lanzó en un torpe abrazo sobre el cuerpo del pequeño rubio.
-Es precioso, cariño.
Y valió la pena los nervios y las inseguridades cuando vio los brillantes ojos del castaño observar el regalo, las palabras cariñosas que había pronunciado y el dulce apodo que había dirigido a él. Yoongi pasada su pálido pulgar sobre las letras entrelazadas sobre la pitillera dorada que tenía entre sus manos. Pronto, se separaron y se miraron por cortos segundos, Yoongi era ahora quien tenía un rubor hasta las orejas y Jimin quien sonreía, totalmente satisfecho, viendo al mayor pasar sus cigarrillos de la cajetilla casi vacía a la bonita pitillera que le había dado. A Jimin no le gustaba nada que su hyung fume, pero quería darle algo que le mostrara cómo lo quería y cómo agradecía que soportaran juntos cada estrago día a día.Sigan leyendo, je.
Anchor'n Rope