17. De Perdón y Toques

29 3 0
                                    

Jimin jugaba con las orejitas de aquel pequeño peluche de conejo entre sus manos, mientras sentía los dedos de Jin hyung acariciando su cabello.
-Jiminie, ¿Quién fue el tonto que te pintó el cabello? Está todo resquebrajado.
-Lo sé, hyung. Sólo me dio un arrebato mientras estábamos fuera de la ciudad y no fue en una buena peluquería, a decir verdad.
Jin hyung no evitó reír, ahora acariciando los pómulos de aquel rubio que descansaba en su regazo.
-Jin-hyung.
-Dime.
-Cuando usted ve a Namjoon hyung con alguien más, ¿No siente algo raro?
-¿A qué te refieres, Jimin?
-¿Usted no siente como algo molesto… como si el pecho le pesara y no pudiera sonreír?
-Oh, los celos… Pues sí, me siento muy molesto y sin ganas de nada cuando él coquetea con alguien más. Es normal. ¿Por qué?
-Oh, es que me puse un poco molesto cuando Taehyungie y Yoongi-hyung salieron juntos la semana pasada. Pero, si usted dice que es normal, entonces yo le creo.
Jin no supo cómo explicar el error de Jimin, así que sólo siguió acariciando el esponjoso cabello de su menor.

(…)

Hoseok quería huir. No era que no anhelara volver a ver a Yoongi frente a frente, volver a aquellas risas, golpes suaves y miradas dicientes que guardaban entre años. No obstante, eso no era suficiente para que sus mejillas no se arremolinaran en colores rosáceos y sus manos temblaran de pánico, que se muriese de miedo por la reacción de Suga y los ojos se le aguaran de arrepentimiento cuando veía aquellos ojos tristes mirarle de lejos o cerca.
Es que Hoseok estaba asustado. Jamás se había enojado con su mejor amigo y tampoco estaba seguro de poder formular una frase sin antes caer en un llanto nervioso, de esos que lo caracterizaban sólo a él. Él sabía mejor que nadie que Min Yoongi era un hombre prepotente, obstinado, con un carácter demasiado aledaño a la ira y aquellos ojos pequeños y flamantes que, con una simple mirada, podían transmitir la misma calidez del sol, para tu consuelo y alivio, o para que te incendiaras y cayeras como Ícaro tras su vuelo sobre el mar. Min Yoongi era despiadado al hablar, cruel, temeroso, torpe en sus expresiones y exquisitamente dadivoso. Todo a su modo, todo en esa extraña personalidad ambigua donde él simplemente oscilaba entre lo tosco y lo dulce como el campanario de una iglesia, en un ir y venir. Hoseok simplemente no sabía cómo sobrellevar la culpa y el pánico por perder a su mejor amigo que hacían que su estabilidad emocional pendiera de un suspiro a una bailarina de ballet. Ni siquiera sabía de qué manera pedir perdón por todo el daño que le infligió a su amigo, y el golpe físico ni siquiera era una muestra mínima de las heridas que él mismo sabía que le había hecho a su amigo con cada palabra y cada gesto de desdén y desinterés.
-Jung Hoseok, estoy demasiado harto de que me ignores y no me dejes hablarte. Escúchame, por favor, porque esto es demasiado importante para mí y, si respetas nuestra relación como amigos, esté o no acabada, entonces óyeme antes de abandonarme y olvidar que nos vimos la cara una vez más.
Hoseok tembló y vaciló antes de tomar asiento sobre la silla en la que muchas veces había dado vueltas en el estudio de grabación de su mejor amigo, sin poder sostenerle la mirada a Min Yoongi.
-Hobi, tienes toda la razón. Por más que yo crea que puedo conformarme con aquella mirada cariñosa que Jimin me brinda como amigo, que no me importa amarlo y que él no me ame de vuelta, sí lo hace. Lo hace muchísimo y sí quiero hacer algo para que eso cambie. Quiero que él me mire con los mismos ojos anhelantes con que yo le miro a él y me deje adorarle entre mis brazos. Quiero luchar por tenerlo y, entonces, ya no seré aquel tonto enamorado que no madura y sale de su cascarón para luchar osadamente por el hombre de sus sueños. Tenías razón cuando me dijiste una y otra vez que debía luchar u olvidar, que quedarme en medio no servía para nada, que el agua tibia sólo se vuelve insabora e inútil.
Hoseok estalló en llanto, para la sorpresa de ambos. Tomó a Suga por los costados de su cadera y lloró contra su abdomen con fuerza, mientras Suga, con suma torpeza, intentaba darle apoyo con suaves palmadas y caricias contra su espalda, escuchando una y otra vez los balbuceos con los que su mejor amigo le pedía perdón en llanto.

(…)

Yoongi estaba de pie muy cercano al alféizar de la azotea, observando las latentes nubes azules de las 3 de la tarde, con aquella lumínica vista de los bonitos edificios que ocupaban la vista de Seúl, siendo opacados por aquella bonita arquitectura histórica que aún se levantaba sobre los montes y los bonitos espacios en su vista. Simplemente perfecto.
Para su sorpresa, ese sí que había sido un buen día. A pesar de todo lo que estuvo sintiendo, algo le mantuvo tan ocupado y distraído que no le permitió ni siquiera pensar en abrir su nueva pitillera de acero fundido en oro, que entrelazaba artesanalmente una “Y” y una “M” llena de un camino de pétalos de loto y nubes marcadas a su alrededor, que ahora él mismo removía en su mano. Entonces, simplemente la abrió y tomó uno de los cigarrillos, olisqueando el nítido olor del tabaco que bailaba en su nariz. Se caló la pitillera en el bolsillo trasero de su pantalón y tomó el encendedor de Kumamon que Taehyung le había regalado en alguno de sus viajes por el centro de la ciudad. No pudo evitar sonreír al recordar la emoción de su dongsaeng al entregarle el pequeño encendedor con forma de osito, realmente mal envuelto, junto a aquella bonita carta de cumpleaños, a pesar de ser casi mes y medio más tarde de su fecha original. Tampoco se reprimió de sonreír ampliamente al pensar en aquella mirada satisfecha y orgullosa de Jimin al entregarle la pitillera ni mucho menos lo mucho que adoraba el tacto de esta en sus manos, de saber que fue un obsequio pensado en él de una persona que valoraba y amaba fuertemente.
Con una sonrisa en los labios, el cabello arremolinado por el viento que estampaba la azotea y hacía que la bandera que colgaba hondeara orgullosa en el ritmo de la balada de la tarde, y su piel caliente por los minutos bajo el arduo sol del verano, se dio la vuelta para encender el cigarrillo que había tomado, haciéndolo bailar un poco entre sus dedos medio y corazón.
-El día es tan cálido. Creo que es simplemente genial.
Yoongi asintió ante el comentario de su acompañante, que contoneaba sus caderas al ritmo de aquellas melodías dulces que provenían de edificios cercanos, academias de baile que rodeaban su hogar.
-Lo es, Jiminie, un día bastante bueno para simplemente dormitar.
Jimin soltó una suave, dulce y contagiosa risa, balanceándose suavemente en la barrera del alféizar. Yoongi acompañó la risa suavemente y posó el cigarrillo entre sus labios, acercando el encendedor hacia el borde del cigarro, encendiéndolo en el proceso, sus pulmones preparados para la primera calada a aquel anhelado humo, cargado de nicotina y tabaco, que hacía sus músculos tensarse en anticipación a la calma sedante que contraía el fumar. Sin embargo, aquella ansiada carga del habano sobre su sistema jamás llegó porque, justo antes de que el fuego del encendedor incinerara un poco del papel filtro y calentase el tabaco y la nicotina, los gruesos labios de Jimin se habían acercado y soplaron un cálido viento contra la llama y la disipó de golpe.
Jimin levantó la vista, con una sonrisa bailando en sus labios. Yoongi, por su parte, tuvo segundos torpes antes de dejar caer la mano que sostenía el encendedor de vuelta a su lugar y tampoco hizo presión para mantener el cigarrillo entre sus labios. No le importó dejarlo caer ni tampoco el hecho de que el sol que daba contra la rubia cabellera de su menor, que le observaba desde su lugar, suavemente inclinado, a cortos 10 centímetros de su boca, con aquella sonrisa que escondía sus ojitos bajo sus gruesas mejillas, le estaba tapando parte de la vista total. No pudo evitar la necesidad de pasar saliva y tener una respiración irregular a la cercanía de aquel chico hacia él. Min Yoongi, en general, estaba simplemente embelesado.
Park Jimin, al final, simplemente se extasió de su obra de arte.



¡Esto es to-esto es to-esto es todo amigos! Kfndkfnf
Les saludo a todos, espero que estén muy bien.
Para mañana el siguiente cap je.
Kisses
Anchor'n rope.

Relatos de una Musa Perdida♤Yoonmin♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora