¡Tiene Hanahaki Desease!

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— ¡Hay que apresurarnos o Hibari-san nos morderá hasta la muerte! — Advirtió el décimo jefe Vongola, Sawada Tsunayoshi, mientras corría a toda velocidad junto con su grupo de amigos.
— ¡Yo me voy aquí! Hasta luego-desu~ — se despidió Miura Haru para después irse corriendo a otra dirección diferente a la que los demás tomaron.
— ¡¡Hay que correr al extremo!! — Comentó Sasagawa Ryohei en un intento para darle ánimo a todos y no se detuviera a mitad del camino o bajaran la velocidad.
—No se preocupe Juudaimei, si ese bastardo se aparece yo lo volaré en mil pedazos — afirmó Hayato Gokudera con gran seguridad en sí mismo para después sacar un par de bombas y enseñarselas a Tsuna.
—Jajajaja siempre vas equipado con eso, ¿verdad? — Comentó Yamamoto Takeshi con una amplia sonrisa dibujada en su rostro sin dejar de correr.
—Todo es mi culpa, lo siento — se disculpó, entre jadeos de cansancio, Sasagawa Kyoko disminuyendo su velocidad al ver que ya estaba cerca de la entrada de la escuela.
—Por supuesto que no fue tu culpa, Kyoko-chan... — dijo el castaño con un leve rubor proyectado en sus mejillas, dejó de correr y empezó a caminar a un lado de Kyoko para poder consolarla.
Los demás guardianes hicieron lo mismo, a excepción de Gokudera quien estaba alabando a Tsuna por lo comprensible que era, sin percatarse de que estaban haciendo bastante ruido; para su buena suerte, el líder del comité disciplinario de Namimori, Hibari Kyoya, no estaba en la entrada por lo que se salvaron de ser mordidos hasta la muerte.

Pocos minutos antes de que las clases empezaran, el guardián de la nube decidió tomar una siesta pensado, erróneamente, que ningún estudiante se le había hecho tarde; el azabache caminó hasta la azotea donde tomaría una corta siesta para después empezar sus deberes como el líder del comité disciplinario. Decir que pasaron diez minutos después de empezar su siesta era muy poco, o al menos así lo pensaba Hibari, cuando escuchó una multitud de herbívoros ruidosos abajo; ahora tenía la perfecta oportunidad de morder herbívoros hasta la muerte, ¿qué mejor manera se podía empezar un día normal de escuela?
El demonio de Namimori se levantó, caminó hasta la orilla de la azotea para observar a sus víctimas y sonrió internamente al ver de quienes se trataban; al fin iba a divertirse después de un día de no haberlo hecho. El plan de Hibari era bajar hasta el primer piso lo más rápido que podía para poder enfrentarlos antes de que pudieran llegar a sus respectivos salones; sin embargo, Tsunayoshi se percató de que el depredador los estaba observando provocando que un leve dolor en su pecho apareciera y advirtiera a sus demás amigos del peligro. Estaban perdidos, aunque corrieran nuevamente no podrían llegar a su salón sin antes ser mordidos hasta la muerte, fue ahí cuando todos se lamentaron mentalmente de que su salón estuviese en la segunda planta del edificio.
Hibari caminó a una velocidad rápida hacia las escaleras que terminaban en el corredor de la tercera planta; no era necesario correr, después de todo iba a conseguir su objetivo tal y como iba. Tal y como Kyoya lo había pensando, él llegó antes de que Tsunayoshi y los demás entraran a su salón.
— ¡¡¡HIIIII!!! ¡¡H-Hibari-san!! — Exclamó un atemorizado castaño cuando se encontró con el demonio de Namimori mientras retrocedía lentamente. 
— ¿Quiere que lo vuele en mil pedazos, Juudaimei? — Preguntó Gokudera con una inocente sonrisa dibujada en su rostro, sin necesidad de imitar la acción de Tsuna. 
—Jajajaja hay que pensar en otra cosa... ¿Un helado está bien? —  Propuso Yamamoto con la misma tranquilidad de siempre para después ver la reacción que podría tomar Hibari. 
— ¿Qué crees que deberíamos de hacer, hermano? —  Inquirió Kyoko quien, pocos segundos después de haber formulado su pregunta, se volteó en busca de su hermano mayor y se percató de que él ya no estaba con ellos—. ¿Hermano? 
—Los morderé hasta l... — el azabache empezó a toser impidiendo que pudiera terminar su típica frase, le dio la espalda al grupo de Tsunayoshi y continuó tosiendo.
— ¿H-Hibari-san está bien? — Tartamudeó Tsunayoshi y, con temor, decidió acercarse su guardián de la nube para asegurarse que estuviera bien.
El grupo de Tsuna, incluyendo a éste, intercambiaron miradas y se quedaron viendo a Hibari quien dejó caer sus tonfas al suelo para después llevar sus manos a su boca en un intento de controlarse; nunca antes le había dado un ataque de tos así de fuerte. Mientras los segundos pasaban, la tos de Hibari parecía empeorar cada vez más hasta que varios pétalos de flores salieron de su boca; Kyoya, al notar los pétalos que tenía en sus manos, volteó a ver al grupo que no tenían la menor idea de qué hacer.
—Ese maldito doctor herbívoro — el guardián de la nube dedujo que aquello se debía por uno de los tantos mosquitos que el Dr. Shamal tenía.
—Sí piensas que es el doctor Shamal, estás equivocado — dijo Gokudera en defensa de su antiguo tutor—. Él no tiene esa enfermedad en sus mosquitos.
— ¿Gokudera-kun conoce de la enfermedad que tiene Hibari-san? — Cuestionó, casi para sí mismo, el décimo jefe Vongola después de haber escuchado el comentario de su mano derecha.
—No estoy enfermo — comentó Hibari para después guardar los pétalos en uno de sus bolsillos, tendría que ir al hospital para asegurarse que "aquello" no le volviera a impedir morder herbívoros hasta la muerte—. Vayan a sus clases o serán mordidos hasta la muerte.
Kyoya caminó hacia las escaleras que conducían al primer piso de la escuela y, después de haberlo pensando un poco, buscó a Tetsuya Kusakabe para avisarle de que haría una visita rápida al hospital de Namimori.

El doctor no se atrevió a hacer esperar al guardián de la nube debido a la influencia que éste tenía con su jefe; después de haber escuchado atentamente el breve relato que Kyoya le contó, decidió que, por el momento, debería de sacarse una radiografía para estar seguro de qué se podría tratar.
— ¿Ya tienes la radiografía? — Preguntó el doctor sorprendido por lo rápido que habían sacado la radiografía.
—A nadie le gusta hacerme esperar — contestó Kyoya con una pequeña sonrisa para después entregar la carpeta que contenía su radiografía al doctor.
El doctor sacó la radiografía, abrió los ojos como plato cuando la observó bien y, torpemente, la colgó en un aparato especial para ver, sin dificultad, a dichas imágenes.
— ¿...qué es eso? — Preguntó Kyoya después de haber señalado una pequeña flor que estaba entre sus pulmones y su corazón. Él no sabía mucho del cuerpo humano, pero estaba casi seguro que las flores no deben de estar ahí. 
—Es una extraña enfermedad... — empezó a hablar el doctor sin quitarle su mirada a la radiografía.
El doctor le explicó la enfermedad, sus dos únicas curas y las consecuencias que habría en cualquiera de las dos curas que Kyoya eligiera; el líder del comité disciplinario no entendió del todo, pero estaba seguro que no iba a permitir que una estúpida flor lo matará. Ahora, la misión del azabache era encontrar a la persona dueña de esos sentimientos herbívoros y moderlo hasta la muerte por causarle problemas.

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Gracias por leer hasta aquí :3 por favor no desesperen, intentaré estar actualizando el fic de manera constante para que no se aburran <3 

La extraña enfermedad de Hibari. [1827] -Yaoi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora