¿Hibari Kyoya y Gokudera Hayato?

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Cuando faltaban pocos minutos para que Hibari se quedara completamente dormido, abrió los ojos y observó el techo oscuro de su habitación; ¿por qué él, de entre tantas personas, se tuvo que enfermar de algo sumamente extraño? Kyoya pensó en hacerse la cirugía en lugar de decir sus sentimientos de herbívoros, pero él, más que nadie en el mundo, no quería dejar de odiar; odiar es un sentimiento, por lo que si se hacía aquella cirugía no sería capaz de odiar a alguien o algo. Hibari se acostó de lado, dejando su mirada perdida en la oscuridad del lugar; ¿por qué el responsable de esa odiosa flor tenía que ser un herbívoro? Hibari suspiró con pesadez, puso los ojos en blanco y repasó su lista mental de los presuntos sospechosos; Gokudera Hayato, Yamamoto Takeshi y Sawada Tsunayoshi.
El demonio de Namimori se levantó casi de inmediato y abrió los ojos como plato; ¿cómo no lo vio antes? ¡El herbívoro responsable de la flor era nada más y nada menos que Gokudera! Por supuesto, Gokudera también recurría a la violencia cuando él quería y usualmente nadie le da órdenes; claro, omitiendo completamente al décimo Vongola. Hibari volvió a acostarse y cerró los ojos pensando en el guardián de las tormentas; ¿podría ser el idiota de las bombas el causante de su enfermedad?

Al día siguiente; Kyoya, en lugar de quedarse en la entrada de la escuela para asegurarse de que los estudiantes portaran correctamente su uniforme, caminó lo más rápido que pudo hacia la sala del comité y en sus cajones empezó a buscar, sin tener éxito, la carpeta de Gokudera.
— ¿Se encuentra bien, Hibari-san? — Preguntó Tetsuya pocos segundos después de haber entrado al mismo lugar donde se encontraba Kyoya.
— ¿Dónde está la carpeta de Gokudera Hayato? — El guardián de la nube omitió la cuestión de su fiel subordinado, cerró los cajones que había abierto y organizó rápidamente su escritorio.
—Creo que en el viejo sótano donde guardan más papelería que no es necesaria tenerla en el edificio — respondió Kusakabe mientras se llevaba su mano a su barbilla intentando recordar la ubicación exacta de lo que el líder estaba buscando.
—Hm — el guardián de la nube dejó una carpeta con cierta brusquedad en el escritorio, que hace unos segundos estaba limpio, provocando que con el impacto las hojas salieran de la carpeta y salió a toda prisa al lugar que Tetsuya mencionó.
El sótano parecía ser sacado de otro lugar completamente ajeno a la escuela; por todos los lugares había grandes telarañas y bichos muertos. Kyoya no iba a desperdiciar toda su mañana en buscar una maldita carpeta que, se suponía, debía estar en el edificio, por lo que empezó a pensar una idea de poder encontrar con mayor facilidad dicha carpeta; el azabache recorrió el lugar con su mirada y, entre tantas cosas viejas, una caja semi-nueva atrajo su atención por completó. No hace falta ser un genio para deducir las cosas; la única caja que parecía ser lo más nuevo de aquel sótano obviamente contendría la dichosa carpeta, o al menos así lo pensaba el demonio de Namimori. Cuando Hibari se acercó al único objeto nuevo del lugar, se percató que la caja completa era el expediente de Gokudera; el azabache tomó la caja con ambas manos y caminó de vuelta a la sala del comité para saber más cosas de su objetivo.

Los estudiantes de Namimori se encontraban extrañamente felices, nadie ha sufrido un "te morderé hasta la muerte" por parte del líder del comité disciplinario; el castaño, al enterarse de que Hibari no ha abusado de su poder como veces anteriores por más de 24 horas, se preocupó todavía más a tal punto que le empezará a doler el estómago de los nervios (pues esto significaba que tendría que hablar con él) y tuviera que ir a la enfermería. El guardián de la tormenta pensó que quizás Kyoya estaba debilitándose y eso le daba una oportunidad para atacar al carnívoro y quedarse con su puesto; y, para demostrarle a Tsuna lo fuerte que es, no iba a desperdiciar la hora del receso en comer su almuerzo.
—Es muy riesgoso... No te voy a ayudar con eso — dijo Yamamoto después de que Gokudera le comentara su plan.
—No importa, el Juudaimei se sorprenderá cuando se entere de que yo solo lo hice — aseguró Gokudera mientras sacaba un pastel que, obviamente, su hermana había hecho y caminó, extremadamente decidido, hasta llegar al lugar donde se encontraba el demonio de Namimori.
Yamamoto, por su parte, pensó que lo único que podría hacer Gokudera sería un desastre total y, lo más seguro, terminaría expulsado de la escuela; aquellos pensamientos provocaron que fuera a buscar a Tsuna para avisarle de la estupidez que Hayato iba a hacer.

El azabache finalmente había terminado de leer el historial de Gokudera e iba a ir a buscarlo, pero, cuando abrió la puerta, lo encontró con un pastel morado en su mano derecha mientras que la izquierda estaba a punto de golpear levemente la puerta de la sala; Kyoya, al no sentir irritación en la garganta, se dio cuenta que había desperdiciado toda su mañana leyendo algo que le había parecido interesante en vano.
— ¿Qué quieres? — Inquirió un Hibari irritado mientras dirigía sus manos hacia sus tonfas; era más que obvio que Gokudera no iba con buenos propósitos.
—Pensé que quizás este pastel te de ánimos — dijo Gokudera con una amplia sonrisa dibujada en su rostro para después acercar, con cuidado, el postre envenenado a Kyoya.
El líder del comité golpeó la mano de Gokudera haciendo que el pastel se cayera en el zapato del peliplateado y lo empezara a desintegrar; pocos segundos después de que esto sucediera, Gokudera volteó a ver al azabache e hizo una sonrisa culpable.
—Te morderé hasta la muerte — Hibari intentó golpear a Gokudera con una de sus tonfas, pero él lo evitó brincando hacia adentro de la sala del comité.
El guardián de la nube cerró la puerta, corrió hacia Gokudera y logró golpearlo en su pierna derecha provocando que él cayera al suelo por el dolor que sentía; Hayato sacó un par de bombas y, cuando las lanzó hacia donde estaba Hibari, la puerta se abrió dejando ver a un Tsuna preocupado y a un Yamamoto tranquilo por llegar antes de que mataran a Gokudera. El guardián de la nube golpeó las bombas dirigiéndolas a donde se encontraban Yamamoto y Tsuna, observó la dirección que habían tomado los detonantes y, al ver las personas que recibirían dichos objetos explosivos, sintió una gran irritación en la garganta.
— ¡Juudaimei, cuidado! — Gritó Gokudera cuando se dio cuenta que era cuestión de segundos para que sus bombas explotaran.
El azabache, a pesar de que otro ataque de tos iba a hacerse presente, corrió para ponerse enfrente de Yamamoto y el castaño y, como lo había hecho anteriormente, golpeó los explosivos dirigiéndolos afuera de la ventana donde, segundos después de salir de la sala, hicieron explosión sin causar daños a nadie ni a nada; Kyoya cayó al suelo después de esto, sin poder irse a esconder como veces anteriores, vomitó una alarmante cantidad de pétalos y, debido al esfuerzo que hizo en sacar aquellos pétalos en tan poco tiempo, se desmayó sin más.

Ahora Gokudera quedaba eliminado de la lista mental de Kyoya; ¿su siguiente objetivo? Fácil: Yamamoto Takeshi.

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Sean pacientes para la siguiente actualización por favor :3
Mañana es día de escuela lo que significa Tareas, Proyectos y Exámenes... pero no se preocupen, de que hay actualización la hay... pero quizás tarde... pero no excedo de tres días

La extraña enfermedad de Hibari. [1827] -Yaoi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora