¡Confesión!

1.4K 151 56
                                    

Kyoya levantó suavemente la barbilla de Tsuna, se acercó lo suficiente para respirar su mismo aire y, para hacer que dejara de llorar, le dio un besó en los labios cerrando los ojos; el castaño dejó de llorar y se separó muy poco del azabache para poder ver sus ojos, ahora empezaba a dudar que siguiera soñando.
—Guarda silencio — Hibari tomó a Sawada de los hombros y lo acercó para poder abrazarlo; ahora lo único en lo que pensaba Kyoya era en la posibilidad de que la castaña saliera por su cuenta del lugar en el que se hallaban.
El joven Vongola decidió cooperar con el demonio de Namimori, dejó descansar su cabeza en el pecho de Hibari y, con un gran rubor en sus mejillas, cerró los ojos; Sawada tenía miedo de ser encontrado, pero los latidos del corazón de Hibari que podía escuchar, por alguna razón, lo tranquilizaban. Kyoko, convencida de que no había más personas en la biblioteca, salió del lugar de mala gana; con aquello fue suficiente para darse por vencida en encontrar al castaño.
—Ya no hay peligro — comentó el azabache segundos después de escuchar la puerta cerrándose, apartó la chamarra que los seguía cubriendo y bajó la mirada para observar el tranquilo, y ruborizado, rostro de Tsuna—. ¿Te volviste a dormir?
Efectivamente, el décimo Vongola se había quedado dormido nuevamente ocasionando que Kyoya posara su mano en la nuca del contrario y, con movimientos suaves y lentos, empezará a acariciarla; Hibari estaba feliz, más que cuando muerde a herbívoros hasta la muerte, le gustaba la sensación de calidez que emanaba el cuerpo de Tsuna y, por un segundo, pensó que ambos corazones finalmente estaban sincronizados.
—Perdón por alejarme de ti tanto tiempo, tenía algo de vergüenza por la broma que nos hicieron — musitó el guardián de la nube calmado, dejó descansar su espalda con la pared y depositó un tierno beso en la frente de Tsuna para después tomar nuevamente su chamarra y tapar al joven castaño con ésta.

Al día siguiente Sawada despertó en su cama, se sentía extraño y anormalmente hambriento, se estiró un poco provocando que la sábana con la que se estaba cubriendo cayera y revelera que se había dormido con el uniforme.
— ¿Eh? ¿Qué pasó? — Tsuna se levantó rápidamente para verse en un espejo y asegurarse que las ropas que llevaba no fueran producto de su imaginación, recorrió el largo del espejo con su mirada y dejó escapar un suspiro de fatiga.
—Despiertas temprano, Dame-Tsuna — Reborn se acercó a su estudiante y lo observó—. Ayer te quedaste dormido en la biblioteca de la escuela, Gokudera tuvo que traerte ya que parecía que no despertarías pronto.
— ¡¿Eh?! — Sawada puso los ojos en blanco tras escuchar la explicación de su tutor, se dejó caer de rodillas en el suelo y, a través del espejo, observó tres cajas de regalo sobre su mesa—. ¡Es cierto! Me enojé con Hibari y corrí a esconderme.
—Sí, también le diste una bofetada — le recordó el azabache divertido.
—Ah... — El castaño entró en un estado de shook al recordar aquello.
—El desayuno ya está listo, si no bajas ahora ya no habrá nada para ti — Reborn salió de la habitación dejando solo a su alumno.
Tsuna agitó su cabeza para reaccionar, observó el chocolate que le debió de haber dado a Hibari ayer y dejó escapar un suspiro de fatiga; ahora le costaría más de lo normal para entregar aquello junto con el que había robado.

— ... y la fórmula se usa únicamente cuando... — El maestro continuaba explicando con libro en mano mientras anotaba ecuaciones con la otra.
El castaño, como era de esperarse, dejó su mirada sobre el pizarrón que, con el transcurso del tiempo, se iba llenando, y dejó echar a volar su imaginación en busca de una idea para entregar lo que tenía pendiente. Sawada, después de haber perdido la mitad de la clase en sus imaginaciones, recordó la suave presión en sus labios cuando Kyoya lo besó.
《 ¿Fue... un sueño? 》 se preguntó el joven Vongola algo avergonzado, pasó lentamente uno de sus dedos por sus labios como queriendo recordar un poco más y sintió como su corazón daba un vuelco; si aquello había sido un sueño, había sido uno demasiado real.
—Tsuna-kun — Kyoko hizo que el castaño volteara a verla provocando que dejara sus vagos recuerdos en paz—. ¿Estás bien?
—A-Ah... S-Sí... — Tsuna esbozó una sonrisa nerviosa, mandó su mirada al frente del pizarrón y fingió anotar cosas en su cuaderno; le dio vergüenza el pensar que la castaña lo viera de aquella forma.

La extraña enfermedad de Hibari. [1827] -Yaoi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora