¿Cómo enamorar a Tsunayoshi?

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Kyoya llegó a la escuela temprano, como siempre, y fue al salón del castaño donde dejaría un ramo de rosas sobre su banca con una pequeña nota; el azabache pensó que podía causarle interés a Tsuna si le daba detalles de forma anónima. Hibari escribió el nombre completo de Tsuna en un pequeño papel, lo colocó encima del ramo y se imaginó cuál sería la reacción del herbívoro al encontrar tal sorpresa en su lugar; al imaginar el rostro sonrojado de Sawada, Hibari sintió la típica irritación en su garganta y se permitió dejar escapar pétalos de su odiosa flor.
— ¿Quién está ahí? — Se escuchó la voz de Tetsuya a algunos cuantos metros afuera del salón.
Hibari tenía que actuar rápido, ni si quiera tuvo tiempo para tomar los pétalos que había sacado, salió rápidamente por la ventana y fue bajando hasta poder entrar nuevamente al edificio; el demonio de Namimori suspiró de alivio y fue a la entrada para asegurarse de que todos portaran bien el uniforme.

Un castaño perezoso se levantó sin muchos ánimos, observó el reloj y después la chamarra del Hibari que estaba perfectamente doblada sobre la mesa; su mamá insistió, más de una vez, en que él lavara la prenda del carnívoro y se la entregara en señal de agradecimiento por haberlo ayudado tanto el día anterior.
— ¿No tienes clases, Dame-Tsuna? — Reborn entró a la habitación con una taza de café caliente en la mano y todavía con la pijama puesta.
— ¿De qué hablas? Es viernes... ¿no es así? — El décimo Vongola se quitó la camisa, la dejó sobre su cama y empezó a buscar su toalla.
—Faltan, más o menos, media hora para que empiecen las clases — comentó Reborn tras haber visto su reloj de muñeca.
— ¡¿QUÉ?! — Tsunayoshi tomó el reloj eléctrico que había sobre su mesa y se percató que éste seguía diciendo que eran las cinco de la mañana—. ¡Maldición!

Sawada llegó al salón de clases con una tostada de pan en la boca y sintió alivio al saber que el maestro aún no llegaba.
— ¡Juudaimei! — Saludó Gokudera desde su lugar e hizo una sonrisa amplia—. ¡Tiene una admiradora secreta, como era de esperarse!
—Yo, Tsuna — saludó Yamamoto después de que Gokudera terminara de hablar y, al igual que Hayato, hizo una sonrisa.
—Hola, chicos — el castaño caminó hasta su lugar y dejó su mochila sobre el asiento para después ver el ramo de rosas—. ¿Están seguros que es para mí?
—Había una nota escrita con su nombre, Juudaimei — el guardián de las tormentas le entregó el pequeño pedazo de papel a Sawada y se encogió levemente de hombros—. Pero no pone de quién es.
—Jajaja a Tsuna lo están viendo como una chica — comentó, divertido, Takeshi al recordar que las chicas eran las únicas que recibían rosas en ese tipo de situaciones.
— ¿Ehh? — Tsuna se lamentó mentalmente tras escuchar el comentario del azabache; tenía razón.
El castaño hizo a un lado el ramo que estaba sobre su banca junto con el trozo de papel y observó que había diferentes pétalos sobre la mesa; el joven Vongola ya había visto ese tipo de pétalos antes, pero no lograba recordar en que lugar las vio antes.
—Buenos días, jóvenes — saludó el maestro cuando entró al salón de clases, dejó su maletín sobre el escritorio y empezó a explicar un tema nuevo de biología: células.
El castaño no se preocupó en poner atención en clases, prefirió pensar en la chica tan ocurrente que le dio las rosas y suspiró al pensar que Kyoko podría ser la responsable del detalle; quizás, como él no daba el primer paso, la chica idol de la escuela lo hizo antes.

La hora de receso llegó más rápido de lo que Sawada pensaba; probablemente pensó que las horas pasaron así de rápido por haber llegado tarde.
—Juudaimei, ¿vamos a comer en la azotea? — Cuestionó Hayato con la caja de su almuerzo en mano; ya era costumbre que los tres fueran a comer a aquel lugar.
—Claro, pero antes tengo que entregarle esto a Hibari-san — el castaño sacó la chamarra del carnívoro de su mochila y desvió la mirada un tanto avergonzado al notar los rostros que ponían sus amigos.
—Jajajaja, ¿pasaron la noche juntos?
— ¡No digas estupideces del Juudaimei! Es más que claro que lo hizo por lo amable y considerado que es.
—Vamos... Sólo estoy bromeando, ¿verdad, Tsuna?
—No discutan, chicos — el joven Vongola suspiró y rascó nerviosamente su mejilla—. Los veré en la azotea.
Tsunayoshi salió sin compañía y caminó decidido en ir a la sala del comité; le daba un leve dolor en el estómago por tener que ir a buscar al demonio de Namimori, pero intentaba tranquilizarse pensando en que tenía cierta posibilidad de ser novio de Kyoko.
"Jajajaja, ¿pasaron la noche juntos?" El comentario de Yamamoto salió disparado a la cabeza del castaño interrumpiendo su sueño de ser la pareja de la idol de la escuela; Sawada se ruborizó levemente. ¿Hibari-san tendría pareja? Y, si es así, ¿quién sería la chica capaz de soportar al azabache? Tsuna pensó que el guardián de la nube tendría problemas con su posible pareja por lo poco demostrativo que es, quizás alguien así de temorizante jamás podría conseguir a alguien; el castaño sintió lástima al pensar lo solo que estaba uno de sus subordinados.
— ¿Herbívoro? — El azabache se encontró a Sawada enfrente de la puerta de la sala; los dos estaban a punto de entrar a dicho lugar—. Espero que tuvieras pensado tocar primero y no colarte sin permiso como la vez pasada.
— ¡Ah! ¡Hibari-san! — El décimo Vongola finalmente reaccionó, extendió ambas manos para acercarle la chamarra al contrario y dejó su mirada en los ojos grisáceos de Kyoya; no había notado antes lo llamativos que eran sus ojos—. Gracias por lo de ayer. Mi mamá dice que puedes volver a acompañarnos, está vez sería sin tantas tragedias como anoche.
—Hm — Hibari tomó la chamarra, la desdobló, se la colocó en los hombros, como ya era costumbre que se la pusiera, y agarró al castaño de la muñeca para que los dos entraran a la sala del comité—. Tengo que hablar contigo.
— ¡¡HIIIII!! S-Si no quieres no hay problema.
— ¿Hm? Eso no. ¿Qué cosas te gustan?
— ¿Eh? ¿Lo que me gusta?
—Sí — el azabache se sentó enfrente de su escritorio, colocó ambos codos sobre éste y dobló las manos para poder apoyar su barbilla en ellas para después dedicarle una mirada llena de interés al herbívoro.
—Ah... pues... me gusta salir a pasear, los videojuegos, el sumo y las cosas dulces.
—Hm.
—Eh... ¿a ti qué te gusta, Hibari-san? — El castaño vaciló cuando se iba a sentar en uno de los sofás que había en la sala y se inclinó levemente hacia donde se encontraba Kyoya en señal de que estaba interesado.
—La hamburguesa, el zumo de coco y los animales pequeños — contestó sinceramente el azabache y sintió como Hibird se pasaba sobre su cabeza—. Herbívoro.
— ¿S-Sí?
—Aceptaré la invitación de tu madre, pero con la condición de que tú seas el que cocine.
— ¡¡¿¿EHHHHH??!! — Sawada abrió los ojos como platos y una imagen de una bomba haciendo explosión salió disparada a su cabeza.
—Eso es todo, puedes irte — el carnívoro dio media vuelta en su silla y esperó a escuchar el castaño saliendo de la sala para poder dejar escapar un suspiro.
El azabache, conociendo los gustos del joven Vongola, ideó el plan perfecto para poder enamorarlo; debía de ir con lentitud, pero con seguridad.
—Vigila al herbívoro — ordenó Hibari al pequeño pájaro quien, después de recibir la instrucción, salió por la ventana mientras cantaba el himno de la escuela de Namimori.
Ahora, las posibilidades de Hibari para morir por causa de la odiosa flor disminuían levemente.

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Hey~ espero les haya gustado:3
El miércoles empezó la semana de exámenes:'A por lo que quizás no pueda publicar así de seguido como lo he estado haciendo [?]
Pero no se desanimen! Cuando menos se lo esperen habrá actualización! :3
Gracias a tod@s por su apoyo!! ❤✨

La extraña enfermedad de Hibari. [1827] -Yaoi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora