¡Práctica antes!

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《Ah maldición... ¿Por qué tengo que cocinar yo? Será mejor decirle a mamá que Hibari-san no aceptó por miedo a que volviera a flotar durante la cena; sí, es una excusa perfecta... 》 pensó el castaño, abrió los ojos y observó pensativo al techo de su habitación; Sawada no tenía interés alguno de cumplir el capricho del azabache, ya que era más que predecible que fracasaría terriblemente.
—Si haces eso lo más seguro es que mamá se pondría triste — comentó Reborn con cierta irritación en su voz, subió al estómago del joven Vongola y lo vio fijamente—. Me tomé la libertad de escuchar la pequeña charla que tuviste con Hibari y lo invité para que viniera mañana.
— ¡Reborn, no leas mis pensamientos! — Se quejó Tsuna algo molesto, se sentó sobre la cama y, después de algunos segundos, reaccionó a lo que su tutor había dicho—. ¡¿Mañana?!
—Un buen jefe de la mafia debe aprender a cocinar para sus subordinados — el pequeño azabache acomodó su sombrero y después señaló a Bianchi quien estaba entrando a la habitación—. Bianchi puede enseñarte a cocinar.
— ¡No quiero matarlo! — Sawada escondió su rostro avergonzado con sus manos y dejó escapar un suspiro con pesadez—. Le pediré ayuda a mamá.
—Si vas a despreciar mi ayuda bien, yo me voy — comentó la adulta algo molesta y salió de la habitación sin decir algo más.
—Mamá se fue a unas pequeñas vacaciones, volverá pasado mañana.
— ¡¿Qué?!
—Se ganó el viaje en una lotería y se llevó a los niños con ella.
— ¿Lambo, I-pin y Fuuta?
—Así es.
—Esto es malo...
—Buena suerte en aprender a cocinar, espero que sea una cena deliciosa o... — Reborn tomó a León en su mano y éste, como ya era costumbre, se transformó en una pistola—. Morirás.

El joven Vongola caminó a la cocina con un recetario que había pedido prestado a la biblioteca, se colocó el mandil amarillo de su mamá y empezó a hojear el libro que llevaba para ver que podía cocinar; quería hacer algo más sencillo que poner agua caliente en un vaso de sopa instantánea, pero quizás no sería del agrado del carnívoro.
"La hamburguesa, el zumo de coco y los animales pequeños" Tsuna recordó las pocas cosas que a Kyoya le gustaban; quizás hacer una hamburguesa no era tan difícil y, según él, en cualquier tienda podía comprar zumo de coco.
¡Bien! Sawada buscó la hamburguesa* en el recetario y siguió cada una de las indicaciones que le marcaba; como el invitado era el demonio de Namimori, tenía que asegurarse de que su comida fuera de buen gusto para el azabache. Claro, si no quería ser mordido hasta la muerte por el contrario.

—Siento hacer que vinieran — se disculpó el castaño con sus dos amigos y se limpió las manos con el mandil para caminar seguido de ambos a la cocina.
— ¡No es una molestia, Juudaimei! — Dijo Gokudera alegre y se sentó enfrente de la mesa—. ¿Está cocinando?
—Jajaja Tsuna, pareces una chica así — Yamamoto se sentó a un lado de Gokudera e hizo una inocente risa.
— ¡Cocina al extremooooo! — Ryohei saltó al asiento que estaba al otro lado de Gokudera y golpeó levemente la mesa, lo suficiente para dejarle una grieta.
—Me gustaría que me dieran sus opiniones de esto — Sawada dejó tres platos con lo que había preparado sobre la mesa e hizo una leve reverencia—. Por favor.
— ¡Se ve bien, Juudaimei! — Gokudera encajó su tenedor en la carne y arrancó un pequeño pedazo de ésta para poder comérselo al mismo tiempo que los otros dos—. ¡Es perfecto, tal y como era de esperarse!
— ¡¡Sabe al extremo!!
—Jajaja sabe bien, Tsuna.
— ¡Gracias a todos!
Los tres se terminaron toda la comida y pidieron repetir; Tsuna se sentía demasiado feliz, al fin lograba hacer algo bien por sí mismo.

Ryohei se fue antes que todos porque tenía que darle ocho vueltas a la ciudad, Hayato se quedó en la cocina limpiando la mesa e intentado reparar la grieta que el boxeador había dejado mientras que Takeshi ayudaba al castaño a lavar los platos.
—Oye, Tsuna — Yamamoto no retiró la mirada del vaso enjabonado que estaba a punto de enjuagar—. ¿Por qué ese interés en la cocina?
—Ah — Tsuna se estremecióal escuchar la cuestión del azabache e intentó fingir que seguía enjabonado más platos para parecer ocupado—. Verás... Hibari-san vendrá a cenar mañana y no quería ser mordido hasta la muerte.
— ¿Te gusta Hibari-san?
— ¿Qué? — Sawada, sorprendido, levantó la mirada para ver los ojos café del guardián de la lluvia y, torpemente, se secó ambas manos con el mandil que seguía usando—. ¿Por qué...?
—Jajaja últimamente has estado mucho con él a solas, ¿no es así? Y mañana cenarás con Hibari-san... — Yamamoto cerró el grifo impidiendo que el agua siguiera fluyendo por ésta y se volteó poco para encontrarse cara a cara con el contrario—. ¿Te gusta?
—N... — Tsuna bajó la mirada, sus mejillas proyectaron un leve tono rojizo y se quedó callado; él estaba seguro que lo de Hibari era... ¿era qué?
El azabache tomó al castaño de la barbilla y lo obligó a que lo viera a los ojos; el ambiente se puso tenso, Tsuna estaba seguro de la relación que tenía con su subordinado y, claramente, no era una amorosa.
—No — contestó el castaño con nerviosismo ya que nunca antes había visto a Yamamoto comportándose de aquella forma, pasó algo de saliva con esfuerzo y le dedicó una mirada desafiante—. ¡A mí me gusta Kyoko-chan!
— ¡Bastardo! ¡¿Quién te crees para entrar así a la casa del Juudaimei?! — Se escuchó gritar Gokudera a pocos metros afuera de la cocina, al parecer un intruso estaba invadiendo propiedad privada.
—Jajaja, tampoco es un asunto grave... Relájate, Tsuna — el guardián de la lluvia sonrió como normalmente lo hacía y se volteó para ver porque Hayato estaba armando un alboroto—. ¿Hibari-san?
— ¡¡¡HIIIII!!! — Chilló el castaño al encontrar la temible silueta del demonio de Namimori en la entrada de la cocina—. ¿N-No ibas a venir mañana?
—Estaba paseando, los vi por casualidad y pensé que estaban a punto de pelear — contestó fríamente Hibari para después golpear a Gokudera ya que era la persona que estaba más cerca de él—. Hm, haces mucho ruido.
—Tsk... ¡Maldito! — Hayato maldijó entre dientes al carnívoro y mandó su mano izquierda al brazo derecho, lugar donde había recibido el golpe.
—Todo está bien... A excepción del brazo de Gokudera — el guardián de la lluvia caminó hasta donde estaba Hayato y se lo llevó para atender la leve herida que el golpe había causado.
— ¿Todo bien, herbívoro? — Cuestionó Hibari cuando Takeshi abandonó la cocina.
—S-Sí...
—Hm... parecía que iban a tener una pelea.
—Lamento haberte preocupado.
—Hm.
Hibari asintió levemente con la cabeza y caminó hacia la salida de la cocina, pero una punzada en su pecho hizo que se detuviera y volteara a ver a Sawada; Tsunayoshi tenía un mal sabor de boca, le daba el presentimiento de que su subordinado estaba dañado y le temía, a la vez que le preocupaba, la razón de aquella sensación.
—Herbívoro, yo...
— ¡Es cierto! Mañana haré tu comida favorita, así que ven con apetito... por favor — el castaño interrumpió lo que el azabache iba a decir y le dedicó una sonrisa nerviosa.
— ... — Los ojos grisáceos del carnívoro se quedaron viendo a la nada y, poco tiempo después, pasaron a los ojos castaños del contrario—. Bien, hasta mañana.
Hibari salió de la casa, sin decir algo más o esperar a que el castaño le dijera algo, y caminó con dirección a su casa; sentía algo extraño en su interior, pero no estaba seguro de lo que se trataba.

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*Nota: pondré las hamburguesas japonesas :'A dudo que los japoneses coman las hamburguesas que tienen pan, queso, carne, etc...

Ahí vamos!! > . < espero les guste~
Aprecio mucho su apoyo ;u; me hacen demasiado feliz, saben?
Hasta la próxima!!

La extraña enfermedad de Hibari. [1827] -Yaoi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora