¡De camino a la casa de Tsuna!

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—Al fin terminé — dijo, para sí mismo, el castaño tras guardar el último montón de papeles que había hecho, pasó su antebrazo por su frente, como si se estuviese limpiando el sudor, y se estiró un poco hasta que uno de sus huesos tronara.
El castaño recorrió la sala del comité con la mirada, se dio cuenta de que el carnívoro se había quedado dormido en el sofá y, por alguna razón, recordó la vez que Kyoya fue su compañero de cuarto en el hospital; Sawada no podía encontrarse en una posición más peligrosa, tenía que despertar a Hibari pues él dijo que lo acompañaría a casa, pero le daba miedo que al despertarlo lo mordiera hasta la muerte. Tsuna decidió salir, lo más silencioso posible, pero al momento de abrir la puerta ésta rechinó despertando al azabache.
— ¿Planeabas huir? — Hibari le lanzó una mirada amenazadora a Sawada, se levantó del sofá y envió sus manos hacia sus tonfas.
— ¡¡HIIIII!! S-Sólo iba a buscar unos pantalones a los vestidores del gimnasio, iba a regresar para ir contigo — Sawada apretó los puños y bajó la mirada esperando a que Kyoya lo golpeara.
—Hm... Sígueme — el demonio de Namimori sacó un juego de llaves de su cajón y caminó seguido del castaño.
Kyoya observó su reloj y cálculo el tiempo que llevaba sin tener un ataque de tos; casi cuatro horas. Quizás se equivocó, otra vez, de la persona de quien estaba enamorado. Sawada no dejaba de recorrer los pasillos con la mirada preparándose mentalmente de que algo o alguien podría salir de repente y darle un susto de muerte; lo que menos quería en ese momento era actuar como un completo inútil enfrente del carnívoro que no dudaría ni un segundo en golpearlo por hacer tanto alboroto.
—Aquí quédate, traeré lo que encuentre — Kyoya sintió, nuevamente, irritación en la garganta, observó su reloj y, abriendo la puerta de los vestidores con las llaves que llevaba, se metió rápidamente para permitirse toser hasta dejar libres varios pétalos; fue en ese momento cuando el líder del comité se percató que la flor soltaba pétalos cada cuatro horas y, únicamente, si veía al herbívoro. 
El castaño se rascó nerviosamente la nuca mientras daba pasos cortos de a un lado a otro; el gimnasio estaba bastante oscuro y temía que un ente se hiciera presente. Kyoya salió de los vestidores con varias prendas y tocó el hombro de Tsuna para que él se diera cuenta de su presencia; sin embargo, Sawada se estremeció al sentir dicho tocamiento y, en lugar de pensar en algo lógico, se asustó tanto que empezó a correr hasta que cayó al suelo por tropezarse con su propio pie.
— ¿Estás bien, herbívoro? — El carnívoro fue hasta donde había caído el castaño y se le quedó mirando, esperando a que se levantara por sí solo.
—C-Creo que me lastimé el tobillo del pie con el que tropecé — comentó un Tsuna avergonzado al darse cuenta de lo que su torpeza podía ocasionar.
—Qué problemático — Kyoya dejó en el suelo las prendas que llevaba y se las acercó al herbívoro castaño—. Te llevaré en mi espalda.

Tsunayoshi finalmente de terminó de poner la ropa que Hibari había robado de distintos casilleros, se colocó la chamarra del líder del comité en sus hombros y, con ayuda del azabache, se levantó para poder acomodarse en la espalda de Kyoya; lo más probable es que después de aquello el guardián de la nube lo obligara a pagarle el favor que le hizo.
— ¿Listo para irnos? — Cuestionó Hibari mientras sujetaba las piernas de Sawada para que no se cayera.
— ...Sí... — El castaño se sentía incómodo, no sabía que decir cuando los dos llegaran a su casa; lo más probable es que todos en su casa lo molestarían. 

La caminata no fue tan larga como ambos se habían imaginado; Sawada hacia una pregunta de cualquier tema y Kyoya la contestaba siendo lo menos cortante posible.
— ¿Y sabes como sacar la ecuación de un círculo? — El décimo Vongola formuló otra pregunta aleatoria.
—Sí — respondió Kyoya y, antes de que Tsuna hiciera otra pregunta, continuó: — ¿Y tú?
—Soy muy inútil para ese tipo de cosas — contestó Tsuna con una torpe sonrisa dibujada en su rostro, dejó escapar un suspiro y levantó la mirada—. Gokudera-kun y Reborn intentan ayudarme, pero no entiendo nada.
—Hm — Hibari se detuvo a unos cuantos metros antes de llegar a la casa del castaño y, teniendo precaución de Sawada no se fuera a caer, saltó a la barda.
—Eh... Hibari-san... Creo que sería más normal entrar por la puerta, así mi mamá se da cuenta que ya llegué a casa — dijo el décimo Vongola cuando se percató que su guardián de la nube estaba preparándose para entrar por la ventana.
—Hm — el líder del comité saltó hacia el suelo, caminó hasta la puerta de la casa y le dio pequeños golpes a ésta para que se dieran cuenta de que estaba afuera.
Tsuna vio el timbre que estaba a un lado de la puerta y evitó decirle al carnívoro de la existencia de dicho objeto; el castaño pensó que quizás Kyoya nunca antes había ido a una casa como invitado y no sabía usar el timbre.
— ¿Tsu-kun? — La mamá de Tsunayoshi abrió la puerta y se sorprendió al ver a su hijo siendo cargado por un chico que desconocía—. ¿Sucedió algo malo?
—Hola mamá, me lastimé el tobillo y Hibari-san me ayudó a venir a casa... ¿puede pasar? — El castaño de ruborizó levemente e hizo una pequeña sonrisa para que su mamá no se preocupara.
—Buenas noches — saludó Kyoya, un tanto incómodo, y desvió la mirada hacia el interior de la casa; parecía un lugar tranquilo.
—Claro, adelante — la castaña sonrió como de costumbre y le permitió el paso al azabache—. Para agradecerte por ayudar a Tsu-kun te puedes quedar a cenar.
Kyoya asintió levemente con la cabeza y empezó a caminar hacia la habitación del castaño quien estaba rezando mentalmente para que el guardián de la nube rechazara amablemente la invitación a cenar puesto, conociendo al carnívoro y las personas que habitaban su casa, mordería a todo el mundo hasta la muerte.
—Al fin llegas, Dame-Tsuna — comentó Reborn al ver que Hibari había entrado a la habitación con Sawada en la espalda—. Ciaossu, Hibari.
—Hm, bebé — Kyoya soltó a Tsuna asegurándose de que cayera en su cama y se dirigió a la ventana—. Adió...
—Hibari, deberías de quedarte a cenar — Reborn interrumpió la despedida de Hibari—. Mamá podría deprimirse si no nos acompañas.
— ¡Reborn! Hibari-san seguramente tiene cosas más importantes que hacer — dijo Sawada como para darle razones al carnívoro para que no se quedara.
—Si el bebé insiste — comentó el demonio de Namimori mientras se alejaba de la ventana y se sentaba en el suelo.
Reborn sonrió maliciosamente al lograr su objetivo y salió de la habitación mientras que el castaño lloraba mentalmente al pensar las variadas posibilidades de lo que podría suceder a lo largo de la cena; el décimo Vongola suspiró resignado y colocó la chamarra de Kyoya en la cama.
—Tsu-kun, te traje algunas cosas para tu tobillo — Nana dejó una pequeña caja de primeros auxilios cerca de su hijo y, haciendo una leve reverencia, salió de la habitación sin preocuparse de escuchar alguna palabra por parte del castaño.
—No tienes que quedarte si no quieres — musitó Tsuna mientras sacaba una crema especial de la caja antes mencionada.
— ¿Me estás tratando así después de que te cargué hasta llegar? — Inquirió, indignado, el azabache y le dedicó una mirada fría al castaño quien empezó a actuar de manera torpe por los nervios—. ¿Necesitas ayuda con eso?
—N-No... — el décimo Vongola se vendó, como pudo, el tobillo e hizo una sonrisa nerviosa—. Deberíamos de bajar ahora.

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xD ya de deben de imaginar más o menos que pasará en el capítulo siguiente  [?]
Para los que no se han dado cuenta:
I-pin + Hibari = explosión segura.
JAJAJAJAJA no será una cena normal!! > . <

La extraña enfermedad de Hibari. [1827] -Yaoi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora