¡Problemas con Hibari!

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Tsuna tuvo que pausar la película para abrir la puerta dejando entrar a dos infantes más: I-pin y Lambo, Reborn le dejó una maleta con varias cosas aparte y, antes de que el castaño le reclamara por tener que ser la niñera, desapareció entre la oscuridad de la noche; ahora tenía que idear una forma en que I-pin no activará su bomba de tiempo Pinzu. Sawada cerró la puerta y dejó su maleta a un lado del sofá, después de aquello reunió a todos los niños a excepción de Hibari y se agachó para quedar a la altura de todos.
—Ésta no es nuestra casa, por favor no vayan a romper nada — suplicó el mayor mientras mandaba sus dos manos hacia al frente en forma de oración.
— ¡¡Wuajajaja!! Lambo-san se comportará mejor que Fuuta e I-pin.
— ¡I-pin promete no avergonzarse!
—Si Tsuna-nii lo pide está bien.
—Gracias a todos — algunas cuantas lágrimas se acumularon en los ojos del castaño y abrazó a todos.

Al día siguiente Tsuna se despertó al sentir unos golpes suaves en su estómago, se levantó algo confundido y se dio cuenta que era Hibari quien lo estaba golpeando.
— ¿Tienes hambre, Hibari-san? — El mayor cargó al azabache, lo dejó en el suelo y caminó a la cocina.
—Hm — Kyoya, aprovechando que el castaño estaba distraído, se arregló lo más rápido que pudo con su uniforme escolar haciendo que los demás infantes se despertaran.
—Lambo-san aún quiere dormir — se quejó Lambo mientras daba una vuelta en la cama.
—Esta hora está clasificada en el primer puesto como la mejor hora para despertarse — comentó Fuuta para después bajar de la cama e ir a la cocina junto con I-pin.
— ¡I-pin le gusta levantarse temprano, maestro le enseñó! — Aseguró la pequeña niña, se sentó en una de las sillas y esperó a que el rubio se sentara a un lado de ella.
— ¿Está bien si les doy solamente frutas? — El castaño empezó a lavar la fruta que había para después cortarla y dejarla en un plato grande; no podía hacer otra cosa debido a la falta de ingredientes—. ¿Ah? ¿Y Hibari-san?
El sonido de una puerta abriéndose hizo que el joven Vongola corriera a la entrada principal donde, después de haber cargado a Kyoya, cerró la puerta; al parecer el azabache tenía planeado ir a la escuela.
—Hibari-san, no puedes ir así a la escuela, no te queda el uniforme — Tsuna dejó al pequeño sentado a un lado de Fuuta y le acercó algo de fruta para que la comiera—. Tendrás que esperar con los demás, estoy casi seguro que Bianchi vendrá a cuidarlos.
— ¡Tsuna-nii finalmente se comporta como un adulto! — El rubio felicitó al mayor tras escucharlo; con el tiempo que ha vivido junto con él, pudo notar que, desde que empezó a juntarse un poco más con Kyoya, la madurez del castaño estaba aumentando.
—Fuuta-kun tiene razón — comentó I-pin complemente segura de lo que decía, agarró un cubierto y empezó a comer de la fruta.

Las clases habían pasado como cualquier otro día, Tsuna pasó el tiempo con sus amigos como de costumbre aunque se sintió extraño al no ver a Hibari caminando por los pasillos; a la hora de receso, Tsuna, Hayato y Takeshi, decidieron almorzar en la parte de abajo.
— ¿Está bien, Juudaimei? — Inquirió el peliplateado una vez que los tres se sentaron—. Reborn me dijo que está cuidando a todos los niños.
—Jajaja, Tsuna se convirtió en mamá — comentó el guardián de la lluvia con su típica sonrisa plasmada en su rostro.
—Pensé que sería más difícil; me vuelven loco cuando todos están peleando.
—Si necesita ayuda no dude en llamarme, Juudaimei.
—A mí tamb...
La melodía de un celular interrumpió a Yamamoto, el castaño se disculpó por aquello y contestó la llamada sin ver antes el número.
Tsuna, Hibari ha...

— ¿Tsuna? ¿Estás bien?
— ¿Juudaimei?
—Hibari ha desaparecido — el joven Vongola dejó caer su móvil al suelo, con la mirada perdida se levantó y empezó a temblar—. ¡Hibari-san no puede defenderse él solo ahora!
—Tranquilo, Juudaimei, lo encontraremos.
—Vamos a separarnos, ¿te parece bien, Tsuna?
—Sí...

Sawada empezó a correr por las largas calles de la ciudad, no sabía donde empezar a buscar, por lo que corría siguiendo sus instintos; el castaño tenía que asegurarse de que él estuviese bien, sabía que debía faltar a la escuela para cuidarlo por lo que se regañaba mentalmente por haber hecho caso omiso a su idea. Tsuna se metió a los callejones más peligrosos de la ciudad, pasó por zonas donde era común encontrarse con yakuzas, corría rápidamente por enfrente de diferentes bares hasta que, en un callejón sin salida no muy lejos de un bar, divisó la chamarra del carnívoro en el suelo; Sawada no lo pensó más de dos veces, entró al callejón y encontró a Hibari sentado en el suelo con la espalda recargada en la pared, tenía la cabeza baja y estaba totalmente despeinado.
— ¡Kyoya-kun! — Gritó el joven horrorizado, corrió para después dejarse caer de rodillas enfrente de Hibari y tomó ambas mejillas de éste para ver su rostro.
— ¿Hm? — El azabache tenía la mirada pérdida y sin brillo, no podía dejar de temblar y varias cortadas y moretones adornaban horriblemente su rostro.
— ¡¿Quién te hizo esto?! — Tsuna tomó ambos brazos de Kyoya para observar las heridas que tenía, bajó su mirada y se percató que también sus piernas estaban heridas—. ¡Responde!
—Tsuna-san olvidó su almuerzo en casa... — murmuró Hibari lentamente, le era difícil pronunciar las palabras, volvió a bajar la cabeza y un par de lágrimas cayeron por sus mejillas.
—Todo fue mi culpa — Sawada abrazó fuertemente al carnívoro y, para su sorpresa, sintió más heridas en la espalda de éste—. ¿Puedes perdonarme?
—El almuerzo de Tsuna-san — el infante, con esfuerzo, se alejó del castaño y empezó a buscar con la mirada el objeto que había mencionado; su mirada seguía sin recuperar el brillo, parecía seguir en estado de shook.
— ¡Eso no importa! — El joven castaño tomó los hombros del azabache y lo agitó hasta que el brillo de los ojos grisáceos de éste apareciera nuevamente.
— ¡Tsuna-san! — El guardián de la nube finalmente reaccionó, empezó a toser al ver al mayor y dejó salir sus típicos pétalos con algo de sangre para después estallar en llanto; estaba demasiado débil, no podía estar más tiempo de pie—. T-Tu almuerzo...
— ¿Quién te hizo esto? — Inquirió un Tsuna serio, no era hora para que él también empezara a llorar.
—N-No sé... Y-Yo sólo... — Kyoya cayó rendido al suelo, estiró su brazo para sujetarse del castaño y, como en películas de acción que ha visto anteriormente, lentamente cerró los ojos hasta perder el conocimiento.

—Va a estar bien, deja de llorar, Dame-Tsuna — Reborn le entregó una taza con chocolate caliente a su alumno y le dio unas pequeñas palmaditas en la espalda para que se animara.
—Aún así... ¡No sé que le hicieron! — Tsuna sujetó la taza con ambas manos y, sin poder dejar de temblar, intentó darle un pequeño sorbo—. ¡Todo por mi culpa!
— ¡No es su culpa, Juudaimei! — Intentó consolar Gokudera a su querido amigo, dejó una pieza de pan enfrente de él, sobre la mesa, y miró de reojo a la habitación de Hibari; la puerta estaba entre abierta, por lo que le permitía ver un poco al carnívoro.
—Vamos, Tsuna, lo importante es que está con vida — las palabras de Takeshi, por alguna razón, tranquilizaban, aunque fuera un poco, al castaño—. Hibari-san no querrá verte así cuando despierte, ¿verdad?
—Ya es tarde... Tsuna, si pasa algo no dudes en llamar — Reborn señaló su teléfono celular, revolvió suavemente el cabello de su alumno y salió de la casa de Hibari.
— ¿Vas a estar bien, Tsuna? Nos podemos quedar si quieres.
— ¡Lo podemos ayudar en lo que sea, Juudaimei!
—Chicos... — Tsuna acumuló varias lágrimas en sus ojos y estrechó a sus dos amigos entre sus brazos; estaba feliz por recibir el apoyo de ambos, pero aún seguía inquieto por lo que había sucedido con el azabache—. Estaré bien, gracias.

Hibari finalmente despertó de su largo sueño, se sentó, con mucho cuidado, sobre su cama y observó una cabellera castaña descansando en el borde de su cama; al parecer Tsuna se había quedado sentado a un lado de él y, por el cansancio, se quedó dormido sin darse cuenta. El azabache miró sus brazos, piernas, su pecho y estómago vendados; había sido machacado por una bola de herbívoros que, si tuviera su cuerpo normal, hubiese mordido hasta la muerte sin problemas. Kyoya volvió a acostarse, sin hacer mucho escándalo para no despertar a Sawada, y cerró los ojos provocando que los recuerdos de cómo había sido atacado salieran disparados a su cabeza; se sentía mal consigo mismo por permitir que algo así sucediera, por no salir con su celular o con alguna arma pequeña, por no pedir compañía cuando él sabía perfectamente que la necesitaba.

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Bueno... espero les haya gustado x3
Sí, sé que está algo sad  [?] Así que disculpen eso si no fue de su agrado...
Nos vemos en la próxima!! ❤✨
Gracias a todos!

La extraña enfermedad de Hibari. [1827] -Yaoi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora