Layannah Mikaelah es una chica de 16 años, desde los 4 años su vida se convirtió en un Infierno, del que ninguna chica se pueda imaginar, su mama no le cree nada de lo que le dice, su mama cree que esta Loca y que ella misma se inventa historias!
¿Q...
Para el caso tenía que mandarle un mensaje a El, con este celular, que muy bien no sé cómo se usa. Pero obvio sabia mandar mensajes. Y no podría quedarme en este lugar toda la mañana mientras la gente que pasaba se me quedara viendo, extrañaba tener un cuarto y vivir en una casa, pero no en una como la mía, horror, testigo de muchas cosas. Menos mal esa casa ya no existe.
Damián había ofrecido su casa, pero obvio no iría a dormir en ella, claro.
Necesitaba ir a un lugar y sacar todo lo que tengo adentro, así que fui a caminar, es feo no teme un hogar, un lugar donde llorar, donde desquitarte.
Fui y a un lago y me puse a lanzar piedras, me sorprendía que las piedras pudiesen llegar tan lejos, tan grande era mi furia, tan grande era mi tristeza. Ese lugar es súper solitario, es muy raro que haya gente ahí.
Así que me puse a llorar, no era niña cobarde, solo estaba cansada de ser la niña fuerte, la niña que oculta cosas, estaba cansada de vivir en un infierno, soy huérfana, no tengo familia, no tengo hogar, estoy sola y nadie puede ayudarme.
Después de desquitarme y desahogarme un poco decidí ir a la biblioteca y leer, estudiar algo ya que había faltado ya dos días a la escuela, y así sirve y me distraigo un poco, y deje de pensar en cosas que no quiero pensar, saliendo de la biblioteca. No había comido nada en todo el día, pero ayer había comido bastante a mi parecer, así que se recompensa con lo de hoy, volví a mi carpa, Y me quedé acostada un rato.
A la mañana siguiente, volví a la escuela, y me prometí a mi misma que ya no faltaría a la escuela.
No podía faltar solo por qué no quería ver a ella, o por no ver a el.
Pero si me ha viese permitido faltar por qué me sentía mal.
Llegue a la escuela y me senté en la banca del fondo y me puse a dibujar, en lo que la clase iniciaba.
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Durante toda la clase Ethan no dejaba de verme, lo cual sentía muy extraño.
El debería dejar de hacerlo, me hace daño. El no puede jugar con las dos de esa manera. El quizás no sea el correcto. Aunque con el me sienta distinta y diferente, trataba de no mirarlo, intentando concentrarme en la clase de historia. Convencerme a mi misma, del daño que me causaba y podía causarme si Ethan me sigue hablando, intenta darme como confianza, pero no puedo confiar en alguien no más por que si, ¿y qué tal si es más malo? ¿Quiere algo más que jugar con ellos sentimientos de ambas? No lo sé. Pero seguía intentando concentrarme en la clase. El maestro se paraba a hablar sobre historia, la clase más aburrida de todas las clases.
A la hora de recreo, me fui y me senté a café con Brayan y sus amigos. Solo hablaban de cosas estupidas, y de videojuegos. Pero prefería sentarme con ellos a tener a Ethan cerca viéndome. Decidí terminar mi dibujo, tenía una libreta llena de dibujos que representan la manera en la que yo me siento.
Es una libreta que nunca Nadie a visto.
A veces hay cosas que uno se guarda para sí mismos, cosas que no contamos, y ocultamos.
Hacía días que ya había dejado esa adición que tenía, y no no es drogas ni alcohol. Bueno no tenía una adición como tal a los cigarros pero me hacen sentir bien. Pero tengo otra adición que es más grande y esa no puedo controlarla.
Pero no pude resistir, y sentí la necesidad de volver a caer en ella.