-voy a sacarle copia a esto-.
-Andrea, ¿Por qué nunca copias en clase? - responde Sofía frunciendo el ceño.
-no me gusta... ya deberías saberlo-
-bueno dale, pero muévete que necesito irme-
Tomo los apuntes y voy directo al chico que saca las copias.
-por favor me sacas copia desde esta pág. hasta esta-. Le digo al chico hojeando el cuaderno y el asiente. Cojo mi telf. y le mando un texto a Adela.
*te busco en dos horas*
*esta bien*
Recojo mis copias, voy de nuevo al salón y le entrego a Sofía su cuaderno.
-gracias eres un sol. -
-de nada fastidiosa-. Responde y se marcha.
Hay se encontraba ella, tan hermosa como siempre, llevaba puestos unos jeans negros rasgados por la rodilla y un suéter blanco con negro, el mismo que llevaba el día que me pidió que fuese su novia, el mismo con el que me hizo el amor por primera vez, y mi corazón no pudo evitar sentirse emocionado y acelerado, aun sabiendo que no podíamos estar juntas, que tenía que entender que si quería que funcionaran las cosas entre nosotras tenía que mantenerme alejada, ¡pero MIERDA! Que difícil era mantener ese pensamiento mientras la tenía tan cerca. Abrió la puerta del auto y entró regalándome una sonrisa de medio lado, su olor característico tocó mi nariz y me sentí nuevamente embelesada por ella, quería besarla, no podía evitar temblar mientras la veía sonreírme, aunque no dijimos nada, no era necesario, las palabras sobraban cuando las miradas lo decían todo, sabía que me deseaba tanto o más que yo.
- ¿quieres comer algo? - preguntó. Y yo volví en sí, la verdad no me importaba lo que hiciéramos, solo quería estar con ella un poco más.
- sí, está bien-, respondí, y ella sonrió nuevamente.
Era jodidamente hermosa, tal vez podía funcionar, podía darle lo q ella pedía.... Mentira, no podía, no podía sentirme mal aceptando tan poco de ella, aun así, lo ponía en dudas muchas veces.
Estacioné el auto en el centro comercial, me quedé unos minutos viéndola, suspiré. Preferí bajarme del auto antes de besarla, ella se bajó detrás de mí.
- ¿quieres sushi? - escuché decirle suavemente. Sonreí, me conocía lo suficiente como para saber que siempre diría sí a la comida japonesa.
Asentí levemente, mi mirada se suavizó, era de ella, y por un momento sentí que ella era mía. Tal vez de cierta manera lo era, sino, para que escribirme de madrugada diciendo que me extrañaba.
-estas loquita- dice sonriendo y jugando con su comida, sonríe de una manera despreocupada, se ve feliz, eso es lo que quiero... verla feliz.
- ¿loca por qué? –pregunté.
-siempre haces cosas raras, aun así, me gustan- guiñó un ojo y el gesto me paralizó nuevamente.
El resto de la cena se resume en risas y miradas que hablaban por si solas, la cosa más difícil sería dejarla en su casa, y no besarla, quedarme con las ganas, ofrecerle mi amistad por segunda vez era lo correcto. Pero, ¿se puede ver como a una amiga a una persona que era completamente dueña de ti? Tenía que aprender a vivir con ello, prefería eso a perderla por completo.
-tengo algo que decirte-. Dijo agachando la mirada, odiaba profundamente escuchar esas palabras de su boca, nunca traían nada bueno, aun así, admiraba que tuviera el valor para contarme algo, ya que lo hacía muy poco.

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por siempre ella
Storie d'amoreandrea nunca espero que adela llegará a su vida, mucho menos pensó que tantas cosas podrían pasar, tras un torbellino emocional y malas decisiones estas dos chicas tendrán que conseguir una solución al caos en los que se convertirán ambas vidas port...