# VEINTISÉIS.

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– Nick, estoy enferma. Por favor hazme mimos— me quejo sorbiendo mi nariz.

Mi voz suena ronca, he llorado con patéticas películas de romance, lo cual apesta.

Y mi jodido mejor amigo no viene a hacerme cariños.

Últimamente me la he pasado echada en el sofá del hotel— porque si, nos hemos ido de viaje hacia los Ángeles. Casi dos semanas.

Los primeros días visité a mi única familia, mi pequeña sobrina Tara y mi ex cuñado y su insoportable hermano adolescente.

Yo ya conozco está ciudad, por lo cual no me hace mucha ilusión. Pero a Nick le ha sentado de maravilla, ahora se la pasa bronceándose y ligando chicas.

Mientras yo escucho desde el sofá, vaya vacaciones.

– Que quejumbrosa, deberías de salir a pasear. No lo sé así te encuentras un buen polvo, yo que se. —se acomoda a mi lado acariciando mi cabello.

– Sólo tengo ojos para ti bebé. —me acercó a sus labios pero el estornudo me gana.

Ups.

– Esto es asqueroso— suelta una carcajada limpiándose la cara.

Yo río y él comienza a hacerme cosquillas. Lo había intentado dos veces, acostarme con el para olvidar al maldito imbécil de mi ex jefe. Pero no podía olvidarlo y Nick no iba a aprovechar aquello.

No sé cuántas horas han pasado, pero al despertar tirada en el suelo no hay rastros de Nick.

Veo una nota en la mesita de cristal.

"Salí a surfear, regreso tarde.
Pdt: deberías ducharte hueles mal ;)"


Tiro la nota y comienzo a olfatearme, Ugh. Creo que sí debo tomar esa ducha.

Termino de ponerme un pijama de seda, es tan cómoda.

Salgo del hotel con pasó lento, hay fuertes corrientes de aire.

La verdad está ciudad suele ser mi refugio, vengo aquí cuando quiero sentir que tengo una familia. Suena raro de alguien tan solitaria como yo, pero a veces siento que no tengo nada.

Hace varios años que lo perdí todo.

Sólo una pequeña parte se salvó.

La ciudad no es nada silenciosa, por lo cual decido ir a la playa.

Ser una defensora de la justicia me ha enseñado mucho.

No siempre se puede ser justo, así es nuestro absurdo razonamiento.

Camino por la orilla, la arena se siente caliente y se pega a mis pies. Las olas se desvanecen antes de llegar hacia mí, siento paz.

La cual no dura mucho antes de que mi celular comience a sonar desbocado.

Nick, pero que sorpresa. Pensé que estaría con alguna rubia bronceada piernas largas.

– ¿Dónde estás? — preguntó ansioso.

– Hola Nick, estoy bien ¿y tú?. No, no he comido. Gracias por preguntar. —conteste indignada.

– No juegues, dime dónde te encuentras. —hablo más serio.

– Bien gruñón, estoy en la playa a unos diez minutos del hotel. —y luego me colgó.

¿Y a este que le pasa?

Segundos después me envió un mensaje.

"Me lo agradecerás luego."

Estaba confundida, pero decidí seguir caminando.


El viento seguía corriendo muy fuerte, me senté sobre la arena. Se sentía agradable.

En el silencio de las olas y las lejanías de los gritos, no pude no pensar en él.

Él y sus ojos aceituna, él y su encantadora sonrisa.

Él sus estúpidas mentiras.

Y allí estaba yo, la abogada más imbécil por creerle.

Por hacerme ilusiones, estúpidamente falsas.

– Lo que yo siento por ti no es falso. —Oí su voz detrás de mí.

Ahora hasta alucino con él, fantástico.

– Enserio, debería dejar de pensar en voz alta. —dijo burlón

Entonces gire todo mi cuerpo, allí de pie estaba él.

Killian Vahamonde.

Con su increíble atractivo, y siendo un imbécil como siempre.

Me levanté de la arena, lo encaré como pude.

– Lo que siento por ti no es falso, absolutamente no lo es. —Quise sonreír, pero mi furia me había invadido.

– No te creo. —me giré y quise correr, pero como la torpe que soy tropecé con una roca, dándome en el dedo chiquito del pie, cerré con fuerza los ojos tragándome el dolor.

Me levanté con la poca dignidad que me quedaba.

– Enserio, no te miento. Mi ex esposa no significa nada para mí. —cogió mi brazo y me puso frente a él.– aquel día solo hablamos de nuestras hijas, yo solo pensaba en ti, Lara yo todo el tiempo sólo puedo pensar en ti.

Cogió mi cara entre sus duras manos, me acarició. Cómo tanto extrañé que lo hiciera.

– La mirabas con amor, yo los vi Killian. —un nudo se instaló en mi garganta.

– Lara, yo solo podría mirarte a ti con amor. —sonrió y cerró sus ojos juntando su frente contra la mía. – Srta. Bell, llevo enamorado de usted hace dos años.

Lo miro impactada, mi corazón se agita.

– ¿Qué? —Aunque me esfuerzo por decir más, es lo único que me sale de los labios.

– Lara, estoy enamorado de ti. Lo he estado por dos años, desde la primera vez que te vi. La amo Srta. Bell.

Mis ojos se cristalizan, pero aún tengo dudas de si estoy soñando, o tal vez alucinando.

Así que le doy una bofetada, y no, no es un sueño.

El en verdad está aquí.

– Quiero saber cómo, por qué, cuándo, a qué hora— y me calla con un beso.

– Te lo contaré todo, solo si vuelves conmigo. —besa mi frente y toma mi mano.

– Vaya que eres un maldito imbécil. —sonrió y él también lo hace.

Nos sentamos sobre la arena y comienza arelatarme todo desde el inicio. Nuestro gran inicio...




















Alexa C.V

Hola❤
Ya son los últimos capítulos, los próximos serán más detallados.
Gracias por sus comentarios y votos❤

Ustedes haces esta historia, espero les haya gustado el capítulo. También la canción, el capítulo lo hice escuchándola.

MI JEFE ES UN PERFECTO Imbécil.|COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora