2. Su aroma ✿

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Transcurrió una semana completa, caracterizada por un alfa híper celoso y sobreprotector que se aferraba al omega junto a él.

Más que incontables fueron las veces que le gruñó a la pobre Anne por simplezas como servirle el desayuno al muchacho, acceder al cuarto para hacer la limpieza o incluso saludarle una mañana. La agradable beta no podía hacer los quehaceres tranquila porque el alfa mostrándole sus blancos colmillos nunca hacía falta.

Entonces llegó esa tarde, una en la que por fin vio al alfa regresar a su rutina de trabajo y pudo hacer su labor tranquila.

Zayn yacía acurrucado en el blanco sofá, vistiendo su pijama de algodón, rodeado de objetos acolchados, con un tazón de palomitas entre sus piernas y observando un documental en la pantalla plana del salón.

La morena de dulce sonrisa concluyó con la limpieza y de inmediato se sentó junto al menor, agarrando un puñado de palomitas.

El chico no se inmutó, le agradaba la beta y no le molestaba en absoluto compartir o ver la televisión a su lado.

Todo iba en correcta quietud, cuando de repente la mujer se quedó estática, como si hubiese analizado algo por mucho y obtenido una respuesta demasiado impactante.

Pues eso fue lo que ocurrió en verdad.

Giró el rostro en dirección al omega, que se encontraba hundido en su programa mientras comía de las botanas saladas, y tardó un minuto boquiabierta, buscando las palabras correctas.

"¿Zayn?" la mirada ambarina voló hacia ella en un instante, consiguiendo un parpadeo de curiosidad por parte de esas largas pestañas oscuras. Él apagó el televisor. Ella se remojó los labios y admitió: "Hueles distinto."

Los ojos del omega se abrieron con gran sorpresa. Aquel comentario lo tuvo olisqueando su propia camiseta a la exclamación de "¡Pero sí me bañé!"

La beta rió levemente con una negación.
"No, cariño" lo interrumpió, recuperando la atención del chico "Tu omega es quien huele distinto."

"¿Qué quieres decir?" su confusión fue real. No tenía la más pálida idea de lo que la mujer deseaba dejar dicho. Se sintió muy nervioso. Llegó a pensar que estaba enfermando, y lo que recibió como respuesta no lo tranquilizó.

Anne cepilló el lacio cabello que caía sobre sus hombros con gracia.
"Creo que deberías pedirle a Liam que te lleve al médico" y el drama se desató.

Zayn se puso de pie tan velozmente que terminó arrojando todo el contenido del tazón azul al piso de caoba "¡¿Por qué?!" volvió al sofá, temblando por los nervios "¿Anne, me voy a morir? ¡No me quiero morir, soy demasiado joven! Necesito hacer demasiado aún, yo-"

"No, no, no, primor" logró detenerlo, posando sus delicadas manos sobre los tensos hombros. Los ojos acaramelados la vieron, repletos de lágrimas "No te vas a morir-"

"Pero tú dijis-"

"Sólo..." suspiró, absteniéndose a sacar conclusiones apresuradas "Hazlo, ¿Sí? Todo está bien, simplemente quiero comprobar algo."

El omega asintió, relajándose nuevamente "D-de acuerdo" aceptó "Lo haré."

Pero la beta fue quien no pudo estar tranquila durante todo el día.

Al caer la noche, Liam llegó de una estresante jornada de trabajo, y de inmediato acurrucó al omega entre sus amplios brazos, sonriendo al ver cómo se lanzaba sobre él e iniciaba un dulce beso.

Las manos del alfa sostenían sus suaves muslos, asegurándose de mantenerlo cerca.

Era tan maravilloso tenerlo en su vida... Porque Zayn era pequeño, alegre, amaba preparar cualquier tipo de platillos cuando le daba por encerrarse en la cocina, siempre lucía hermoso y mantenía su pelo oloroso y desenredado; porque era gentil con todo el mundo y no le importaban las opiniones negativas de los demás; porque mostraba la mordida con un orgullo rebosante.

My pregnant omega [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora