3. Almas gemelas ✿

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Aquella mañana de sábado, el reloj digital plateado sobre la mesita de noche marcó las ocho en punto cuando el alfa se despertó, con la nariz hundida en el cuello de su omega y una molesta erección torturándole la entrepierna.

Soltando un profundo suspiro, inhaló profundamente, llenándose del perfume natural de su pareja; casi ciñéndose contra él en un desesperado intento por obtener un poco más de ese aroma embriagador.

Tras sentir el fuerte apretón de una mano grande alojada en su cintura, el omega fue despertado de su sueño, mostrando el ceño fruncido mientras se preguntaba qué tramaba el castaño.

"¿Alfa?" le llamó en un susurro rasposo, atrayendo la mirada profunda de esos ojos pardos directo a su rostro, mas no tardó demasiado en regresar su atención al cuello del moreno, lamiendo y besando la olorosa piel.

El aliento caliente soplando la marca plateada empujó pequeños jadeos de la garganta del omega, quien empuñó los bucles de cabello castaño cuando tuvo el robusto cuerpo inclinado sobre él y sus labios danzaron juntos en una melodía que sólo ellos conocían.

Zayn suspiraba en medio del beso, rodeando la cadera de su alfa con sus piernas mientras se friccionaba contra él de forma involuntaria.

Labios húmedos cortaron el intenso beso, presionándose en un impaciente camino hasta la marca de dientes que casi vibraba por tener algo de atención.

Sin la menor vacilación, cubrió la hilera plateada que relucía de una manera impresionante en la clavícula del omega, enterrando sus colmillos profundamente bajo el doloroso grito de su pareja; el moreno sintió su mirada nublada por un segundo y de pronto sus mejillas se habían humedecido.

Pero, como todo un masoquista, siguió aferrándose por más; el lubricante natural empapó su entrada maliciosamente y Liam - ¡Demonios!-, él no dejaba de presionar sus colmillos allí, y en lugar de alejarse sólo le exigía que mordiera más fuerte.

Cuando el alfa finalmente se alejó de la mordida, gotas de sangre corrían por el lampiño pecho; gotas que lamió en su totalidad hasta limpiar cualquier rastro carmín de la piel dorada.

Zayn temblaba debido a los agudos espasmos que amenazaban enloquecerlo, soltando débiles jadeos, ya sin aliento y más necesitado que nunca.

"Te amo, arcángel" el alfa susurró con esa voz grave que siempre lograba derretir al omega, una y otra vez mientras se deslizaba entre sus piernas, enterrando sus dedos en los carnosos muslos hasta que marcas quedaron.

El pelinegro había enmudecido ante la increíble sensación de pertenecerle a Liam nuevamente; de tenerlo sobre él, amándolo y dejando lacerantes huellas por doquier, que él anhelaba conservar en su piel eternamente.

El grueso glande del alfa se encargó de estirarlo con cuidado en un lento vaivén. Siendo ayudado por el fluido pegajoso que embebía su estrecha entrada, se deslizó dentro de él, gozando cada centímetro hasta las profundidades de su cálido interior, donde fue recibido como la primera vez; apretado, íntimo, suyo...

Zayn se quedó quieto unos segundos, boqueando en busca de necesitado aire, antes de rodear el cuello de su alfa con sus delgados brazos, manteniéndolo cerca.

El alfa permanecía con los párpados cerrados mientras luchaba por mantener la calma, probando al omega con cortas embestidas que él parecía disfrutar, debido a la forma en que su espalda se arqueaba e incontables sonidos guturales escapaban de sus labios entreabiertos.

Los ojos pardos se clavaron sobre esos ambarinos y el omega creyó que perdería la cabeza. Jamás se había sentido tan conectado con nadie, tan unido a otra alma como en ese instante, cuando el alfa lo tomaba entre sus brazos y lo hacía suyo, marcándolo e incendiando cada molécula de su ser.

Liam aceleró los movimientos, meciendo sus caderas de forma experimental, sintiendo cómo los músculos del omega cedían esporádicamente entre las profundas penetraciones que el omega aceptaba sin chistar.

El alfa rugía de placer, golpeando fuerte y profundo, incapaz de no consentir a su pareja cuando las voces en su cabeza le exigían que lo hiciera.

El omega tomaba cada centímetro de su longitud, dejándose llevar por la maravillosa forma en que su alfa lograba destrozar su parte más sensible, nublándole los sentidos incomparablemente.

Lloriqueos y sollozos, sudor y jadeos, pieles colisionando como si el mañana hubiese sido borrado del calendario; tan salvajes, tan jóvenes e ignorantes, sólo pensando en brindarse lo mejor de ellos mutuamente.

El pequeño arcángel cayó exhausto sobre las almohadas con un ruidoso gemido, arrastrando al mortal consigo, quien rugió en su liberación, quedándose atado a él.

Sus rostros se mantuvieron cerca, aspirando el agitado aliento del otro, a milímetros de saborear la boca ajena, párpados cerrados, tan sólo aferrándose a la perfecta cercanía.

"Voy a anudar" anunció en un murmullo casi inentendible, a lo que el moreno asintió débilmente, recibiendo un casto beso en los labios.

Y pudieron contarse los segundos que el nudo tardó en hincharse dolorosamente, siendo toda una batalla para el omega contener la grandeza que crecía en su interior, estirándolo hasta que sus músculos no dieron más, y entonces se detuvo; la hinchazón bajó, Liam le besó la mordida y cayó a su lado izquierdo en la amplia cama.

Ambos ignoraron el pasar del tiempo, con la mirada enterrada en el techo blanco, perdidos entre los diseños mínimos del candelabro que descansaba en el medio de todo, intentando procesar lo que acababa de ocurrir.

Los gritos, la sangre, el dolor, las lágrimas, el placer, el inapagable calor de sus cuerpos juntos... Estar en celo era una cosa, pero vivirlo en carne propia, estando totalmente conscientes de sus actos, sin deseos animales de por medio, lo cambiaba todo.

"¿Por qué... El techo está dando vueltas?" murmuró el omega, negándose a arrancar la vista de allí.

Liam frunció las cejas ante la extraña pregunta del ojimiel, girando el rostro para mirarlo.
"Nada- nada está dando vueltas, cariño" replicó, ligeramente preocupado.

Zayn negó cerrando los ojos por un breve momento. Se frotó el rostro, como si al hacerlo conseguiría que los objetos se detuvieran.
"Sí, todo- todo gira" insistió, viendo la lámpara burlarse de él.

El castaño se fijó en el rostro de su pareja, y acercando la mano hacia sus mejillas, notó un preocupante detalle.
"Luces pálido" le hizo saber, presenciando cómo el morenito escapaba de su tacto y se apuraba hacia el cuarto de baño, donde, luego de seguir sus pasos, lo halló hincado ante la porcelana blanca del retrete.

"Omega" musitó, agachándose tras él. Le acarició la espalda mientras el pobre chico expulsaba el contenido de su estómago allí, hasta que su garganta ardió y terminó sollozando por razones que desconocía.

Cuando consiguió recuperarse, Liam se sentó en la alfombra del baño, y con una toalla de algodón húmeda, refrescó el rostro del moreno, envolviéndolo en sus brazos al terminar la tarea.

Zayn cerró los ojos con la mejilla apoyada sobre el ancho hombro, relajándose en los masajes de largos dedos en su espalda y la seguridad que sólo su alfa podría otorgarle.

"Tenemos que ir al hospital" las palabras del hombre despertaron disgusto en el moreno, que rompió la agradable cercanía para mirarlo a la cara.

"No" se opuso rotundamente "Estoy bien, alfa, s-sólo-"

"¿Sólo qué?" ante la interrupción del mayor, Zayn agachó la cabeza vergonzosamente, ocultándose tras los bucles negros que colgaban sueltos en el aire.

"No me gustan los hospitales" le recordó en voz baja. Liam largó un suspiro, acunando el rostro de su pareja entre sus grandes manos para mirarlo fijamente.

"A mí no me gusta la lechuga y tú me obligas a comerla" le respondió en un tono dulce, recibiendo un ceño fruncido de vuelta.

"Pero sólo funciona contigo" refutó con fingido disgusto, ganándose una mueca de cejas alzadas por parte del ojicafé "Digo... Te obligo porque te amo" se corrigió adorablemente poco después, sacándole una risilla al mayor.

"Omega, quieras o no, iremos" aseguró, presionando sus labios juntos en un corto beso antes de ponerse de pie, dejando a la pequeña criatura con las palabras en la boca.

My pregnant omega [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora