21. Seguir sin él ✿

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A media tarde, un segundo milagro se manifestó en aquella sala de espera, cuando una beta de ojos cálidos y voz suave llegó hasta el lugar donde se encontraba sentado, comiéndose la cabeza e incapaz de rogar por recibir la mínima actualización acerca del estado de su omega. 

Ella le dio una breve revisión a la tablilla que sostenía en su mano derecha, antes de mirarlo fijamente y comenzar a hablar. 

Liam se tensó de pies a cabeza. Los nervios lo invadieron, superando a cualquiera de las otras veces en las que sintió su corazón a punto de reventar, en las que su estómago se comprimió hasta privarle el oxígeno a sus pulmones, en las que el dolor se le clavó en lo más profundo de su ser al igual que una torturadora estaca. 

"Los embarazos múltiples tienden a complicarse, en especial durante las últimas semanas. Zayn es un omega joven y no estaba en la mejor condición física para cargar con dos cachorros" mientras parloteaba, el alfa se perdió en sus propios pensamientos, que le bombardeaban la cabeza con la exclusiva intención de enloquecerlo. 

"¿Él va a mejorar?" cuestionó, interrumpiéndola sin reparar en ello. 

La beta pensó solo un par de segundos en responder, pero para Liam fueron demasiados. 

"Sus signos vitales son débiles" le hizo saber "se encuentra en un estado muy delicado" la preocupación lo arañó con crueldad, repitiéndole que todo había sido su culpa por no cuidar bien de su omega, que de haberlo resguardado a tiempo, su vida no estaría tendiendo de un hilo en aquellos momentos "Sería bueno que subieras a verlo" la doctora prosiguió "Habla con él, hazle saber que estás ahí, a pesar de que no sea capaz de responderte. Le hará bien." 

Luego de ese sincero consejo, ella se despidió brevemente, desapareciendo por el otro lado del pasillo con notable apuro, y dejándolo con un terrible vacío en el pecho. 

Se aterró. 

Tuvo miedo de ver a su alma gemela, laxo sobre una pálida camilla, con las manos frías y el rostro descolorido, falto de vida, ausente… 

Lo necesitaba completamente. 

Necesitaba su sonrisa brillante, su mirada encantadora, su risa cantarina, su voz angelical, sus besos, sus abrazos, sus caricias; extrañaba la forma en la que se acurrucaba sobre su pecho justo antes de dormir, los gestos inocentes, las conversaciones interminables. 

Estaba enloqueciendo por tomar un solo respiro de su aroma almibarado, que le transmitía paz y lo hacía sentir como si ya lo tuviera todo. 

Como si no se hubiera pasado la vida viéndose a sí mismo completamente miserable, cargando un hueco que se lo comía por dentro poco a poco… uno que ni las omegas, ni el alcohol, ni las adicciones pudieron llenar, solo él… solo su pequeño ángel que había descendido de los cielos para brindarle sentido a su pútrido mundo. 

La primera vez que lo vio en aquel casino, con la mirada empañada mientras un bastardo le tironeaba del brazo y lo ofrecía por unos cuantos billetes, fue la única ocasión en la que su naturaleza se manifestó de una manera tan avasalladora, rasguñándolo por dentro, mordisqueándole la consciencia, exigiéndole que protegiera. 

No le importó nada, terminó llevándolo consigo y lo trató como a una auténtica rosa, una que habían marchitado a través de los años. Curó sus heridas, le brindó seguridad, lo cubrió de lujos y le entregó su mismísimo corazón en una bandeja de plata, tan destrozado, tan dañado… pero a él no le costó más que una mirada de esos ojos llenos de luz para reparar ese corazón deshecho… para conseguir que un alfa sin escrúpulos terminara cayendo a sus pies y convirtiéndolo en el centro de su universo. 

My pregnant omega [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora