4. Arcángel ✿

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A Zayn no le gustaban los hospitales; eran fríos, ruidosos y aburridos, siempre llenos de gente preocupada o enfermeros apurados que corrían por doquier con feas camillas que sólo gritaban malas noticias.

A pesar de su desprecio, su alfa consiguió llevarlo hasta el centro médico más cercano, sin cabida a rechistes o pucheros, y en cuestión de minutos yacía sentado en una mesa de chequeo en espera del doctor, de brazos cruzados como todo un cachorro.

La mirada de diversión que le dedicaba su alfa tampoco servía de ayuda.

Cuando el moreno se encontraba demasiado entretenido admirando la vasta distancia entre sus pies y el impecable suelo blanco, un blondo de ojos claros, bastante robusto para ser un simple beta, abrió la cortina que le brindaba privacidad a la reducida área con un simple tirón, atrayendo la completa atención de alfa y omega.

Su rostro era bastante atractivo; de rasgos varoniles y cálida mirada zafiro que permanecía en un imperturbable estado crítico; trabajados músculos que se marcaban bajo su bata blanca; labios gruesos y rojos; su altura superaba la del beta ordinario, algo peculiar de presenciar.

Zayn se asombró al ver que era casi tan alto como su alfa, quien por alguna extraña razón había cambiado su sonrisa burlona por una mueca seria, acompañada de una repentina tensión que pudo sentir a través del lazo.

El rubio estudió brevemente a la pareja antes de extender su mano hacia el alfa, quien se tragó un gruñido antes de ceder a darle un apretón.
"Garrett Johnson" se presentó cordialmente, mirando al castaño a los ojos.

"Liam Payne" le masculló, liberando el apretón de inmediato y bajando su otra mano hacia el muslo derecho del omega, donde dejó un firme apretujón que tuvo al omega mirándolo de forma extraña "Él es mi omega" y por supuesto que el moreno notó la exagerada acentuación en sus palabras, entrelazando la mano que lo sujetaba casi dolorosamente con la suya de menor tamaño.

Los ojos azules se posaron sobre el pelinegro, que sonrió con el único motivo de mantener la decencia.
"Soy Zayn" el alfa reforzó el agarre en su mano, como si intentara recalcar que le pertenecía.

El médico se aclaró la garganta al comprender la situación, optando por concluir con los preámbulos innecesarios.
"¿Qué te trajo aquí, Zayn?" le preguntó, y antes de que el muchacho pudiera abrir la boca, su alfa se le adelantó.

"Su aroma es distinto, y esta mañana vomitó una vez."

El ojiazul asintió, dirigiéndose a un armario que descansaba en la otra esquina del lugar. Sacó un estetoscopio del primer cajón y le pidió al omega que bajara la bragueta de su abrigo.

Ante aquella petición, el alfa no pudo contenerse y gruñó, haciendo que el beta retrocediera.

Zayn miró a su alfa, acusándolo por su comportamiento. Entonces el doctor le aclaró:
"Alfa Payne, creo que necesita saber que soy un profesional de privilegio; me tomo mi trabajo en serio, pero es imposible que atienda a su omega si no me permite acercarme a él."

Al comprender que su actitud dominante estaba ascendiendo más allá de los cielos, el castaño suspiró, cediendo a la idea de que su omega fuera tocado por alguien más.

Zayn se abrió la sudadera, revelando su torso desnudo y la nada desapercibida marca plateada ante el beta, que ni siquiera se inmutó ante la piel expuesta y se dispuso a estudiar los latidos del omega.

La gélida campana del estetoscopio fue presionada contra el lado izquierdo de su pecho, haciéndolo estremecerse ligeramente. Transcurrieron unos largos segundos mientras el médico buscaba el lugar indicado y finalmente se detenía -con las olivas en sus oídos- a escuchar su corazón con suma concentración.

"Mm, todo parece en orden" notificó, alejándose del muchacho, que se acomodó la ropa en cuanto tuvo la oportunidad "Hay posibilidades de que sólo sean los indicios de un resfriado, pero me gustaría asegurarme de ello tomándote una prueba en el laboratorio."

Zayn le regaló un asentimiento y el rubio se dispuso a buscar los artículos necesarios para extraerle sangre. Sin esperar indicaciones, el omega recogió la manga de su suéter hacia arriba, no reaccionando en lo más mínimo al pinchazo de la aguja, o la desagradable sensación al extraerla.

El doctor Johnson le colocó la tapa a la jeringa y presionó una gasa empapada de desinfectante sobre la herida, retirándose del lugar luego de comunicarles que los resultados serían enviados al correo electrónico del alfa en las próximas cuarenta y ocho horas.

A las diez en punto, el Mercedes-benz de Liam había sido estacionado frente a un bonito local, reconocido en la ciudad por su amplia variedad de desayunos y buen servicio.

Quince minutos después, alfa y omega estaban acomodados en un cubículo; frente a ellos, una gran mesa con sus pedidos que empezaron a devorar en silencio.

Zayn, en un intento por animar al castaño a su derecha, pinchó una uva de su plato, alzándola a la vista de él.
"¿Quieres uva?" preguntó tiernamente, recibiendo una tosca negación del alfa, que ni siquiera se molestó en posar los ojos sobre él, demasiado concentrado en terminar el gran vaso de té frío que había pedido para desayunar.

El moreno borró la sonrisa de sus labios, pinchando las frutas picadas desanimadamente.
Cuando se hartó del malhumor de su alfa, soltó su tenedor, bajando la bragueta de su abrigo hasta descubrir sus clavículas completamente, y sin previo aviso, sujetó la mano libre del castaño, llevándola directo hacia la mordida plateada.

Los ojos del alfa cayeron sobre él de inmediato, tornándose cálidos nuevamente con tan sólo palpar la íntima marca de su omega.

"Soy tuyo, Liam" musitó, aún sujetando la muñeca ajena para mantener los dedos largos posados en su piel "Eres mi alfa; el único que he amado; por Dios, tengo tus colmillos en mi clavícula, no hay razón para desconfiar de cualquier persona que se me acerque, o tratarme como un trozo de carne cuando estamos en público..." negó suavemente, entrecerrando los ojos "No quiero a nadie más, pero no soporto que te desquites conmigo cada vez que te sientas amenazado."

El pecho del alfa se ablandó al ver lo que había provocado. Sintiendo una inquietante culpa en sus entrañas, abrazó apretadamente a su omega, arrepintiéndose de su comportamiento.
"Perdóname, arcángel" le susurró con sinceridad, acariciando el pelo negro en un cariñoso gesto "Prometo que no se repetirá."

El omega tomó de ese perfume almizclado, acurrucándose en el cuello amplio durante un largo rato...

Con el olor de su alfa cubriéndolo, junto a los relajantes masajes en su pelo y sus corazones latiendo al mismo ritmo, juró que podría faltarle cualquier cosa, excepto eso.

Breve aclaración

En esta fic, (por normas sociales) cuando una persona de cualquier casta se presenta ante una pareja -enlazada o no-, primero debe estrechar su mano con la del alfa y luego, si él le otorga el permiso, con la del omega.

My pregnant omega [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora